El cuerpo humano requiere diversos nutrientes para su adecuado funcionamiento, y las vitaminas desempeñan un papel fundamental en este proceso.
Una alimentación equilibrada contribuye a evitar problemas como el deterioro cognitivo. Dentro de los órganos más relevantes del organismo, el cerebro ocupa un lugar destacado, y ciertos compuestos pueden favorecer su buen estado.
Las tres vitaminas esenciales para el cerebro
Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, explicó en una entrevista con la BBC que la vitamina B es clave para preservar la salud cerebral y mantener la memoria en óptimas condiciones. Este grupo de nutrientes se compone de varias variantes, cada una con una función específica.
Según la especialista, existen ocho tipos de vitamina B, y tres de ellas resultan esenciales para el funcionamiento del cerebro. La vitamina B1, conocida como tiamina, participa en funciones celulares básicas y en el metabolismo de diversos compuestos para la obtención de energía. De acuerdo con Naidoo, una deficiencia de tiamina puede afectar la función cognitiva.
Por otro lado, la vitamina B12 es importante para la producción de glóbulos rojos y la formación del ADN. Además, interviene en el sistema nervioso y en el desarrollo del cerebro. Finalmente, la vitamina B9 colabora en la regulación de los neurotransmisores, en la formación del ADN y en la eliminación de sustancias tóxicas del organismo. Su presencia en la alimentación puede favorecer la salud emocional.
Las vitaminas B1, B12 y B9 son esenciales para la energía.
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Fuentes de vitamina B en la alimentación
Naidoo indicó que este grupo de nutrientes está presente en diversos alimentos. Se encuentra en legumbres como lentejas y frijoles, así como en vegetales de hoja verde, entre ellos el brócoli, la espinaca y la acelga. También puede obtenerse a través del yogur, el huevo y ciertos tipos de pescado, como el salmón. Las semillas de girasol son otra fuente rica en vitamina B.
Incluir estos alimentos en la dieta diaria puede contribuir a mantener un cerebro saludable y reducir el riesgo de deterioro cognitivo con el paso del tiempo.
La deficiencia de B1, B12 o B9 puede causar fatiga, problemas cognitivos y alteraciones.
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¿Cómo me doy cuenta de que me hacen falta vitaminas?
Mantener un equilibrio adecuado de vitaminas y minerales es fundamental para la salud, especialmente en personas mayores, ya que una deficiencia de estos nutrientes puede derivar en problemas físicos.
De acuerdo con expertos de AARP, cuando el cuerpo no recibe la cantidad suficiente de estas sustancias, pueden manifestarse signos como fatiga y molestias musculares.
Señales de deficiencia de vitaminas
Especialistas en salud indican que la única forma precisa de detectar una carencia nutricional es mediante una evaluación médica, que puede incluir un análisis de sangre para determinar los niveles de vitaminas y minerales en el organismo. Sin embargo, existen ciertos síntomas que podrían advertir una deficiencia y, en caso de presentarlos, se recomienda acudir a un profesional de la salud.
Cansancio, dolor óseo y debilidad muscular
Sentirse agotado con frecuencia, experimentar dolor en los huesos o notar los músculos debilitados pueden ser indicios de una deficiencia de vitamina D. Este nutriente cumple una función clave en la salud ósea y el sistema nervioso. Las personas mayores suelen estar en mayor riesgo de presentar niveles bajos de esta vitamina.
Fatiga, debilidad y piel pálida:
Si hay una sensación persistente de agotamiento, pérdida de fuerza y cambios en el tono de la piel, podría tratarse de un nivel insuficiente de vitamina B12. Este nutriente es necesario para el buen funcionamiento del sistema nervioso y la producción de células sanguíneas. Como el cuerpo no la genera de manera natural, es necesario obtenerla a través de la alimentación. Otros síntomas pueden incluir pérdida de peso, reducción del apetito, sensación de hormigueo en manos y pies, confusión y dificultades de memoria.
Síntomas como piel pálida y calambres pueden indicar deficiencias nutricionales.
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Hipertensión y cálculos renales
La presencia de presión arterial elevada o cálculos renales podría estar relacionada con una deficiencia de potasio. Este mineral es fundamental para el funcionamiento de los músculos, el sistema nervioso y el corazón. Cuando los niveles de potasio son extremadamente bajos, pueden generar complicaciones severas, como parálisis.
Dificultades respiratorias, fatiga y extremidades frías
Sentir cansancio constante, palpitaciones aceleradas, problemas de concentración y dificultades para regular la temperatura corporal pueden ser señales de anemia por deficiencia de hierro. Esta condición se presenta cuando la sangre no cuenta con suficiente hierro para producir hemoglobina. Otros síntomas pueden incluir palidez, inflamación en la lengua y uñas con forma irregular.
Calambres, piel seca y uñas frágiles
Espasmos musculares, resequedad en la piel y uñas quebradizas pueden indicar bajos niveles de calcio. En casos severos, esto podría derivar en convulsiones, alteraciones en el ritmo cardíaco e insuficiencia cardíaca congestiva. El calcio es fundamental para la función nerviosa, la movilidad muscular, la coagulación sanguínea y el mantenimiento del corazón.
Ante cualquiera de estos síntomas, es recomendable buscar atención médica para determinar si existe una deficiencia de vitaminas y qué ajustes en la alimentación o suplementos podrían ser necesarios.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de FubtolRed, y contó con la revisión de un periodista y un editor.