Era de noche en la Isla Kooragang, al norte de Sydney, Australia, cuando comenzaron los chillidos agudos.
Conforme a los criterios de
John Gould, un ecologista de la Universidad de Newcastle quien realiza investigación postdoctoral sobre la población en declive de ranas campana verdes doradas, corrió hacia los escalofriantes sonidos.
En un estanque, vio una gran rana hembra mordisqueando la pata trasera de un macho mientras lo arrastraba lentamente hacia un agujero.
“La rana macho hacía un gran esfuerzo para evitar que esto sucediera”, recordó Gould.
El acto de aparente canibalismo fue el primero entre adultos registrado en esta especie. Gould cree que cuando una rana campana verde y dorada hembra no está contenta con el canto de un macho, puede optar por convertirlo en su comida.
El canibalismo es bien conocido entre los anfibios. Pero, por lo general, las ranas, sapos o salamandras más jóvenes acaban siendo la cena.
Raras veces se ha observado el canibalismo entre adultos. Para un estudio publicado en junio en la revista Ecology and Evolution, Gould escudriñó la literatura y halló sólo un par de ejemplos, muchos en el laboratorio, de ranas adultas que canibalizaban a otras adultas. Casi todos estos casos ocurrieron con hembras que eran más grandes que los machos.
En las ranas campana verdes y doradas, por ejemplo, las hembras pueden crecer hasta unos 7 centímetros de largo, mientras que los machos suelen medir menos de 5 centímetros.
Gould cree que una hembra puede ser capaz de determinar si un macho es mejor para aparearse o comer basándose en la fuerza de sus llamados. Esto significa que los machos arriesgan sus vidas cuando intentan atraer a sus parejas.
“Tal vez haya una razón por la que no se los encuentra a menudo juntos en los estanques”, apuntó Gould.
David Pfennig, profesor de biología de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, quien no participó en la investigación de Gould, ha estudiado el canibalismo entre sapos de patas de pala. Dijo que le gustaría ver más pruebas de que las hembras adultas canibalizan a los machos antes de aceptar que el fenómeno es más que ocasional.
Si bien las hembras podrían beneficiarse de canibalizar a los machos, también hay costos. Los machos podrían defenderse, o las hembras podrían atragantarse mordiendo más de lo que pueden masticar. El canibalismo también puede propagar enfermedades en poblaciones infectadas. A Gould también le gustaría explorar más esta idea.
Si bien las historias de canibalismo no suelen tener un final feliz, la rana macho del estudio de Gould vivió para contarla. Después de una lucha en la que la hembra lo arrastró más al fondo del agujero, el macho gritó una vez más y liberó su pata de su boca, saltando hacia la libertad.