El Volcán de Fuego, uno de los más activos y vigilados del mundo, mostró recientemente signos de un incremento en su actividad. Este miércoles 4 de junio por la tarde, el coloso ubicado cerca de la ciudad de Antigua, Guatemala, entró en una nueva fase eruptiva, caracterizada por frecuentes explosiones y un flujo de gases y ceniza que ha generado preocupación en las autoridades y en las comunidades cercanas.
Cambio hacia una fase más efusiva
De acuerdo con el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), el volcán experimentó un cambio hacia una "fase más efusiva", lo que implica una mayor intensidad en las explosiones. Estas ocurren con una frecuencia de cada 15 a 20 minutos, provocando estallidos con sonidos semejantes a los de una locomotora de tren o una turbina de avión, lo que indica un aumento en la actividad interna del volcán.
El informe técnico detalló que, además de las explosiones, se registraron constantes avalanchas y flujos de lava. Estos descendieron por la Barranca Seca hacia Santa Teresa, alcanzando una longitud de 600 metros. La visibilidad de estos flujos es una señal clara del cambio en la dinámica eruptiva, que pone en alerta a las autoridades locales y a los habitantes de las comunidades cercanas.
Una de las principales preocupaciones es la enorme columna de ceniza y gas que el volcán expulsó hacia el cielo. Esta se elevó hasta 4800 metros sobre el nivel del mar, lo que representa un riesgo para las poblaciones cercanas. Si bien no se han reportado evacuaciones hasta el momento, la caída de ceniza en diversas comunidades cercanas al volcán, especialmente en el flanco oeste, podría causar complicaciones adicionales.
Lecciones del pasado
El comportamiento reciente del Volcán de Fuego recuerda a la erupción que tuvo lugar hace siete años, cuando una avalancha de escombros arrasó con una comunidad cercana, dejando un saldo de 215 muertos y un número similar de desaparecidos. En ese entonces, las explosiones generaron grandes columnas de humo y ceniza, que afectaron tanto a las poblaciones cercanas como a la capital del país, donde se registraron problemas derivados de la caída de material volcánico.
A pesar del aumento en la actividad del volcán, las autoridades han informado que, por el momento, no se han ordenado evacuaciones. Juan Laureano, portavoz de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), señaló que el organismo sigue de cerca la evolución de la situación junto con los líderes de las poblaciones cercanas. De momento, la situación está bajo control, aunque se mantiene la vigilancia constante debido a la impredecibilidad de la actividad volcánica.
La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) ha precisado que, a pesar de la intensa actividad del volcán, no hay efectos significativos sobre la navegación aérea. El aeropuerto internacional de la Ciudad de Guatemala no ha experimentado alteraciones en sus operaciones, lo que ha sido un alivio para las autoridades y para los viajeros. Sin embargo, se mantiene la recomendación de estar atentos a cualquier cambio en las condiciones que pudiera afectar la seguridad aérea.
Monitoreo constante
El Volcán de Fuego, con una altura de 3763 metros, se encuentra en una región geológicamente activa, que incluye otros dos volcanes, el Pacaya y el Santiaguito. El Insivumeh y las autoridades locales continúan monitoreando la situación de cerca, asegurándose de que los datos sean actualizados y que las medidas preventivas se tomen de acuerdo con la evolución de la actividad volcánica.
En el pasado, el gobierno ha tomado medidas como la suspensión de clases y el cierre temporal de carreteras durante otras erupciones del volcán. Durante la erupción de marzo, se suspendieron las clases en cuatro municipios y se cerró parcialmente una carretera que lleva a la ciudad colonial de Antigua, que es un importante destino turístico y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Aunque las autoridades han indicado que el volcán se mantiene dentro de los "parámetros normales" tras su última erupción en marzo, el reciente cambio hacia una fase más efusiva aumenta las expectativas de que se produzcan nuevos eventos explosivos. El monitoreo continuará, y se mantendrá la alerta en las comunidades cercanas, ya que la actividad volcánica sigue siendo impredecible.
Erupción con corrientes de densidad piroclástica en el volcán de Fuego. Foto:X @ConredGuatemala
El Volcán de Fuego sigue siendo una fuente de preocupación para los residentes de Guatemala y el mundo, y las autoridades continúan trabajando para garantizar la seguridad de la población y minimizar los riesgos derivados de su actividad.
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información de La Nación y AFP, y contó con la revisión de la periodista y un editor.