Luego de la crisis diplomática del pasado domingo 26 de enero que enfrentó a Estados Unidos y Colombia, el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Carlos Reyes, se refiere a cómo quedó la relación comercial bilateral.
Además, aseguró que el Gobierno Nacional sigue firme en su intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y que también revisarán los capítulos de inversión incluidos en los acuerdos comerciales que se han firmado con otros países.
“Obviamente la prioridad va hacia los socios comerciales más importantes y hacia los socios comerciales que tengan las empresas más litigiosas”, manifestó el ministro.
¿Colombia tomará alguna medida comercial después de la crisis diplomática?
Dado que no ha habido ningún tipo de medida comercial por parte de los Estados Unidos, gracias al trabajo diplomático que se realizó el domingo, tampoco se vienen medidas comerciales por parte de Colombia.
¿La relación comercial con Estados Unidos quedó herida luego de este episodio?
Colombia mantendrá con normalidad sus relaciones comerciales con los Estados Unidos, en el marco del TLC entre los dos países.
Las relaciones comerciales funcionan cuando hay mercados y compradores y vendedores dispuestos a participar en ellos. En ese sentido, la relación comercial con Estados Unidos se mantiene intacta.
Los dos países se benefician del intercambio comercial y desde el Gobierno Nacional esa realidad es clara y se buscará continuar facilitando esa relación.
Todo esto será, desde luego, priorizando la diversificación de la canasta exportadora de Colombia, ya que es importante que nuestras exportaciones consistan en una multiplicidad de productos y que lleguen a tantos países del mundo como sea posible.
¿Le preocupa que a Colombia le aplique ese arancel global del 10 por ciento que contempla el presidente Donald Trump?
Habrá que ver en qué tipo de medida se traduce eso para Colombia. Más que un tema de preocupación, hay que aprovechar las oportunidades que vienen de una administración que está abierta a ideas que antes no se contemplaban. El hecho de que las cosas están abiertas a una revisión, en principio, nos permite obtener una serie de acuerdos más ventajosos.
¿En qué consiste esa nota interpretativa que se le hizo al TLC con Estados Unidos?
Con esta nota interpretativa los dos países aclaramos qué quieren decir las cláusulas de protección a la inversión, que están contenidas en el TLC entre Colombia y Estados Unidos.
Tal y como está el texto, puede parecer muy amplio y dar lugar a demandas de multinacionales frente a acciones del Estado colombiano. Además, puede hacer que algunas multinacionales que Estados Unidos preferiría retener en su país vengan a Colombia con la promesa de que no les aplican las mismas condiciones que a las empresas colombianas.
Los acuerdos de inversión que Colombia ha firmado con otros países dicen que si el inversionista tiene unas expectativas razonables de hacer utilidades en el país y algo que hace el Gobierno impide que esas expectativas se cumplen, el inversionista tiene derecho a una compensación por parte del Estado.
La lucha interpretativa estaba en cuáles eran esas expectativas razonables de un inversionista. Algunas multinacionales han insistido mucho en empujar esto hasta un extremo en el cual dicen que no esperaban que el Gobierno llevara adelante sus políticas públicas en cuanto a protección ambiental, protección laboral o la reglamentación del sector donde están invirtiendo.
Entonces, dicen que cualquier cambio que se haga les mueve el piso y por eso tienen derecho a una compensación. Esta es una interpretación leonina y desafortunadamente se ha venido dando más y más.
Los dos países estamos preocupados por esa interpretación que se le está dando a las cláusulas y por eso decidimos firmar la nota interpretativa, que es beneficiosa para ambos países.
¿El gobierno de Donald Trump está de acuerdo con esta nota?
Quien inició este tipo de notas interpretativas fue precisamente el gobierno del presidente Donald Trump en su TLC con México y Estados Unidos porque, así como a nosotros no nos gusta que una empresa venga aquí a demandarnos por desarrollar nuestras políticas públicas de una manera legítima, en Estados Unidos también temen, con justa razón, que los inversionistas digan que se van a Colombia porque los dejan contaminar o ser más laxos con respecto a una serie de derechos.
Los dos países estamos de acuerdo en que es importante dejar claro que estas cláusulas eran para evitar grandes arbitrariedades contra las empresas, y no para impedir que los países desarrollen de manera normal sus políticas públicas.
No pensamos que aquí se esté haciendo algo que vaya en contra de las políticas que legítimamente buscará perseguir el gobierno del presidente Trump.
¿No es justo que las empresas reclamen cuando el cambio en las reglas de juego hace inviables sus inversiones?
Aquí no se está cambiando nada, se está aclarando lo que se quiso decir desde un principio. Colombia y Estados Unidos estamos de acuerdo en que, en ningún momento, quisimos que las compañías fueran a merecer alguna compensación porque un país desarrolla de manera legítima sus políticas públicas.
Por supuesto que es razonable que las compañías esperen estabilidad jurídica. En algunos casos las políticas del Gobierno son derechos adquiridos y la justicia colombiana les garantiza eso.
