"Bienvenidos a 1999", dijo Corey Taylor, vocalista de Slipknot, en la primera de dos noches de espectáculo que la banda estadounidense de metal ofreció en Bogotá durante esta semana.
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Taylor, con un español improvisado y con una máscara de calavera, rastas y ojos rojos brillantes, anunció a los asistentes del Movistar Arena que sería un concierto para revivir canciones del primer álbum de la agrupación: Slipknot, lanzado hace 25 años.
En el Movistar se respiraba rock. Canciones de Papa Roach, Metallica y otras agrupaciones de metal ambientaban a los asistentes. En el escenario, aunque oculto, se alcanzaba a visualizar una pancarta roja con el nombre de Slipknot, la misma que ha usado la banda por su gira en América Latina.
Heloïse, una banda antioqueña de metalcore, fue la encargada de abrir el concierto, con canciones que hablan de amor y odio, el universo, entre otros temas. Integrada por cuatro personas, Heloïse combina hardcore punk con elementos del metal extremo como thrash y del beatdown hardcore. La banda antioqueña abrió las dos presentaciones de Slipknot en Bogotá (5 y 6 de noviembre).
El escenario se torna verde. Las luces blancas se apagan y ahora los protagonistas son los elementos musicales que por años han caracterizado a Slipknot: en lo alto, dos espacios para los DJ, al lado una batería enorme con tres bombos, en las laterales los famosos barriles que Shawn Crahan, también conocido como ‘Clown’, utiliza como instrumentos de percusión.
Con sus características máscaras y vestidos con overoles rojos, cada uno de los integrantes de la banda estadounidense ocupó el escenario del Movistar Arena. Ahora sí estaba completamente lleno de fans.
Desde el primer momento, Corey Taylor dejó claro que se trataría de un concierto para recordar su primer álbum y al mismo tiempo que sería una hora y media intensa, rotunda, fuerte y al mismo tiempo furiosa.
Eloy Casagrande, el nuevo baterista, demostró su talento y reafirmando porque se ganó el lugar en la banda.
Slipknot nunca bajó el ritmo, siempre estuvo alto, al punto que al terminar cada canción, los integrantes salían del escenario para descansar por escasos minutos.
Taylor, al terminar de cada canción, siempre animaba al público con un español que él promete mejorar. “¿Quieres más”, preguntaba el vocalista con una risa maquiavélica.
El setlist fue así: 742617000027, (Sic), Eyeless, Wait and Bleed, Surfacing, Spit It Out, Tattered & Torn, Me Inside, Liberate, Prosthetics, No Life, Diluted, Only One, Scissors y Eyeone.
Los 'pogos' en las canciones más fuertes también fueron protagonistas, pero no al ritmo que notas musicales como las de Slipknot se merecen. Pero la razón era clara: había que disfrutar del show, de la energía de cada uno de los integrantes, que con sus atuendos y talento, reafirmaron porqué esta banda ha sido una de las más importantes en la historia del metal.
REDACCIÓN CULTURA