El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció este martes un primer paquete de 10.600 millones de euros (11.550 millones de dólares) para ayudar a las personas afectadas y a la reconstrucción de las zonas devastadas por las históricas inundaciones producto de la Dana.
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El dirigente socialista también indicó en una rueda de prensa tras un consejo de ministros que sobre el terreno ya hay desplegados casi 15.000 soldados y policías.
"La inversión total de todas estas primeras medidas adoptadas va a superar" los "10.600 millones de euros", declaró el dirigente socialista al enumerar una serie de decisiones tomadas por su gabinete. "Es un buen primer paso, un paso ágil", dijo Sánchez.
Una semana después de las históricas inundaciones, el número provisional de muertos se eleva a 218 fallecidos, 214 sólo en Valencia, tres en Castilla-la-Mancha y uno en Andalucía.
El paquete anunciado este martes por Sánchez incluye ayudas directas y desgravaciones fiscales para empresas y particulares.
Esta ayuda beneficiará probablemente a "65.000 autónomos" y a unas "30.000 empresas", detalló Sánchez.
También comprende una línea de crédito de 5.000 millones de euros para pequeñas empresas, trabajadores por cuenta propia y familias, según un modelo similar al aplicado durante la pandemia de covid, según el jefe de Gobierno.
El Ejecutivo, que este martes declaró oficialmente el estado de catástrofe natural en las zonas afectadas, se comprometió también a cubrir "el 100 %" de los gastos urgentes en que incurran los municipios para ayudar a sus ciudadanos y limpiar las calles.
Sánchez aseguró que el Gobierno está trabajando en un plan a largo plazo para la región, que incluye la "reconstrucción" de las zonas afectadas, pero también su "transformación" para adaptarlas a la "emergencia climática".
Las autoridades aún no han dado una cifra global sobre el coste de esta catástrofe, pero todos los actores económicos dicen que esperan una factura económica muy elevada.
Valencia sigue buscando a las víctimas de la dana
Mientras tanto, las autoridades seguían buscando víctimas y limpiando calles llenas todavía de barro y escombros en la región española de Valencia, una semana después de las devastadoras inundaciones que dejaron 218 muertos.
"Estamos mejor, pero bien no estamos", resumió en la mañana de este martes Maribel Albalat, alcaldesa de Paiporta, una localidad cerca de la ciudad de Valencia, que da nombre a la región, considerada el epicentro de la catástrofe con más de 70 fallecidos.
En esta ciudad de 25.000 habitantes, que ya recuperó el agua potable pero no la electricidad en su totalidad, "se han visto afectadas el 100 por ciento de las viviendas, el 100 por ciento de los comercios", dijo Albalat a la televisión pública TVE.
Como todos los días después de la catástrofe provocada el martes pasado por tormentosas lluvias -en algunos lugares cayó en horas lo que llueve en un año-, un ejército de voluntarios con palas y baldes llegaron a esta y otras zonas devastadas para ayudar en la limpieza.
Pero para retirar los vehículos apilados por la fuerza de las riadas se necesitan equipos profesionales. "Necesitamos maquinaria, necesitamos gente profesional que venga a limpiar las calles, para que las personas puedan bajar y puedan empezar a levantar sus casas, sus negocios", agregó la alcaldesa.
Para hacer frente al enorme costo de la catástrofe, el Gobierno regional de Valencia ya dispuso 250 millones de euros (270 millones de dólares), con exenciones fiscales y compensaciones, y el Parlamento validó el martes una ayuda directa de 30 millones de euros (32 millones de dólares) para las personas afectadas.
Necesitamos maquinaria, necesitamos gente profesional que venga a limpiar las calles
Los juzgados ya han autorizado la entrega de "cerca de medio centenar de cadáveres" de los fallecidos a sus familiares, indicó el Tribunal Superior de Justicia de Valencia en la red social X.
Y la prioridad sigue siendo aún la localización de los desaparecidos, cuyo número exacto no ha sido comunicado. Las operaciones se centran en estacionamientos y construcciones subterráneas, que se inundaron completamente y todavía no han sido del todo inspeccionados.
La Unidad Militar de Emergencias (UME), un cuerpo que actúa ante catástrofes, instaló numerosas bombas para achicar el agua.
Los buzos lograron entrar el lunes en el estacionamiento subterráneo de un gran centro comercial en Aldaia, una localidad de 31.000 habitantes en las afueras de Valencia.
La expectativa era máxima toda vez que de sus 5.700 plazas, casi la mitad están bajo tierra, e incluso han circulado muchas noticias falsas sobre lo que allí puede encontrarse. Pero hasta ahora, las autoridades no han recuperado ningún cadáver.
La agencia estatal de meteorología, la Aemet, aseguró el lunes que la "crisis meteorológica" sobre Valencia finalmente había terminado.
Pero la crisis continúa. "Sexto día ya, sexto día, sólo la gente ayuda, sólo la gente, sólo la solidaridad de la gente. ¿Y los políticos dónde están? ¿Dónde están?", se preguntó el lunes Matilde Gregori, dueña de una tienda destruida en la ciudad de Sedaví.
Esta exasperación se vio en toda su amplitud el domingo cuando una comitiva con los reyes de España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente regional de Valencia, Carlos Mazón, fue recibida en Paiporta con gritos de "asesinos" y con lanzamiento de bolas de barro, palos y otros objetos.