Dentro de la justicia colombiana existe un sistema bastante garante de los derechos de las compañías. Entonces, ¿por qué buscar una protección adicional como si la justicia colombiana no se tomara muy en serio esos derechos adquiridos? Esa garantía ya la tienen las empresas.
¿Las empresas ya no podrán acudir al Ciadi para resolver pleitos con Colombia?
Sí se puede acudir al Ciadi cuando haya casos de una muy grave discriminación contra la compañía por provenir del país que proviene, pero ya queda claro que los árbitros no pueden entrar a revisar cuestiones de fondo de los pleitos que traen las compañías, sino únicamente cuestiones de forma o de debido proceso. Ahí podrían entrar a pelar ante el Ciadi.
El Ciadi conserva un papel acotado. No se quitan las garantías constitucionales que tienen las compañías en ambos países, pero sí quita un poco esa idea de que el tribunal final para estas controversias en temas de fondo es el Ciadi.
¿La inversión extranjera se verá afectada por esta decisión?
Las razones por las que la inversión extranjera viene a Colombia, o a cualquier país, son múltiples. De acuerdo con el Banco Mundial, los acuerdos de protección de la inversión están bien abajo en la lista de lo que más le importa a un inversionista cuando llega a un país.
Les interesan muchas otras cosas en las cuales estamos trabajando. A las empresas les interesa muchísimo más que haya una fuerza laboral altamente calificada, que haya infraestructura para facilitar la exportación de sus productos y que haya un mercado robusto.
Son muchas otras cosas las que determinan la inversión y esta aclaración sobre el capítulo de inversión del TLC con Estados Unidos realmente no es una razón para temer que se afectará la inversión privada.
AmCham Colombia dice que no tuvieron en cuenta a las empresas para estas conversaciones, ¿por qué?
Las puertas siempre están abiertas para las empresas y para AmCham Colombia. Este gremio viene al Ministerio de Comercio con frecuencia y manifestó sus preocupaciones. Nosotros las escuchamos, pero obviamente escuchar y tener en cuenta no quiere decir que uno esté de acuerdo.
De tenerse en cuenta, se tuvieron en cuenta. Obviamente no íbamos a hacer exactamente lo que querían las compañías, que era tener la posibilidad de beneficiarse con una interpretación excesivamente amplia del TLC con Estados Unidos.
¿Con esta nota interpretativa se descarta la posibilidad de hacer una renegociación del TLC?
Un país soberano siempre debe tener sobre la mesa todas las herramientas de política pública. La renegociación de los acuerdos que ha firmado el país tiene que ser una herramienta potencialmente empleable.
Si algunas cosas que queremos se logran más fácil a través de notas interpretativas, nos vamos a ir por ese camino para no complicarnos más. Pero el mensaje del presidente Gustavo Petro es claro en cuanto a que, si las condiciones altamente desfavorables para Colombia requieren una renegociación, habrá que renegociar.
En este momento no es ningún secreto para nadie que el gobierno de Estados Unidos está haciendo un inventario muy detallado de lo que está en los TLC que ha firmado, y ellos están dispuestos a renegociar para conseguir condiciones más favorables en donde sientan que firmaron malos acuerdos.
Si nosotros también podemos llegar a algo mutuamente más beneficioso para ambas partes, ¿por qué no?
Es clarísimo que ellos quieren renegociar con otros países, de pronto Colombia no está tan arriba en la lista porque el volumen del comercio internacional es muchísimo más grande con otros países.
Una vez Estados Unidos tenga más claridad sobre si les gustaría renegociar el TLC y qué aspectos específicamente, nosotros podríamos revisar las condiciones y llegar a un buen acuerdo.
¿Hay otros capítulos del TLC con Estados Unidos que requieran de notas interpretativas?
Hay varias cosas que se han venido discutiendo con Estados Unidos. En las importaciones de leche en polvo tenemos unas preocupaciones y pensamos que la situación actual es susceptible de mejoría.
Nuestro enfoque de las notas interpretativas que se puedan acordar o de una potencial renegociación del TLC será la agricultura y el campo.
¿Se está revisando el capítulo de inversión en acuerdos que se han firmado con otros países?
Lo que se firmó con Estados Unidos es una buena nota interpretativa y nosotros pensamos que sobre esa base deberían verse los acuerdos comerciales que se han firmado con otros países.
Este tipo de nota interpretativa nos gustaría extenderla a los demás TLC y acuerdos de inversión que ha firmado Colombia.
¿Hay algún acuerdo comercial en específico que sea prioridad revisar?
El principio de que un país debe tener la capacidad de desarrollar sus políticas públicas de manera legítima sin que eso lo enfrente a demandas arbitrarias ante tribunales internacionales es un principio que aplica independientemente del país.
Obviamente la prioridad va hacia los socios comerciales más importantes y hacia los socios comerciales que tengan las empresas más litigiosas. En ese orden de prioridades nos hemos empezado a acercar a los países con los que tenemos acuerdos de inversión.