Urge retomar la agenda de desarrollo de largo plazo: Andi

hace 3 meses 21

El año 2024 fue complejo, lleno de contrastes, incierto y con grandes retos para el país, las empresas, los hogares y la sociedad en general. Aunque el año termina con una leve recuperación, que es positiva, seguimos muy por debajo de nuestro potencial; el mayor logro fue controlar la inflación, llevándola a niveles del 5 %. Económicamente, la mayor preocupación está en el tema fiscal, con un déficit alto, el gasto desbordado, baja ejecución, un presupuesto que no responde a la realidad económica, una deuda en ascenso y el riesgo latente de no cumplir con la regla fiscal. Por esto, los mercados mantienen alta volatilidad

Terminamos el año con la noticia del aumento del salario mínimo, por decreto, del 9.54 %, en el agregado (salario más subsidio de transporte) alcanza un crecimiento del 11 %. Se espera que la inflación del 2024 sea aproximadamente del 5 % y la meta del 2025 sea del 5 %, estamos hablando de un aumento que supera en 120 % la inflación este año y en 266 % la inflación del año entrante. Preocupa el efecto sobre la informalidad laboral, el empleo, la inflación y las finanzas públicas. Este incremento traerá una presión adicional de 2.5 billones al déficit fiscal del gobierno nacional.

Internacionalmente, persisten tensiones geopolíticas y geoeconómicas. Escalamiento de tensiones entre países, intensas jornadas electorales, debilitamiento de la globalización, reconfiguración del comercio mundial en bloques económicos y la IA aumentando su relevancia.

Desde la Segunda Guerra Mundial no se registraban tantos conflictos como hoy (59 vigentes), al tiempo que el 2025 estará influenciado especialmente por la llegada de la administración de Trump, que ya ha hablado de aranceles, Panamá, Groenlandia, Israel o de condicionar el apoyo armamentístico de EE. UU. a Ucrania.

Mientras los países emergentes asiáticos crecen por encima del 5 %, América Latina crece alrededor del 2 % y la zona del euro apenas llega al 1 %.

El 2024 también fue un año de grandes retos para Colombia. Entre las consecuencias están la pérdida de confianza, la baja dinámica de la inversión y una deuda pública que tiene que asumir mayores costos, lo que afecta negativamente las finanzas públicas por causas atribuibles a la equivocada estrategia de crear incertidumbre del Gobierno. Hace unos años, los costos de la deuda colombiana eran de los más bajos de la región, hoy están entre los más altos.

Las finanzas públicas dejan grandes interrogantes: ¿está el Gobierno construyendo el presupuesto reconociendo las limitaciones de recursos que tiene la economía? ¿Cumpliremos la regla fiscal en 2024 y 2025? ¿Cuál es el tamaño del Estado que soporta Colombia? ¿Cómo se implementará la reforma del SGP? Es indispensable retomar la sostenibilidad fiscal como objetivo principal de la política pública, especialmente buscando la ampliación de la base de contribuyentes y la eficiencia y austeridad en el gasto, tema sobre el cual hay muchos interrogantes.

Bruce Mac Master (1963) es economista de la Universidad de los Andes con estudios de maestría en Desarrollo Económico.

Bruce Mac Maste es el presidente de la Asociación Nacional de Industriales. Foto:César Melgarejo. Archivo EL TIEMPO

En materia de crecimiento para Colombia, el 2024 fue de moderada recuperación: pasamos de una tasa del 0,6 % en 2023 a un crecimiento que en 2024 probablemente termine alrededor del 1,9 %. Sin duda, positivo. Sin embargo, resulta insuficiente: esas tasas de crecimiento no producen riqueza ni desarrollo; no se logra impactar en todos los sectores económicos; la inversión sigue rezagada y perdemos nuestra posición de liderazgo entre las economías emergentes y en la región.

En 2024, los sectores más dinámicos fueron el entretenimiento, el agropecuario y la administración pública. A propósito, el sector de servicios tiene poca información desagregada. Es importante que el país conozca en profundidad nuevas actividades que se están desarrollando, que se desagreguen, que identifiquemos las exportaciones y la contribución del sector a la balanza comercial y el empleo generado.

En 2024, continuaron en terreno negativo la minería, la industria y las telecomunicaciones. El sector minero-energético, que durante años fue un gran motor de la economía, se ha rezagado con grandes efectos en menores recaudos, un menor flujo de divisas y un serio impacto sobre el suministro y seguridad en materia energética. Es urgente que Colombia retome su estrategia de abastecimiento energético confiable y competitivo.

