COP16: mujeres afrocolombianas que hacen resistencia en el Pacífico, defendiendo la biodiversidad y a los jóvenes

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Suenan los tambores al ritmo del vaivén del mar. Las olas golpean la bahía de Buenaventura y las cantoras con sonidos de marimba se combinan con las palabras de la maestra Aura Dalia Caicedo. 

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"Somos un resto que sobrevive", dice la lideresa y activista por las mujeres y por las comunidades, entre ellos, jóvenes en una Buenaventura que a diario se levanta con deseos de superar una pobreza enquistada con el paso de los años y una violencia, afuera y adentro de los hogares. Pero afuera, han sido las balas de grupos armados, entre paramilitares, guerrilla y ahora disidentes, que han amedrentado al pueblo de los más de 400.000 bonaverenses. 

En el casco urbano, las bandas 'Shottas' y 'Espartanos' de la que era una sola, 'La local', mantienen una tregua a la que le quedan pocos días. Noviembre fue el plazo para seguir en la mesa de una paz total que pretende el Gobierno Nacional, en un camino que se enderezó hace un año, pues la iniciativa de cesar los enfrentamientos entre ambos grupos ilegales se había gestado desde hace dos años. 

No obstante, como lo dice la maestra Caicedo, directora de la fundación Ambulua, en Buenaventura, no todo está perdido. Se habla de un resto, hay un puñado de jóvenes adolescentes están fuera, con los cuales se puede hacer camino". Indica que con ellos hay esperanza y también, resistencia pacífica: "Para que sigamos en la juntanza, para fortalecer esa determinación y mirar la manera de avanzar y construir en el territorio". 

La maestra Caicedo piensa que estos jóvenes, "ellos se convierten en ese fermento donde es posible acrecentar poco a poco esa buena vibra lo que ha sido el pueblo negro (...) nos movemos en medio de ese abanico" y asegura que la cultura con espiritualidad y amor son las herramientas para lograr que muchachos eviten ese camino de caer en alguna banda o grupo armado. 

La maestra, como defensora de sus comunidades ha convocado a la sociedad colombiana en foros a lo largo de los años a reconocer ese aporte cultural para lograr transformaciones profundas, una sanación de las condiciones de la población afrodescendiente, entre la pobreza y el conflicto, un conflicto en el que se suman la minería ilegal.

“¿Por dónde empezar cuando se mira a Buenaventura, Tumaco, Chocó o Guapi? Es fácil caer en la desesperanza”, dice la maestra Caicedo. 

Considera que la lucha libertaria del cimarronaje y el palenque fueron posibles gracias a la fuerza potente del aché, que es la espiritualidad que tiene que ver con el respeto a la madre naturaleza. 

La maestra explica que con tambores se han hecho actividades con las comunidades, como el 'Pregón por la paz', que se cumplió en agosto de este 2024, en el hotel Estación de Buenaventura, así como veladas culturales, dirigidas a adolescentes y jóvenes de instituciones educativas. 

Como la maestra Caicedo, la maestra Waldis Trudis Hurtado trabaja por sus comunidades y también lo hace en Buenaventura, con talleres para mujeres y jóvenes en programas, por ejemplo, dirigidos a mujeres del área rural. Cuenta que debido a las difíciles condiciones en sus entornos, estos talleres se realizan en el casco urbano de la ciudad puerto vallecaucana, pero las participantes no pueden regresar tarde en la noche por la misma situación de orden público. Asimismo, señala que el año pasado, por ejemplo, se impulsó la iniciativa 'Jóvenes de paz' con 100 muchachos, con esa misma consigna, buscar que se empoderen en aras de un proyecto de vida.

Rechazo a la minería ilegal 

La fundación Ambulua fue, además, la organizadora de un conversatorio en la COP16 sobre el papel de las mujeres afrocolombianas en la lucha por la biodiversidad. Como miembro de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas Afrocaribeñas y de la Diáspora, la maestra Caicedo invitó a otras lideresas, como Heidy Estupiñán, enlace Pacífico de esta misma red o RMAAD.  Esta última activista es una poetisa que con sus letras ha mostrado cómo ha sido esa consigna de defender el ambiente, recalcando que uno de los flagelos es la minería ilegal.

Se podrán llevar el oro,

las perlas y los diamantes

pero jamás podrán llevarse el río,

aunque lo ensucien y lo manchen,

no se podrán llevar los bosques

aunque los quemen y los talen

porque la naturaleza es la vida misma;

somos de ella, nacimos de ella

y volveremos a ella,

no nos pertenece;

convivimos con ella.

"Comiendo agradeciendo a Dios padre y madre, a los ancestros y ancestras por permitirnos estar aquí hoy, quiero resaltar el trabajo tan valioso de la red de mujeres Afrolatinoamericanas afrocaribeñas y de la diáspora a las coordinadora General Paola Yañez, las coordinadoras de la región Andina, Sonia Viveros y Audes Jimenez y la organización Ambulua en cabeza de Aura Dalia Caicedo", dice la lideresa Estupiñán.

"Hablar del crisis climática, no es posible sin nosotras las mujeres afrodescendientes. No es posible debatir sobre crisis climática, y desigualdades étnicas y racionales a espaldas del pueblo que recibe los impactos colaterales de todos estos fenómenos que son ocasionados y generados por la inconciencia humana, a lo que el señor presidente se refería en su discurso de apertura de la Cop16, a esa codicia, justamente esto nos llevan a las guerras, a los grandes conflictos sin resolverse, a la destrucción de la vida a la destrucción del planeta", añade la defensora de mujeres.

"Hoy muchos de los territorio donde estaba sembrado el ombligo de muchas de las personas que estamos aquí, ha sido convertido en una tierra infértil que las próximas generaciones no podrán cultivar, territorios que están desdibujados, hoy las practicas extractivistas dejan como consecuencia el desarraigo, la deshumanización de un pueblo que algún día caminó por las pampas de sus veredas, estas pampas que narraban las historias de los antepasados, estas mismas pampas que conservaban la memoria de los ancestros y su paso, hoy se ofrece en estas tierras un falsa ilusión de un desarrollo que no existe, una concepción de prosperidad que jamás llegará, pero que prolonga las violencias y nos condena a la pobreza", agrega.

"La extracción indiscriminada e irracional de todos los minerales, amenaza la Vida de todas las especies incluyendo la vida humana. Detrás de todo esto viene la violencia, los desplazamientos forzados, detrás de todo esto vienen los problemas de salud física y mental, empobrecimiento de las mujeres, vienen un atentando contra el proyecto de vida digna de las mujeres y sus familias", dice, además. 

"Hoy las mujeres enfrentan no solo los desafíos por la falta de servicios de salud de calidad, si no también por las patologías respiratorias, de la piel, infecciones en los órganos reproductivos relacionadas con la contaminación de las aguas producto de las practicas extractivas", sostiene la lideresa Estupiñán. 

"Es necesario la transformación de los modelos de producción y las prácticas propias y ancestrales históricamente conservadas por las mujeres en los territorios Instamos a las autoridades que se hagan las investigaciones pertinentes, porque debemos garantizarles a las mujeres afrodescendientes respuestas y  soluciones razonales, instamos a la autoridades a atender casos en el que se presenten  situaciones de violaciones de los derechos humanos de las mujeres en sus territorios por defender la naturaleza y defender la vida. Hay una deuda con las mujeres que defienden el territorio".

CAROLINA BOHÓRQUEZ

Corresponsal de EL TIEMPO

Cali

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