Letras jocosas pero desafiantes, sonidos que fusionan el rock con ritmos latinoamericanos y piezas de alfarería convergen en ‘MOR’, el nuevo proyecto de Aterciopelados, que ellos describen como un EP feminista, rockero, cumbiambero y bambuquero.
Los líderes de la banda, Andrea Echeverri y Héctor Buitrago, llevan 35 años haciendo música juntos. ‘Genes Rebeldes’ su próximo disco del que también hacen parte los EPs ‘Agradecida’ y ‘Apocalipsis’, refleja la naturaleza diversa de la banda, donde ambos artistas tienen lugar para sus ideas.
“Yo soy más de los temas futuristas, con la inteligencia artificial. Especialmente con la canción Apocalipsis, que tiene un video hecho completamente con IA”, dice Héctor Buitrago, quien acoge estas herramientas en su creación. Andrea Echeverri, en cambio, piensa que Héctor es “muy modernito” y que ella prefiere hablar de “Inteligencia Artesanal” al involucrar su arte ceramista en el disco, como se puede ver en la portada del nuevo EP y el video oficial de la canción ‘MOR’.
En EL TIEMPO conversamos con los dos artistas para conocer cómo se reflejan sus ideas su nuevo proyecto y en este disco construido por piezas.
En estos tres proyectos, ¿se han confrontado las diferentes visiones que integran Aterciopelados?
Andrea: Creo que, con el tiempo, Aterciopelados ha logrado dar espacio tanto al trabajo de Héctor como al mío. A veces nos sentamos a escribir juntos, pero cada uno también tiene la capacidad de crear su propia obra. Me parece muy atractivo porque encaja con el eclecticismo que siempre ha caracterizado a la banda. Así, exploramos distintos ritmos: una canción puede ser súper triste y la siguiente, súper loca y bailable. Algunas tienen el sello de Héctor, otras el mío. Es chévere que haya espacio para la contradicción y para que sucedan cosas inesperadas.
¿‘MOR’, entonces, ¿es más una creación suya por las letras feministas?
Las tres canciones son mías. ‘MOR’, ‘Ruana vs Bikini’ y ‘Mamíferas’, y todas tienen que ver con el tema del cuerpo. Son parientes de ‘El estuche’, ‘Cosita seria’, ‘Piernas’, ‘Cuerpo’, ‘Antidiva’, de muchas canciones que yo he escrito sobre ser una mujer en el show business. Por ahí van las canciones, están bien chéveres. Parten de un lugar crítico pero humorístico a la vez.
¿Con tantos años escribiendo canciones sobre la mujer, cómo siente que ha sido su camino en el feminismo?
Más que por estar leyendo sobre feminismo o estar siempre actualizada en el tema, creo que mi experiencia como mujer en el show business ha sido lo que ha definido mis canciones. En mi etapa universitaria leí a Virginia Woolf y Simone de Beauvoir, y ahí encontré algo que me defendía. Siempre me sentí más niño que niña y no quería estar toda arregladita. Simone de Beauvoir decía que la uña larga, el tacón alto y el corsé apretado hacían que una mujer fuera minusválida, porque eran impedimentos para la acción y le impedían hacer lo mismo que un hombre. Me identifico con esa idea, porque siempre he sido de tenis y de sencillez. Aunque en el escenario uno se disfraza, no estoy de acuerdo con la hipersexualización. Mi hija se define como una feminista radical empedernida, y supongo que yo también pertenezco a ese segmento.
¿Cómo creen que ha cambiado la forma de hablar de los temas recurrentes en su trabajo como la mujer, el medio ambiente, las presiones sociales?
Lo que siento con el EP ‘MOR’ es que llegué a otro lugar, uno que no es tanto de regaño o sermón, sino de reconocimiento. Todas estamos en la misma lucha por ser escuchadas. Ya no se trata de una supuesta superioridad moral de 'yo miro la esencia y tú las apariencias', sino de aceptar que todas estamos inmersas en las redes, buscando atención, pendientes de la foto y la ropita. Claro, hablo desde el punto de vista de una mujer de 59 años que creció con una estética más recatada y romántica. Me sorprende prender la televisión y ver a todo el mundo empeloto. Me resulta agresiva la forma en que hoy se presenta la sexualidad, la imagen de la mujer e incluso el feminismo. Porque llaman feminismo a algo que, en mi opinión, es profundamente viejo y patriarcal.Es lo mismo que pasaba en los especiales de Playboy, donde vendían la idea de la 'liberación de la mujer'. Pero si entrevistabas a las modelos, te dabas cuenta de que no había tal liberación. Es una esclavitud neoliberal que nos hace odiar nuestros cuerpos, caer en la anorexia o matarnos en el gimnasio, en lugar de estar, no sé, buscando nuestra verdadera vocación.
Héctor, ¿cómo siente esos cambios que se reflejan en ‘Apocalipsis’?
Héctor: Nosotros comenzamos con el rock alternativo, que en su momento llamaban ‘rock alterlatino’. Teníamos visiones y discursos que, 30 años después, han perdido validez. Lo que antes era alternativo ahora es mainstream y se ha diluido entre el neoliberalismo, el comercio y el capitalismo. Con estas ideas en mente, ahora nos preguntamos: ‘¿Hacia dónde vamos? ¿Quiénes somos?’. Hay que replantear el feminismo, el cambio climático y muchos otros temas. Empezamos hablando de ambientalismo, pero hoy el cambio climático se ha convertido en un negocio, una estrategia para estresar y culpar a las personas, mientras las grandes empresas y los gobiernos siguen contaminando con sus negocios extractivistas. Apocalipsis significa revelación, y en este momento están saliendo a la luz muchas verdades sobre el mundo y su nivel de corrupción. Verlo puede ser positivo, porque nos obliga a trascender. La tecnología genera temor, pero hay que tener esperanza en el amor y en que el ser humano puede triunfar desde lo positivo, usando la IA para el bienestar de la humanidad y no solo para beneficio de compañías o gobiernos. Con ‘MOR’, Aterciopelados se acerca al estreno de ‘Genes Rebeldes’, que presentarán en vivo el 4 y 5 de abril en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Este lanzamiento completa un rompecabezas cómico e insurrecto que fusiona lo contemporáneo, lo ancestral y lo feminista.
Laura Manuela Cano – Escuela de Periodismo Multimedia El Tiempo