En Italia hay más de 250 tipos de pasta, pero en Colombia solo se conocen algunos de ellos. Al subdividir este alimento de acuerdo con su aspecto, se tienen tres grandes familias: las largas, las cortas y las rellenas.
Las pastas largas fueron creadas para quedar impregnadas en preparaciones cremosas. Dentro de esta familia se encuentran: tagliatelle, fettuccini, spaghetti, vermicelli, pappardelle y tallarines, por mencionar algunas.
Las pastas cortas, huecas y con formas son más adecuadas con salsas ligeras que van a quedar “depositadas” en sus orificios. Estas son: penne, fusilli, farfalle, rigatoni y macarroni, entre otras.
Las pastas rellenas se caracterizan porque contienen proteína animal, queso o vegetales en su interior. Los ravioli, cappelletti, tortelli, tortellini y agnolotti se encuentran en esta familia.
Imagen de referencia. Foto:OpenTable
La pasta se considera un carbohidrato que aporta energía al organismo, es baja en sodio y aporte glicémico, y no es fuente significativa de colesterol.
Este alimento puede dividirse a su vez en dos tipos. De un lado están las pastas frescas elaboradas al huevo y, de otro, las de grano duro, que son las que comúnmente se consiguen en supermercados y tiendas.
¿Cómo conservo la pasta cocinada?
Pero, sea cuál sea el tipo de pasta que se use, casi todos tenemos el dilema de cómo conservarla después de haberlo preparada.
La mejor manera es ponerle un chorro de aceite o un pedazo de mantequilla y almacenarla en un recipiente hermético en la nevera, donde puede permanecer hasta 4 días.
Si es necesario congelarla, puede usar bolsas resellables en las que puede aguantar hasta dos meses. Lo importante es que la pasta esté completamente fría.