'Se apoderó de todo': reportan aumento de consumo de marihuana en EE.UU.; estos son los riesgos poco conocidos de la droga

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En Maine, una pediatra ve a adolescentes tan dependientes del cannabis que lo consumen prácticamente todo el día, todos los días —“una cantidad increíblemente aterradora”, dijo.

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En todo Estados Unidos, los psiquiatras han estado tratando a un número cada vez mayor de personas cuyo consumo de cannabis les ha provocado delirios, paranoia y otros síntomas de psicosis.

Y en los departamentos de emergencia de los hospitales, los médicos se encuentran con pacientes con vómitos intensos inducidos por la droga —una condición potencialmente devastadora que alguna vez fue rara, pero que ahora, dicen, es común.

Decenas de millones de estadounidenses consumen la droga con fines médicos o recreativos —la mayoría de ellos sin problemas. Pero a medida que más personas consumen cannabis más potente y con mayor frecuencia, un número creciente, en su mayoría consumidores crónicos, está sufriendo graves consecuencias para la salud. Y las lagunas en las regulaciones estatales, los mensajes limitados de salud pública y las restricciones federales a la investigación han dejado a muchos consumidores, funcionarios gubernamentales e incluso médicos en la ignorancia sobre estos resultados.

Muchos consumidores creen que las personas no pueden volverse adictas al cannabis. Pero alrededor de 18 millones de personas —casi un tercio de todos los consumidores mayores de 18 años en EU— han reportado síntomas de trastorno por consumo de cannabis, de acuerdo con estimaciones de un análisis de datos realizado para The New York Times por un investigador de salud pública de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Eso significaría que continúan usando la droga a pesar de los importantes efectos negativos en sus vidas. Se considera adictos a unos 3 millones de ellos.

Las estimaciones se basan en las respuestas a la encuesta nacional sobre el uso de drogas en EU del 2022. Los resultados son particularmente impactantes entre los jóvenes de 18 a 25 años: más de 4.5 millones consumen la droga a diario o casi a diario, y el 81 por ciento de esos usuarios cumplen los criterios del trastorno.

La marihuana es conocida por calmar las náuseas. Pero en algunos usuarios tiene el efecto contrario.

Jennifer Macaluso, una estilista en Elgin, Illinois, recurrió a la droga a los 40 años cuando un médico se la sugirió para aliviar sus migrañas severas. Comenzó a usarla en el 2019 y funcionó.

Pero después de varios meses, tuvo episodios de náuseas y vómitos tan debilitantes que tuvo que dejar de trabajar. Alrededor de una docena de médicos diagnosticaron erróneamente el problema. Uno le extirpó la vesícula biliar, otro le retiró los implantes de seno. Varios culparon a la menopausia.

Por fin un médico confirmó correctamente el diagnóstico de Macaluso: síndrome de hiperémesis cannabinoide, o CHS, una afección causada por el consumo excesivo de cannabis y caracterizada por náuseas, vómitos y dolor. Puede provocar deshidratación extrema, convulsiones, insuficiencia renal y paro cardíaco. En casos raros, ha causado muertes —al menos ocho en EU.

Desde que el síndrome se documentó por primera vez en el 2004, los médicos han observado un fuerte aumento en casos. Debido a que no se registra de manera consistente, es casi imposible rastrear la condición con precisión. Pero los investigadores han estimado que hasta un tercio de quienes consumen cannabis casi a diario en EU podrían presentar síntomas, a veces graves.

Los médicos e investigadores reconocen que la marihuana puede ofrecer beneficios sustanciales para la salud de ciertos pacientes. La mayoría estaba a favor de la legalización de la droga. Pero muchos estaban preocupados por importantes lagunas en el conocimiento de sus efectos, la regulación del mercado comercial y la divulgación de los riesgos.

Los Estados de Estados Unidos comenzaron a legalizar la marihuana hace casi 30 años, inicialmente para uso médico. Pero el cannabis sigue siendo ilegal bajo la ley federal, lo que ha obstaculizado la supervisión y los estudios científicos.

Y los Estados han implementado estándares y regulaciones inconsistentes. Sólo dos Estados limitan los niveles de THC, el componente intoxicante de la planta.

“Hasta que no investiguemos sobre el cannabis drásticamente transformado en todas sus formas, creo que ponerlo bajo el paraguas de una droga legal y segura es un error”, dijo Yasmin Hurd, neurocientífica en el Hospital Mount Sinai, de NY. “Es engañoso en el mejor de los casos y peligroso en el peor”.

