Santa Fe vuelve a rugir y ahora le gana a Fortaleza en Bogotá: el león sigue despertando

hace 7 horas 15

Santa Fe está despertando, lo hace de a poco, como un león que quiere reconquistar su reino, lavarse la cara y la melena, y rugir, rugir fuerte. Aún ni siquiera ha nombrado a su nuevo entrenador, pero mientras esté ganando, se puede tomar su tiempo prudente. Este domingo, en la fecha 8, derrotó a Fortaleza 2-0 en El Campín, sin brillo, pero con eficacia.

Santa Fe se va sacudiendo tras la crisis que vivió por la eliminación de la Copa Libertadores y la salida del técnico Pablo Peirano. El equipo lleva dos victorias seguidas bajo el interinato de Francisco López junto a Róbinson Zapata.

Los dos goles le costaron mucho sudor y mucho esfuerzo, porque Santa Fe no tuvo un juego fluido ni demoledor, más bien tuvo un partido plano, pero contundente en dos momentos clave y así lo ganó. 

Iban 44 minutos cuando llegó el primero, la afición ya se alistaba para descansar los ojos de ese partido tedioso, los más impacientes ya se iban rumbo al baño o a las comidas, pero los esperanzados de siempre no se lo perdieron: fue ahí, al borde de terminar el primer tiempo, cuando Mosquera lanzó un centro al área, Olivera estaba esperando, despegó sus pies del pasto y metió un cabezazo defectuoso, la pelota, obediente, regresó a sus pies, Olivera remató esta vez con violencia y fue al travesaño, con la buena suerte de que el rebote le quedó a Christian Mafla, que disparó fuerte para que nada ni nadie estropeara ese gol que parecía enredado.

El resto del partido Fortaleza fue al frente a ver si conseguía una gesta, y la acarició, se ilusionó dos veces, una cuando Lucumí picó al vacío y encaró al portero Marmolejo, que le hizo un achique de los que conoce bien, le tapó todo el panorama y atajó. Era gol, debió ser. Era mejor asegurar el resultado para evitar una de esas pesadillas que tantas veces ha visto la hinchada en El Campín.

Omar Fernández Frasika conectó un remate que le quemó los guantes al portero y sacudió a la afición, que quería otro gol, quería tranquilidad, no merecía un domingo de angustias. Y sobre el minuto 83, Rodallega dijo, “aquí estoy, soy el goleador, tírenme una”, y Ángelo le hizo caso, se la cedió cuando él pudo haber pateado, y Rodallega no falló, 2-0, y el partido ahora sí tuvo otra cara, y la victoria supo mejor, y la afición se fue contenta, aunque sobre el final Lucumí exigió otra vez a Marmolejo. Eso fue todo, el león ganó y sigue despertando.

PABLO ROMERO

Redactor de DEPORTES

@PabloRomeroET

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