'Tokio, el inicio': película colombiana que exhibe la relación entre las mujeres y la brujería a través del terror

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¿Qué pasa cuando se mezclan el trauma, la infancia y lo sobrenatural? La respuesta la encontrará mañana, 15 de mayo, en las salas de cine de Colombia. Específicamente, en la película 'Tokio, el inicio'. 

Esta historia narra lo que le sucede a Tokio, una niña de nueve años que siempre se ha mantenido al margen de los demás, ya que su mundo gira en torno a su madre Stella y porque tiene una conexión inexplicable con Epifanio, su padre fallecido.

Tokio, el inicio

Tokio, el inicio Foto:Cortesía

El filme es la ópera prima de Martha Sandoval, quien durante dos décadas ha trabajado como productora, guionista y directora de cortos. Con esta película le rinde homenaje a Mesitas del Colegio (Cundinamarca), la tierra en la que nació y creció. Además, el relato toca la fibra al hablar sobre el duelo y la incomunicación familiar. También explora la imagen y el sonido para construir un universo emocionalmente denso y profundamente inquietante.

Lo anterior, se evidencia a través de la pequeña de nueve años, que se ha mantenido al margen de las personas que la rodean. Su mundo gira en torno a su familia y la muñeca con la que pasa todo su tiempo. A medida que los días avanzan, en la casa comienzan a suceder cosas inquietantes. Stella (la mamá) sufre de insomnio y extrañas pesadillas, mientras que en su hogar se percibe una presencia oscura que parece acecharla. 

Tokio, silenciosa pero observadora, reacciona con hostilidad ante cualquier persona que intente acercarse a su madre. Epifanio, padre de Tokio quien murió meses atrás, parece tener una conexión inexplicable con ella, generando una atmósfera entre lo real y lo sobrenatural, donde un grupo de universitarios se ven involucrados en sucesos inexplicables.

Tokio, el inicio

Tokio, el inicio Foto:Cortesía

Esta tensión no sólo sucede en la historia. También cobra sentido cuando la película deja de verse como una historia de terror y suspenso, para entenderla como una reescritura sobre la relación entre las mujeres y la brujería y, así mismo, un planteamiento sobre la obsesión que los hombres tienen con las mujeres.

“Por donde tú la veas, es una historia feminista, de mujeres. En muchas investigaciones o en muchos relatos uno se da cuenta de que hay más brujos que brujas. Y esta película narra cómo un hombre puede someter tanto a una mujer, la obsesión que desarrolla por controlar a una mujer que se desenvuelve muchas veces en feminicidio”, dice la directora.

Martha Sandoval completa dos décadas de trayectoria en la industria audiovisual como productora, guionista y directora de cortometrajes. Tokio, el inicio, es su ópera prima y es el proyecto cinematográfico con el que le agradece y retribuye a la tierra en la que nació y creció, Mesitas del Colegio (Cundinamarca). La casa, la escuela y los senderos sumidos en la neblina fueron los escenarios en los que años atrás vivió.

“Quise hacerle un tributo a mi tierra. Llevo muchos años viviendo en Bogotá, amo Bogotá, pero cuando yo soñaba hacer cine decía que grabaría en mi tierra porque es un lugar que conozco, y es como retribuirle a mi región y mi entorno todo lo bonito que viví allá, así sea con una película de suspenso”, comenta Sandoval.

Tokio, el inicio

Tokio, el inicio Foto:Cortesía

Por eso, cuando tomó forma esta idea original de Enis Rodríguez Salgado y guion de Mónica María Moreno Mora, la realizadora sabía en qué set y locación se desarrollaría cada escena. Para llevar a cabo la dirección de esta ficción enmarcada en el suspenso y el terror, Martha recurrió a la guía de su amigo Diego Espinosa (quien recientemente estrenó La fuga), con quien codirigió Tokio, el inicio.

Juntos crearon esta película en la que lo místico, la magia, el vudú y la brujería se representan en un escenario rural al que llegan unos estudiantes universitarios, dando a entender así que en la ciudad también existe esa fascinación por lo desconocido y las fuerzas oscuras que, en teoría, ayudan a manipular el futuro y el amor.

“Estos chicos no buscaron la solución a sus problemas en la ciudad, sino que fueron al campo porque, para mí, quieren mantener las apariencias. No hay que buscar lo que no se sabe, y el que busca encuentra. Ellos se fueron a buscar a Epifanio y lo encontraron en otra dimensión”, recalca la cineasta.

Redacción Cultura

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