En el 2023, Gianluca Grimalda protagonizó un momento conmovedor al mantenerse fiel a sus convicciones, siendo despedido de su trabajo por negarse a tomar un avión.
El científico se encontraba en Papúa Nueva Guinea, realizando una investigación en las comunidades locales, con el fin de determinar la capacidad de sus habitantes para adaptarse al cambio climático. Sin embargo, se le informó que debía viajar de vuelta a Alemania.
El Instituto de Economía Mundial de Kiel, centro para el que trabajaba, necesitaba al especialista en sus oficinas, dándole un lapso de cinco días para arribar al país.
Con el tiempo tan limitado, su única opción era tomar un vuelo que lo llevara a su destino. No obstante, el científico se negó rotundamente.
Grimalda había viajado al archipiélago apenas sin volar, un trayecto de 35 días en el que recurrió a diversos medios de transporte terrestres: tomó cinco trenes, nueve autobuses, dos ferris, dos taxis, un coche compartido, una comitiva policial y dos vuelos, cuando no tuvo más opción.
“El motivo final de estos viajes era -y es- hacer todo lo que pueda para luchar contra el cambio climático. Las personas tienen mucha confianza en los científicos, y creo que yo, como científico, debo actuar de forma ejemplar”, expresó Gianluca Grimalda en un documental sobre los hechos.
La denuncia de Grimalda
En el 2023, el científico acaparó las noticias locales tras interponer una demanda al Instituto de Economía Mundial de Kiel por un despido injustificado.
Tras un año de investigaciones y desarrollo del caso, el científico aceptó una indemnización por parte de la entidad, cuya cantidad no fue revelada por un acuerdo de confidencialidad.
Sin embargo, Grimalda señaló que donará 75 mil euros de ese dinero a causas climáticas. El motivo del denunciante fue la ruptura del contrato por la "incompatibilidad ideológica entre las partes”, según lo informado por ‘The New York Times’.
“Está claro que no son muchos los que se pueden permitir dos meses de viaje, pero los que sí pueden, ¿por qué no hacerlo? Creo, de hecho, que esta es una forma maravillosa de viajar, por la posibilidad que ofrece de conocer personas en todo el mundo”, agregó Grimalda a su relato.
El activista admitió sentirse triste por haber perdido un trabajo que amaba, pero feliz por haber marcado un precedente judicial ante casos similares.
La iniciativa de Grimalda con el cambio climático
El hombre se interesó por primera vez en el ‘slow traveling’ en 1998 tras observar las dinámicas de viaje de un grupo de científicos de Japón que no tomaban aviones para reducir las emisiones.
Su primer viaje de este estilo fue en el año 2011, desplazándose desde Castelló de la Plana hasta Pekín, trayecto que tuvo una duración de 21 días.
“En mi investigación me intereso por las diferencias culturales; y al ver que la actuación política y social contra el cambio climático no es suficiente, me he “radicalizado” en mis acciones, bien sea con los viajes lentos o con el activismo político”, indicó el científico.
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JOHAN STEVEN GUERRERO
EQUIPO ALCANCE DIGITAL