La experiencia de emigrar a Europa desde Estados Unidos puede parecer un sueño cumplido para muchos. Sin embargo, para Nadia Crevecoeur, una joven de 26 años que vivió en varios países europeos, la realidad fue muy diferente. Bajo este escenario, la protagonista comentó su historia al medio Business Insider y reveló las razones que la llevaron a arrepentirse de su decisión de dejar su hogar en Nueva York.
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Según explicó, desde una edad temprana, se sintió atraída por la cultura y la política internacionales. Estudió asuntos internacionales en la universidad, donde tuvo la oportunidad de vivir en lugares como Ginebra y Bruselas. Inspirada por sus experiencias y las historias de amigos que vivieron en el extranjero, decidió que quería hacer lo mismo y embarcarse en una aventura europea.
Uno de los aspectos que subrayó es que vivir en un país extranjero es radicalmente diferente a visitarlo. Aunque tenía una familiaridad con la cultura europea, las complejidades de la vida diaria la sorprendieron. Las diferencias en la comida, el idioma y las costumbres se convirtieron en obstáculos. Durante su estancia de ocho meses, experimentó un sentimiento de aislamiento que nunca había anticipado.
La soledad y la dificultad de adaptarse en Europa
A pesar de ser una persona generalmente extrovertida, la joven experimentó síntomas de depresión y una creciente introversión. La cultura, aunque la fascinó, la hizo sentir fuera de lugar. Día a día se encontraba lidiando con un sentimiento de que no encajaba y, en muchas ocasiones, no era comprendida por quienes la rodeaban.
A su vez, también se dio cuenta de que la conversación sobre la raza es muy diferente en Europa. En Estados Unidos, su identidad como mujer negra es un aspecto central de su vida, pero en Europa, a menudo se encontraba explicando su trasfondo cultural, lo que le resultaba agotador. La falta de entendimiento y la confusión respecto a su identidad la hicieron sentir más aislada y frustrada.
En 2023, Nadia decidió regresar a Nueva York, donde se siente más conectada y comprendida. Su regreso le permitió reconectarse con su familia y su cultura, lo que ha resultado en una notable mejora en su bienestar. La sensación de estar lejos de sus seres queridos se volvió cada vez más difícil de soportar, especialmente al perder momentos familiares importantes.