Al final del empate 2-2 entre Colombia y Paraguay, que supo a derrota, Jhon Jáder Durán dijo: "No somos el diablo”, como una forma de reducir el extremismo de los colombianos, que cuando la Selección gana exigen que sea campeona del mundo y cuando pierde afirman que no debería ir al Mundial.
Y no, no son el diablo, pero sí se le mete el demonio al técnico Néstor Lorenzo cuando hace los cambios, cuando decide bajar el ritmo del partido tras ir ganando 2-0, en vez de seguir jugando al contragolpe o cuando afirma que los cambios dieron resultado, sin reconocer que se terminó atacando a los trancazos y eso porque Paraguay decidió replegarse.
No son el diablo, pero su juego si espanta, sin liderazgo, por momentos, en la cancha y en la raya
No son el diablo, pero también se le mete el ‘patas’ a Daniel Muñoz cuando tiene un fútbol angelical en Inglaterra, pero acá se condena en la paila del infierno; o se le mete ‘satanás’ a Richard Ríos cuando le rebota el balón y se le pierde la claridad en los pases o se le mete a James Rodríguez, con cachos y cola incluidas, cuando se va desapareciendo en los partidos con el transcurrir de los minutos.
Y si Colombia hoy tiene puesto al Mundial del 2026 no es por el trabajo del técnico Néstor Lorenzo, ni por los cinco pases de James, ni siquiera por los seis goles de Luis Díaz, es gracias a Gianni Infantino, presidente de la Fifa que se inventó una Copa del Mundo con 48 selecciones.
Colombia vs. Paraguay. Foto:Vanexa Romero/ El Tiempo
No son el diablo, pero su juego si espanta, sin liderazgo, por momentos, en la cancha y en la raya, sobre todo después de la derrota en la final de la Copa América contra Argentina.
Ahí se desvanecieron las 28 fechas de invicto con Néstor Lorenzo y con la llegada de las derrotas se notaron las falencias del juego, los vacíos en la defensa, la falta de contundencia en algunos partidos y la desconcentración que cobró puntos contra Bolivia, Uruguay y Brasil en los minutos finales de los encuentros.
Eso sí, Colombia no está eliminada ni condenada, pero si sigue con este nivel irregular, la clasificación se complicará más de lo necesario. Decir “no somos el diablo” es una manera de pedir paciencia, pero con un rendimiento del 47,6 por ciento y, sobre todo, con sus formas, Colombia espanta.
Camila Espinosa
Para EL TIEMPO