En industria, en este año llegamos a 24 meses consecutivos con tasas negativas en producción y ventas. Se requiere de la política de reindustrialización que anunció el Gobierno, la cual no ha sido ejecutada.

La construcción empieza a mostrar tasas positivas tras dos años críticos, explicado fundamentalmente por infraestructura, dentro de la cual la obra más representativa es el metro de Bogotá, seguida por los sistemas de transporte masivo. Edificación de vivienda se mantiene con caídas de dos dígitos en licencias, iniciación de obras y los insumos para esta actividad también se ven impactados. Las perspectivas de este sector son preocupantes, teniendo en cuenta que toda la cadena industrial se ve afectada y enfrentando el inexplicable anuncio del Gobierno de suspender los subsidios para Mi casa ya.

En tercer puesto aparece el sector de la construcción, el cual incrementó en $73.528 millones (7,7 por ciento).

El sector de la construcción es de los más golpeados. Foto:iStock

La mayor preocupación desde la demanda está en la inversión productiva, la cual registró tasas negativas durante 5 trimestres consecutivos y solamente en los últimos meses empieza a revertirse. La productividad de la economía y del trabajo solo se aumentan con significativos crecimientos en la inversión.

Más allá de las diferencias políticas de corto plazo, es indispensable retomar una ambiciosa estrategia de mediano y largo plazo que vaya más allá de una reactivación, que piense en el desarrollo del país y nos dé una visión de futuro trascendiendo los Gobiernos y que realmente nos inserte en la economía global. Es tiempo de dinamizar las agendas de largo plazo. El desarrollo requiere trabajar con visión. En este nuevo escenario, Colombia debe explorar una estrategia que le permita posicionarse mejor en el nuevo mundo comercial. 

La competitividad debe ser parte de nuestra agenda, también lo debe ser una estrategia de crecimiento de largo plazo y evaluar reformas estructurales que realmente resuelvan los problemas del país y nos proyecten hacia el futuro.

El bajo crecimiento impacta el mercado laboral. Si bien se generaron algunos puestos de trabajo, la creación de empleo se ha desacelerado y la tasa de informalidad lleva a que 6 de cada 10 trabajadores colombianos estén en la informalidad.

La seguridad es una gran preocupación de los hogares, empresas y la actividad económica en general. Diferentes indicadores detectan un aumento en homicidios, extorsiones y enfrentamientos entre grupos armados. También son cada vez más frecuentes los temas asociados a la ciberseguridad.

Exportaciones

Exportaciones Foto:Ministerio de Comercio

La forma en que el Gobierno ha tramitado las reformas legislativas ha sido fuente de inmensa incertidumbre y zozobra. Maximalistas, desproporcionadas, no planificadas, sin evaluación de impacto y con costos desconocidos para el Estado, los ciudadanos y las empresas. 

Reformas basadas en la idea de aumentar la presencia del Estado en la economía, de cambiar radicalmente los sistemas construidos, donde los análisis técnicos no son válidos porque son una representación pseudocientífica del neoliberalismo. Esto acaba con cualquier posibilidad de tomar decisiones basadas en análisis profundo. Reformas tramitadas en el Congreso sin debate real por parte de la maquinaria clientelista, con fuertes rumores de corrupción. Esto ha conducido a que en este momento una muy buena parte de la economía haya estado casi tres años frente a inmensa incertidumbre tributaria, fiscal, energética, de salud, de inversión, laboral y hasta política.

Atención especial merece el sector de salud. Es verdad que hay una inmensa preocupación por la reforma, que no aborda los problemas de falta de financiación y complejidad operativa del sistema, pero antes de cualquier discusión de reforma, es de vital importancia estabilizar la operación corriente del sistema y garantizar los recursos necesarios para cubrir los gastos en salud de los colombianos, pues ninguna cadena de prestación de servicios y proveeduría de tecnologías en salud puede operar bajo una situación de déficit recurrente.

En este complejo panorama, destacamos el papel de las ramas legislativa y judicial. No solo han cumplido con un papel de fortalecimiento del sistema democrático, sino que también han moderado las tensiones generadas por los cambios propuestos, buscando un equilibrio de pesos y contrapesos que produzca un balance entre la transformación estructural y la estabilidad del país.

BRUCE MAC MASTER

Presidente de la Andi

En X: @brucemacmaster

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