Durante once días las calles de Bogotá fueron conquistadas por reyes, malabaristas del fuego y bailarines. Las plazas se convirtieron en escenarios y en las salas se presentaron más de cien obras de teatro, circo, danza, música y performance. Este lunes 14 de octubre, en un espectáculo de ensueño, el Festival Internacional de Artes Vivas, FIAV Bogotá, se despide de su primera edición en la Plaza de Bolívar. Muñecas gigantes, soldados de plomo, trapecistas y tamborileros suspendidos en el aire, se encargarán de regalarle al público la última función de una fiesta que convirtió por estos días a Bogotá en la capital de las artes vivas del mundo.
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La cita para ver 'Muñecas Gigantes y Mobile Homme', de la compañía francesa Transe Express, es impostergable. La agrupación es reconocida a nivel mundial por transformar las calles en escenarios itinerantes. Julien Ragaigne, jefe de tambores de la compañía, explica que ya está todo listo para el espectáculo: tres muñecas gigantescas, custodiadas por soldados de plomo, para el primero; y siete tamborileros voladores, acróbatas, trapecistas y móviles humanos para el segundo.
“Toda la parte técnica está ajustada: el móvil, la grúa telescópica, los movimientos -explica Ragaigne en francés, emocionado -. Pero para lograr el éxito en este tipo de espectáculo, lo más importante es que la gente vaya”. Por eso, la compañía les apuesta a presentaciones coloridas, visuales y sin texto; llenas de juguetes gigantes que cantan, cobran vida, se pasean entre el público y vuelan. “La música, las imágenes y el universo visual que construimos, hablan en todos los idiomas, son accesibles y están a la vista de todos”, asegura.
Ragaigne dice que Transe Express quiere llevar al público a revisitar el pasado. Volver a la infancia, jugar con la imaginación, asombrarse como niños, son algunas de las cosas que quieren causar en el público cuando conviertan la Plaza de Bolívar en una habitación de juegos gigante, llena de música clásica, tambores, marionetas y muñecas. “Queremos que nuestro espectáculo evoque recuerdos felices en las personas que lo vean”.
Los bogotanos no pueden declinar la invitación de experimentar esta aventura gigante, que requirió de un esfuerzo igual de grande para llegar hasta la plaza. Las muñecas, por ejemplo, tuvieron que viajar en transatlántico desde Europa y atravesar el país en tractomula desde Cartagena. Como si fuera poco, al llegar a Bogotá, la producción del festival tendrá que construir un hangar en plena plaza para que puedan ser instaladas. Los tamborileros que se suspenden en el aire necesitan de una grúa telescópica. La compañía tuvo que ensayar con el operador de la máquina hasta el más pequeño de los movimientos para asegurar que haya una perfecta sincronía dentro de la pieza.
Pese a la dificultad, Ragaigne asegura que el esfuerzo vale toda la pena. “Los espectáculos de gran formato son difíciles, pero los hacemos porque nos encantan. Los hacemos con el corazón porque queremos hacer soñar a la gente. No se lo pueden perder”. Luego, con voz de animador de circo, pero en francés, sostiene: “Señoras y señores, amigos colombianos, vengan a vernos, traigan a sus hijos, a la abuela, vengan con toda la familia. Este espectáculo es para todos y es increíble. No se lo pueden perder”.
FIAV Bogotá realizó funciones por toda la ciudad, con la participación de 90 compañías de 15 países que ofrecieron más de cien obras. Se vieron desde un circo tradicional gratuito en lo alto de Ciudad Bolívar hasta lo más elevado de la vanguardia de las artes vivas llegado desde Dinamarca, pasando por siete espectáculos de Río de Janeiro -Región Internacional Invitada de Honor-, 18 del Pacífico -Región Nacional Invitada de Honor- y hasta 53 obras bogotanas.
El festival es una iniciativa de la Presidencia de la República y la Alcaldía Mayor de Bogotá, con la organización del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes; la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá y la Cámara de Comercio de Bogotá. Además, contó con la participación de otras entidades, como Hola Río, que permitió la llegada de la delegación del Estado de Río de Janeiro.
El FIAV Bogotá superó las expectativas, colmó todos los escenarios y permitió a nuevas generaciones llenarse los ojos del alimento espiritual del teatro, el circo, la ópera, la danza, los performances, los títeres y la música. La intención es que este evento, que llega al final de su primera edición, se institucionalice cada dos años y recupere el papel de la capital como referente mundial de las artes vivas.
Las obras tendrán solo dos funciones, el domingo 13 y lunes 14 de octubre, en la Plaza de Bolívar, a las 8:00 p.m.
Por Daniela Villamarín, Agencia FIAV
PARA EL TIEMPO