Cuál es la ciudad más barata y la más cara para arrendar un apartamento en Europa

Para quienes evalúan mudarse a Europa, es clave conocer cuáles ciudades resultan más accesibles en términos de alquiler. 

Una encuesta reciente de Statista muestra un panorama claro sobre el costo medio de los arrendamientos en algunas de las principales urbes europeas para 2024. 

En el extremo superior de la lista, Ámsterdam se sitúa como la ciudad más cara, mientras que Budapest ofrece opciones más económicas. El estudio se basa en el análisis de los precios de alquiler mensual de apartamentos amueblados de un dormitorio, centrado en el primer trimestre del año

Según el informe, Ámsterdam presenta un costo de alquiler que alcanza los 2,275 euros, (aproximadamente más de 10 millones de pesos colombianos), la cifra más elevada entre las ciudades evaluadas.

Le siguen Roma, con un promedio de 2,000 euros, y París, donde el alquiler ronda los 1,862 euros, (entre los 8 y 9 millones de pesos colombianos). En el otro extremo, Budapest se posiciona como la opción más asequible con un valor promedio de 934 euros (al día de hoy unos $ 4'443,224 pesos colombianos), seguida de cerca por Atenas. 

El análisis abarcó una muestra considerable, evaluando más de 23,000 propiedades en 28 ciudades europeas. Esta extensa recopilación de datos permite entender mejor los factores que están detrás de estas marcadas diferencias de precio. La investigación apunta a la alta demanda y la oferta limitada como causas fundamentales de los elevados costos en determinadas ciudades.

“La concentración de profesionales bien remunerados en ubicaciones céntricas y privilegiadas, combinada con la baja disponibilidad de espacio, los elevados costos del terreno y de la construcción, contribuyen al continuo aumento de los precios de alquiler”, según explicó el sitio web en su informe.

Listado de los alquileres mensuales en 28 ciudades europeas

O Globo (Brasil) / GDA. 

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.