Muchos médicos han visto un creciente número de pacientes con psicosis temporal inducida por el cannabis —que dura horas, días o incluso meses. Si bien es más común entre los consumidores más jóvenes, puede afectar a personas de todas las edades, ya sean consumidores habituales o primerizos, y con o sin antecedentes familiares u otros factores de riesgo de psicosis.

Los médicos también han observado un aumento en los trastornos psicóticos crónicos, como la esquizofrenia, en los que creen que el cannabis fue un factor contribuyente. El consumo de marihuana puede afectar el desarrollo del cerebro, particularmente durante el período crítico de la adolescencia hasta los 25 años. Este es también el periodo en el que suelen surgir los trastornos psicóticos, y cada vez hay más evidencia que asocia a ambos.

Estudios recientes muestran que mientras más potente es el cannabis, más frecuente es su uso y mientras más temprana es la edad de consumo, mayor es el riesgo.

Un estudio realizado en 11 sitios de Europa halló que las personas que consumían regularmente marihuana con al menos 10 por ciento de THC tenían casi cinco veces más probabilidades de desarrollar un trastorno psicótico que quienes nunca la consumían. Un estudio realizado en Canadá encontró que el riesgo de desarrollar uno era 11 veces mayor para los consumidores adolescentes que para los no consumidores. Y los investigadores estimaron que hasta el 30 por ciento de los casos de esquizofrenia entre hombres en Dinamarca de entre 21 y 30 años podían atribuirse al trastorno por consumo de cannabis.

A Javonte Hill, de 33 años, le habían diagnosticado trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión antes de dejar la Armada de Estados Unidos. Su novia, Eva Zamora, de 26 años, consumía marihuana ocasionalmente y le decía que era una buena forma de relajarse. El año pasado, Hill dio un toque a una pipa de flor de cannabis de un dispensario de Denver, Colorado.

Rápidamente se vio abrumado por temor, paranoia y alucinaciones. Aproximadamente una hora después del episodio, cuando los dos perros de la pareja comenzaron a pelear, él tomó su arma y comenzó a disparar, hiriendo a Zamora y matando a una de las mascotas.

“Fue como si la realidad se disolviera frente a mí”, dijo Hill. “Estaba viendo representaciones del diablo en el infierno y demonios”. Le diagnosticaron alucinaciones inducidas por drogas y está en libertad condicional tras declararse culpable de agresión y crueldad animal.

Nathanael Katz, de 21 años, empezó a consumir marihuana a los 12, cuando un primo le entregó un churro. A los 13, consumía todo el día, todos los días. Durante un tiempo, le gustó cómo aliviaba su ansiedad. Pero a medida que creció su tolerancia y aumentó su uso, empezó a sentirse más ansioso. No podía dormir ni comer sin cannabis.

“Así supe que era un problema, porque pensaba: ‘No me gusta cómo me hace sentir’, pero aún así lo hacía constantemente”, dijo Katz. Con el tiempo también consumió opioides y acabó en rehabilitación. Ahora lleva más de un año sobrio y orienta a adolescentes que buscan dejar las drogas.

Dejar la marihuana puede ser escabroso. Las personas con CHS suelen experimentar la mayor cantidad de dificultades, incluyendo dolor físico similar al de la abstinencia de drogas más fuertes, pero otras también batallan para comer, dormir y funcionar. Las personas que recurrieron a la droga para ayudar a aliviar la ansiedad o la depresión descubren que esos problemas empeoran al principio sin el cannabis.

Macaluso, la estilista de Illinois, dijo que si hubiera sabido que la droga podía causar tanto sufrimiento, no habría seguido usándola después de que comenzaron sus síntomas.

“La gente necesita saber”, dijo. “Simplemente hay que advertirles de ello”.

“Hay una diferencia entre legalizar el cannabis original... y los productos que existen hoy”.

Yasmin Hurd

neurocientífica que dijo que el 
campo médico se ha quedado atrás 
en su comprensión del fármaco.

“¿Por qué no saben más de ella los médicos? ¿Por qué nadie me lo mencionó?”.

Jennifer Macaluso

sufrió terribles efectos en su salud al consumir cannabis 
para las migrañas.

“Al principio, la hierba aliviaba la ansiedad, pero luego causó ansiedad”.

Nathanael Katz

empezó a consumir cannabis a los 12 años, cuando un primo le dio un churro en una reunión familiar.

“Estaba fuera de la realidad. Era el infierno”.

Javonte Hill

dio un toque a una pipa de flor 
de cannabis y en minutos se vio preso del temor, paranoia 
y alucinaciones.

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