Las redes sociales, los influencers digitales y las compras con un solo clic han hecho más sencillo adquirir bienes de manera rápida y sin pensar demasiado. En este contexto, muchas personas han gastado más de lo planeado en algún momento, motivadas por estas nuevas dinámicas de consumo.
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Sin embargo, no todos los casos de compras impulsivas son aislados. En ciertos escenarios, pueden ser una manifestación de un problema más profundo conocido como consumismo. Este fenómeno implica el consumo excesivo, ya sea de bienes o servicios, muchas veces sin necesidad real. Además, está ligado a emociones como la búsqueda de pertenencia, la culpa y la frustración.
Identificar el consumismo: señales clave
Ana Leoni, educadora financiera y directora ejecutiva de Planejar, explica que el consumismo no solo implica gastar en exceso. Según ella, hay dos factores principales que ayudan a identificar este comportamiento:
- Exagerar en el consumo está relacionado con un estilo de vida que la persona desea alcanzar o aparentar.
- Después de la compra, las emociones predominantes suelen ser negativas, como culpa o frustración.
Leoni señala que el consumismo ha aumentado debido al impacto de las redes sociales, donde los influencers y los usuarios comparten versiones editadas de sus vidas que aparentan ser perfectas.
“Cuando miramos una foto muy editada, muy bonita en las redes sociales, en la que la persona está allí en ese lugar paradisíaco, bebiendo champán carísimo, vistiendo ropa de último diseño... al intentar replicar esa imagen, consumiendo esa cosa al viajar a ese lugar, la persona busca sentir lo que esa foto expresa, esa libertad, esa satisfacción, ese deleite de estar en ese ambiente”, explica.
Para Leoni, el consumismo refleja carencias emocionales más profundas: "Todo exceso esconde alguna carencia". Esta conducta puede estar vinculada con el deseo de aceptación social o con necesidades no satisfechas en la infancia.
La influencia de las compras en línea
El acceso a las compras se ha simplificado enormemente con las plataformas digitales. Según Leoni, “antes la gente necesitaba viajar para comprar cualquier cosa, hoy todo está a un clic y con muchos detonantes para hacerte comprar”. Esto facilita decisiones de consumo poco reflexivas, incrementando el riesgo de caer en hábitos perjudiciales.
Además, el consumismo genera frustración cuando las expectativas creadas por las compras no se cumplen. “Cuando una persona logra comprar todo (lo que quería para alcanzar el ideal de la felicidad), no necesariamente sentirá por sí mismo lo que proyectó con esa foto (en las redes sociales), y luego viene la frustración muy fuerte”, comenta la experta.
Reorganizar los gastos: una solución práctica
El consumismo puede convertirse en una adicción, pero incluso en casos menos severos, es importante modificar la forma en que se gasta el dinero. Leoni recomienda un enfoque en tres pasos:
- Pagar primero las obligaciones esenciales.
- Reservar una parte para invertir, aunque sea una cantidad pequeña.
- Usar lo que queda para gastos adicionales.
"Se trata de una organización financiera más eficiente que, independientemente del presupuesto, acerca [a la persona] a la independencia financiera", menciona Leoni.
Consejos para evitar las compras impulsivas
- Planifique sus compras. Definir con antelación lo que necesita comprar y evitar adquirir productos no planificados puede ser una estrategia eficaz. Esto aplica tanto para compras cotidianas como para adquisiciones especiales.
- Sea crítico con las ofertas. Las promociones suelen estar diseñadas para parecer oportunidades únicas. Leoni sugiere preguntarse si realmente compraría el producto si este costara más caro. Si la respuesta es negativa, probablemente no sea una necesidad real.
- Cuidado con las compras extra. Ofertas como “envío gratuito por compras superiores a cierta cantidad” pueden motivar gastos innecesarios. Es importante evaluar si el ahorro compensa el gasto adicional.
- Evite el "síndrome de Papá Noel". El deseo de regalar a todos en épocas festivas puede derivar en compras impulsivas. Propuestas como organizar un “amigo secreto” son una alternativa que reduce el gasto y evita comparaciones incómodas entre los regalos.
Reestructurar la manera en que se gasta el dinero y reflexionar sobre los desencadenantes emocionales del consumo puede ayudar a evitar que las compras impulsivas deriven en problemas financieros.
BRUNA MIATO
O Globo (Brasil) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo, y contó con la revisión de un periodista y un editor.