El narcotráfico sigue siendo una de las principales amenazas para la Amazonía peruana. Una investigación de Mongabay Latam y Earth Genome desarrolló herramientas de monitoreo con inteligencia artificial (IA) y logró identificar al menos 45 pistas clandestinas en la región Ucayali destinadas al despegue de avionetas cargadas de droga.
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Este problema no solo genera graves impactos ambientales, como la deforestación, sino que también pone en riesgo la seguridad de las comunidades indígenas, quienes enfrentan amenazas, violencia y desplazamiento.
En el distrito de Tahuanía, provincia de Atalaya, un recorrido guiado por un lugareño, identificado como "Sixto" para proteger su anonimato, permitió observar una de estas pistas clandestinas.
Abandonada inicialmente durante la pandemia, la pista está siendo nuevamente habilitada por grupos asociados al narcotráfico.
Según las autoridades, estas áreas son acondicionadas de manera rápida para garantizar el transporte de cargamentos de droga, que suelen incluir entre 300 y 350 kilos de clorhidrato de cocaína por vuelo. Las avionetas Cessna, en su mayoría de bandera boliviana, tienen como destinos principales el norte de Bolivia y Brasil.
Al día pueden salir hasta cuatros vuelos. A veces mientras en una avioneta van cargando la droga otra va despegando
“Al día pueden salir hasta cuatros vuelos. A veces mientras en una avioneta van cargando la droga otra va despegando. Cada operación debe tardar cinco minutos, como máximo. Así, una misma organización puede sacar diariamente hasta 1.200 kilos de cocaína”, explica uno de los entrevistados en la investigación de Mongabay Latam y Earth Genome.
El impacto del narcotráfico sobre las comunidades indígenas es alarmante. Según datos de Mongabay Latam, de las 31 pistas clandestinas identificadas en Atalaya, 26 afectan directamente a territorios indígenas.
Estas comunidades, conformadas por los pueblos asháninka, ashéninka, yine y shipibo, enfrentan un aumento de delitos como extorsión, sicariato y amenazas. La Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU) reporta que, desde 2013, al menos 35 líderes indígenas han sido asesinados en Perú, de los cuales 10 casos ocurrieron en Ucayali.
Herlin Odicio, vicepresidente de ORAU, destacó que la lucha de las comunidades contra el narcotráfico las ha convertido en blanco de represalias. Un caso emblemático es el de Mariano Isacama Feliciano, líder de la comunidad nativa Puerto Azul, quien fue encontrado muerto tras una serie de amenazas vinculadas a su resistencia contra el cultivo de coca y la destrucción de pozas de maceración.
La relación entre el narcotráfico y la deforestación en Ucayali también es evidente. Según la Gerencia Regional Forestal y de Fauna Silvestre de Ucayali, el 45 % del desbosque anual está relacionado con esta actividad ilícita.
En 2023, la región perdió 27.340 hectáreas de bosque, mientras que en los dos primeros meses de 2024 se registraron 673 hectáreas adicionales, muchas de ellas dentro de comunidades nativas.
Las pistas clandestinas detectadas por Earth Genome y Mongabay Latam no solo son visibles en imágenes satelitales, sino que también han sido verificadas con información de la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional del Perú y otras entidades locales.
Este cruce de datos ha permitido confirmar la existencia de al menos 18 pistas dentro de territorios indígenas y 19 más en sus alrededores.
El narcotráfico en la Amazonía peruana continúa siendo un problema complejo que afecta no solo al medio ambiente, sino también a la seguridad y la vida de las comunidades indígenas.
Las herramientas tecnológicas como la IA y el monitoreo satelital ofrecen nuevas posibilidades para detectar y combatir estas actividades ilegales.
Las investigaciones de Mongabay Latam y Earth Genome subrayan la urgente necesidad de abordar este problema desde múltiples frentes para preservar la Amazonía y proteger a sus habitantes.