Con fusiles se libra la guerra en las calles de Santa Marta: una anciana muerta y dos heridos deja ataque sicarial

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La madrugada de este sábado 3 de agosto se convirtió en una escena de terror en el barrio San José del Pando, al sur de Santa Marta. Una ráfaga de disparos despertó a los vecinos alrededor de las 4:30 de la mañana, cuando un grupo de sicarios armados con fusiles irrumpió en una vivienda buscando a un hombre conocido con el alias de ‘el Mono’.

En medio del ataque, fue asesinada a tiros una mujer de 92 años identificada como Inés Mercedes Manga Rodríguez. La víctima dormía junto a su familia cuando los agresores abrieron fuego indiscriminadamente al no encontrar al sujeto que perseguían.

El atentado también dejó heridos a su nieta, María Claudia Ulloa Correa, y a su bisnieto de 10 años, Jeferson, quienes fueron trasladados de urgencia a un centro médico, donde permanecen bajo observación.

Fuego cruzado en la madrugada

Según testigos del hecho, se escucharon al menos veinte detonaciones, seguidas por el ruido de varias motocicletas que se alejaban rápidamente del lugar. Minutos después, los vecinos salieron de sus casas y encontraron la tragedia: la anciana había muerto en su cama, alcanzada por los proyectiles, mientras que su nieta y el menor luchaban por sobrevivir.

Los criminales habrían enviado un mensaje directo al ‘Mono’ Ulloa Manga, un hombre que al parecer tiene vínculos con estructuras delictivas en la ciudad y que ha sido objetivo de otros ataques en el pasado.

El 21 de diciembre de 2023, sus hijos Carlos e Iván Herrera fueron asesinados en circunstancias similares afuera de la vivienda. Ahora, la violencia vuelve a golpear a su familia con el asesinato de su madre y una hija.

La violencia no da tregua

Este ataque se suma a una cadena de homicidios que se ha desatado esta semana en los barrios del sur de Santa Marta. El miércoles 31 de julio, un hombre identificado como Lewis Meriño Gutiérrez fue asesinado cerca de la iglesia del barrio María Eugenia. En este atentado resultó herida una mujer inocente por una bala perdida. Al día siguiente, Cizer Mejía Paz fue ultimado en el sector de El Pando.

El viernes 2 de agosto, otro hombre, Omar Alarcón, fue asesinado también en María Eugenia. Esa misma noche, cinco jóvenes que conversaban en una esquina fueron atacados por sicarios en moto, dejando dos heridos más. Todos estos hechos han sido atribuidos a la disputa entre bandas criminales por el control de zonas estratégicas para el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas.

Presencia militar en la zona

Frente a la gravedad de los hechos, el alcalde Carlos Pinedo Cuello ordenó reforzar la presencia de la fuerza pública en los barrios del sur. Tropas del Ejército y unidades de la Policía Metropolitana fueron desplegadas en puntos estratégicos de la ciudad para contener la escalada de violencia.

“No permitiremos que los delincuentes sigan sembrando el terror. Las instituciones están actuando y no descansaremos hasta recuperar la tranquilidad en estos sectores”, señaló el mandatario.

Sin embargo, los habitantes del sector se sienten atrapados entre las balas. Muchos de ellos temen hablar y piden garantías de seguridad. “Aquí los que sufrimos somos los inocentes. Ya ni dormir tranquilos podemos”, dijo un residente del barrio El Pando.

Una vida arrebatada por la criminalidad

La muerte de doña Inés ha generado una profunda conmoción en la comunidad. Era reconocida por su alegría, vitalidad y carisma. A pesar de su avanzada edad, era una mujer activa y muy querida por sus vecinos. No era la primera vez que la tragedia tocaba su vida: en el año 1996, durante el Día de las Madres, tres de sus hijas fueron asesinadas en el municipio de Ciénaga donde era oriunda.

Su historia evidencia el impacto de la violencia desatada en Santa Marta que no distingue edades ni inocencia. Hoy, su nombre se suma a la lista de víctimas de una guerra urbana que tiene en el medio a los ciudadanos de bien.

Las autoridades continúan con las investigaciones, pero los samarios claman por acciones urgentes y efectivas que les devuelvan la tranquilidad.