Cinco años después: el recuerdo de la primera víctima del covid-19 en Colombia

hace 5 horas 14

Este domingo 16 de marzo, Colombia recuerda el quinto aniversario de la primera muerte por covid-19 en el país, un hecho que marcó el inicio de una de las crisis sanitarias más devastadoras de la historia reciente.

La víctima fue Arnold Ricardo, un taxista de 58 años que se ganaba la vida en las noches en Cartagena de Indias. Su muerte no solo evidenció el impacto de la pandemia, sino también las deficiencias del sistema de salud y la incertidumbre que reinaba en esos primeros días del virus en el país.

El primer caso mortal y la incertidumbre inicial

El fallecimiento de Arnold Ricardo se produjo en medio de la confusión y la falta de protocolos claros. En un principio, las autoridades sanitarias locales, encabezadas por el Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis), negaron que su muerte estuviera relacionada con el covid-19

Sin embargo, seis días después, el Instituto Nacional de Salud (INS) confirmó que el taxista, oriundo de Barranquilla, había sido la primera víctima mortal del virus en Colombia.

Covid Cartagena

El cuerpo de Arnold reposa en el cementerio de Albornoz. Foto:Prensa Alcaldía de Cartagena

El hombre, que trabajaba como taxista nocturno, comenzó a sentir los síntomas el 6 de marzo de 2020, dos días después de haber transportado a dos turistas italianos en su vehículo de transporte público. 

Según relató su hermana, Liliana Ricardo, uno de los pasajeros estornudó varias veces durante el trayecto, un detalle que solo cobraría relevancia cuando días después el conductor empezó a enfermarse.

El ‘paseo de la muerte’ de Arnold Ricardo

El viernes 6 de marzo, Arnold acudió a su EPS, Salud Total, donde fue diagnosticado con un resfriado común y enviado a casa con tres días de incapacidad. Pero su estado de salud no mejoró y, debido a la necesidad económica, se vio obligado a regresar a trabajar a las calles el 10 de marzo.

No obstante, el 11 de marzo su condición se agravó y regresó a la EPS, donde le ordenaron una radiografía de tórax. Sin embargo, el médico que lo atendió minimizó la situación: “Veo algo en los pulmones, pero no parece grave”, fueron las palabras del galeno, según recordaría su hermana en diálogo con EL TIEMPO.

Le recetaron azitromicina y lo enviaron nuevamente a casa.

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Arnold Ricardo tenía 58 años y era taxista. Foto:Tomada de redes sociales

Sin embargo, el virus ya avanzaba en su cuerpo. Al no recibir una atención adecuada, su estado se deterioró rápidamente. Finalmente, el 12 de marzo, con serias dificultades para respirar, fue remitido a la Clínica Cartagena del Mar, donde quedó internado en aislamiento.

Liliana, que hoy habita con su familia en Barranquilla, había dicho que la última vez que vio a su hermano con vida fue el 13 de marzo: “Yo salí un momento a comer y cuando volví, ya no me dejaron entrar. Lo aislaron y me informaron que estaba en cuarentena por sospecha de coronavirus”.

El estigma y la soledad tras la pérdida

Arnold Ricardo falleció el 16 de marzo de 2020 a las 6 de la mañana. Sin embargo, su hermana solo recibió la noticia hasta el mediodía. La confirmación oficial de que había muerto por covid-19 llegó cuatro días después, el 20 de marzo, cuando el INS validó los resultados de la prueba realizada post mortem.

El duelo de Liliana no solo fue doloroso por la pérdida de su hermano, sino por el estigma que enfrentó. Luego de la muerte de Arnold, fue puesta en cuarentena en su apartamento en el barrio Los Alpes, donde tuvo que lidiar con la hostilidad de algunos vecinos, quienes incluso llegaron a lanzar piedras a su vivienda, exigiendo que se marchara.

Durante meses, Liliana enfrentó la pandemia en soledad y sin empleo. Posteriormente, decidió mudarse a Barranquilla para comenzar de nuevo junto a su hijo. Sin embargo, el dolor por la forma en que murió su hermano y el trato que recibió por parte del sistema de salud y la comunidad sigue presente en su memoria.

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Así reportaron el caso de Arnold Ricardo. Foto:Tomada de X: Ministerio de Salud

Un entierro en el olvido

Arnold Ricardo fue enterrado en el cementerio de Albornoz, una zona marginal de Cartagena. Sus familiares solo pudieron visitar la tumba hasta febrero de 2021, casi un año después de la muerte.

“Él está en un cementerio en una zona peligrosa de la ciudad. Solo pudimos llegar con la Policía. Se robaron la lápida y su nombre quedó escrito en el cemento”, recordaría Liliana en una entrevista con EL TIEMPO.

El caso de Arnold Ricardo es emblemático no solo porque fue la primera muerte por covid-19 en Colombia, sino porque puso en evidencia la falta de preparación del sistema de salud en los primeros días de aquella pandemia dolorosa. 

Su historia refleja la lucha de miles de familias colombianas que perdieron a seres queridos en circunstancias similares.

Cinco años después: lecciones de una pandemia

A cinco años de aquel fatídico 16 de marzo, Colombia ha superado la crisis más aguda de la pandemia, pero las cicatrices siguen presentes.

Los primeros meses de la crisis sanitaria estuvieron marcados por la desinformación, la falta de equipos médicos, el colapso de hospitales y la incertidumbre sobre la naturaleza del virus. Con el tiempo, se implementaron estrategias para mitigar su impacto, como el confinamiento obligatorio, el uso de tapabocas y, posteriormente, la vacunación masiva.

La violencia se exacerbó en las calles y hubo enfrentamientos entre la fuerza pública y algunas comunidades.

Sin embargo, la pandemia también dejó lecciones sobre la necesidad de fortalecer el sistema de salud, mejorar la atención médica oportuna y garantizar el acceso a tratamientos en situaciones de emergencia.

El impacto emocional y social de la pandemia

Se incrementa la ocupación de pacientes en las UCI de varias ciudades de Colombia

Escenas como esta se repetían en las UCI del país. Foto:Alexis Munera

Más allá de las cifras, la pandemia dejó un profundo impacto en la sociedad. Miles de familias perdieron a sus seres queridos en circunstancias similares a las de Arnold Ricardo, muchas veces sin poder despedirse de ellos ni darles un entierro digno.

El caso del taxista en Cartagena también puso en evidencia otro fenómeno preocupante: la estigmatización de quienes contrajeron el virus o estuvieron en contacto con personas contagiadas. Liliana Ricardo sufrió el rechazo de sus vecinos y tuvo que enfrentar meses de aislamiento y dificultades económicas tras la muerte de su hermano.

Hoy, cuando el mundo ha retomado la normalidad y el covid-19 ya no es la amenaza que fue en 2020, es importante recordar historias como la de Arnold Ricardo, que representan el sacrificio y el dolor de miles de familias colombianas.

Un drama de la salud que no Colombia debe olvidar

La historia de Arnold Ricardo no debe quedar en el olvido. Su caso simboliza el inicio de una tragedia global que transformó la vida de millones de personas.

Cinco años después, Colombia recuerda no solo a su primera víctima de covid-19, sino a los miles que siguieron. El país ha avanzado en su recuperación, pero la pandemia dejó lecciones imborrables sobre la fragilidad de la vida, la importancia de un sistema de salud robusto y la necesidad de solidaridad en tiempos de crisis.

John Montaño

Corresponsal de EL TIEMPO

Cartagena

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