Evan, conocido en redes como “The SAHD Life”, decidió enfrentarse a un desafío que cambiaría su perspectiva: dejar el alcohol durante 30 días tras más de dos décadas consumiéndolo casi a diario.
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Los resultados no solo lo sorprendieron, sino que también generaron una reflexión profunda sobre los efectos del alcohol en su vida diaria y emocional.
Transformaciones emocionales y físicas tras un mes sin alcohol
Al cabo de un mes sin probar una gota de alcohol, Evan observó mejoras significativas en su estado emocional. A través de su canal de YouTube, compartió las lecciones aprendidas durante este período. “Mi capacidad para afrontar y manejar el estrés es mucho mayor de lo que jamás hubiera imaginado”.
Además, describió una nueva sensación de bienestar que, según él, no esperaba experimentar. “Y en lugar de, al final del día, esperar con ansias beber y tener eso como recompensa, es como si mi cerebro liberara endorfinas cuando elijo no beber”, explicó.
Su decisión lo llevó incluso a incorporar nuevos hábitos, como disfrutar del té, algo que le parecía inusual. “Es extraño, se siente bien y he estado bebiendo té todo el mes. Yo, bebiendo té. ¿Quién soy yo?”, agregó con asombro.
El sabor del alcohol tras la abstinencia
Al concluir su desafío, Evan decidió probar nuevamente el alcohol para evaluar su impacto, pero la experiencia resultó completamente distinta a lo esperado. Según explicó, el sabor ya no le resultaba agradable y los efectos fueron más intensos que antes. “Lo logramos. Me sentí muy bien y, para ser honesto, tenía un poco de miedo de romper el ayuno, por así decirlo”, reveló. Añadió que el alcohol tenía “un sabor horrible” y que le “nubló el cerebro”.
Este cambio en su percepción también influyó en su dinámica social. Antes, evitaba reuniones debido a la falta de energía, pero tras este proceso, descubrió que podía disfrutar de los encuentros sin necesidad de beber.
“Pasó una semana y ni siquiera queríamos beber durante la semana, pero el viernes estábamos pasando el rato con nuestros viejos compañeros de bebida”, comentó. “Solo que esta vez, mi esposa y yo no bebimos. ¿Y sabes qué? Igual nos divertimos mucho con ellos”.
Nuevas actividades y reflexiones sobre el consumo
Evan destacó cómo logró reconectar con sus intereses personales y potenciar su bienestar. “De repente era mediados de diciembre, me sentía bien, estaba leyendo libros, estaba aprendiendo y practicando la atención plena, estaba haciendo todo tipo de cosas que siempre quise hacer, pero para las que generalmente ponía excusas”, afirmó.
Al reflexionar sobre los efectos del alcohol en su vida, Evan reconoció que este hábito no solo afectaba su salud, sino también sus relaciones sociales. “Salir con gente ahora es mucho más divertido para mí, pero cuando hay alcohol en mi vida creo que evito un poco a la gente”, expresó. Además, notó una relación directa entre cuidar su cuerpo y su nivel de felicidad. “Me estoy dando cuenta de que cuanto más cuido mi cuerpo, más feliz soy y más energía tengo”, aseguró.
“Ahora, de repente, estoy llamando a personas al azar y quiero interactuar cara a cara en cualquier momento del día”, comentó al final del metraje.
Los riesgos del consumo frecuente de alcohol
Beber de manera habitual puede afectar gravemente la salud. Según MedlinePlus, el abuso prolongado de alcohol daña órganos clave como el hígado, el corazón y el cerebro.
Entre las principales enfermedades relacionadas están la cirrosis hepática, enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño y ciertos tipos de cáncer. Además, este hábito puede impactar negativamente las relaciones personales, el desempeño laboral y la salud mental, aumentando el riesgo de ansiedad y depresión.
Jorge Villanes
El Comercio (Perú) / GDA.
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Comercio (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.