Basquiat y Haring eclipsaron a Dalí y a Negret en la subasta de Lefebre

hace 1 semana 12

La lluvia que inundó el pasado miércoles a Bogotá hizo efecto en la última subasta del año de la casa Lefebre, que ofertaba piezas de autores de la talla de Dalí, Magritte, Basquiat, Haring, Negret, Grau, Obregón… Los tres salones dispuestos para los asistentes se ocuparon tímidamente con cerca de 50 personas. Un tercio del aforo.

Conforme a los criterios de

De cualquier manera la subasta se hizo, con una mayoría de compradores que pujaban por internet o vía telefónica entre las piezas del catálogo conformado por joyas, monedas, libros; arte moderno y contemporáneo; artes decorativas y muebles; y pintura antigua y del siglo XIX.

“Como lo que ofrecemos es tan variado, cada vez llegan personas nuevas con diferentes intereses. No tenemos un nicho de mercado cerrado al coleccionismo de arte. Tenemos precios variables que van desde cincuenta mil pesos hasta los doscientos millones, entonces hay diferentes intereses y el nicho se va ampliando”, comentaba Catalina Martínez, directora de Lefebre Subastas.

Ya en el segundo lote ofrecieron el Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí. Una edición limitada en oro amarillo de 18 quilates que tenía un precio de salida de doce millones de pesos. Nadie ofertó por él.

cristodali2

Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí.

Foto:Cortesía Lefebre/JUAN DAVID VELEZ JARAMILLO

El que sí se vendió fue la copia del regalo de bodas de Napoleón a la emperatriz Marie-Louise. Un libro de colección particular que incluía 50 vistas de París. Se fue con el precio de salida, 500.000 pesos que nadie disputó al primer ofertante.

En los quince días de exhibición previos a la subasta, la casa mantiene modalidades escritas anticipadas a la puja. En los formatos, los futuros compradores establecen los límites hasta los que va su oferta y si quieren ser llamados para defender su apuesta por la pieza.

Tal vez lo más emocionante de una subasta sean las pujas entre dos o más partes por una pieza. En la última noche de Lefebre pocas se vieron y las que pasaron se dieron entre las líneas telefónicas que saturaron a los representantes de los compradores que estaban en la sala.

Y entonces parece que la subasta es apenas entre dos. Catalina Martínez atendiendo el teléfono y don Gregorio, sentado en la primera fila, con las pujas establecidas en el libro. Cada uno más protagonista durante la noche, mientras que los asistentes presenciaban la disputa con los labios bañados en vino.

El martillo anunció una de las grandes piezas que se ofertaban: 

"Lote 18, ‘Descubrimiento de América’, serigrafía de Salvador Dalí. Tenemos la edición 177 de 300, parte en cuatro millones de pesos, pido cuatro millones cien… ¿quién los da?, Gregorio lo da. ¿Catalina tiene cuatro doscientos?, los tengo. ¿Quién pone cuatro millones trescientos?, tengo cuatro doscientos. Es un Dalí, ¿quién da más?, nadie los da. Vendido en cuatro millones doscientos".

Más tarde vendieron uno de los dos Magritte, sin título, en poco más de un millón de pesos. ‘Le domaine des Arnheim’, la edición 152 de la serigrafía de 1962 era la otra pieza del pintor belga en la subasta. A la par ofertaban un Noe León de 1971 en diecinueve millones y otro Obregón en dieciséis.

Pareciera descabellado, un Obregón más caro que los grandes del surrealismo como Dalí o Magritte, o los íconos del Pop-Art, Basquiat y Haring; pero es muy simple la respuesta: de los grandes nombres llegaron obras de muchos tirajes, serigrafías y litografías con 200 y 300 ediciones. De Obregón, Negret, León y Rayo había piezas únicas.

obregon4

Acrílico sobre papel sin título de Alejandro Obregón.

Foto:Cortesía Lefebre/JUAN DAVID VELEZ JARAMILLO

Martínez, directora de Lefebre, adelantó que una gran parte de las piezas adquiridas en esta subasta se encaminan a un museo de Panamá. “Un museo encontró particularidades en este catálogo por el arte latinoamericano y escogió estás piezas particulares para exhibirlas”.

Cada año la casa realiza 5 subastas en las que incluyen un especial de obras únicas que se realiza en el Gun Club de Bogotá. Antes de esta subasta, que era la última, habían vendido alrededor de 800 lotes en el 2024.

“Normalmente tardamos dos o tres meses para hacer el evento. Sin embargo, hay piezas que nos llaman mucho la atención para subastas como las de piezas únicas en las que requerimos de más tiempo para encontrar los consignatarios que quieran vender sus piezas o ponerlas en el mercado secundario”, señaló Martínez.

Al tanto iban pasando las horas, el mesero llenaba las copas y las piezas subían de precio y reconocimiento. Ocasionalmente los asistentes daban aplausos aleatorios que no obedecían a ningún patrón más que la disposición del momento.

Parecía que todo se cocinaba lentamente para la llegada de los Basquiat, Haring, un Rogelio Polesello que empezaba en cincuenta millones, un Negret de noventa millones, unos jarrones y contenedores ‘cloisonné’ del siglo XIX que no superaban los cuatrocientos mil pesos…

Vendieron todos los Basquiat y Haring que habían traído. La pieza de Polesello fue adjudicada para una exposición permanente en Panamá. Aunque su trabajo suele ser apetecido, ninguna de las tres obras de Negret encontró destino en la subasta.

El vino empezó a escasear

Al final pescaron gran parte de la oferta, el vino empezó a escasear, las charlas se centraron en los artistas vivos que estaban al borde de la aclamación y las filas de personas volvieron a deambular por el espacio. Los organizadores se animaron a meterse entre los muebles antiguos y sacaron los Basquiat y Haring que estaban sin enmarcar, para que aquellos que no se atrevieron a la puja los vieran aunque sea una vez en persona y no en los cristales de la pantalla.

Después de la subasta hay un periodo de posventa que toma dos semanas, para la gente que no se pudo conectar o que no llegó por las condiciones climáticas. Las obras que no se vendan volverán con sus dueños, después de haberse codeado con los Magritte, Basquiat y Haring, que sí encontraron nuevos poseedores.

Leer Todo el Artículo