¿Quiénes son las mentes maestras detrás del Festival Estéreo Picnic? Esta es su historia en la revista BOCAS

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Sergio Pabón, Philippe Siegenthaler y Santiago Vélez son tres de los cofundadores de Páramo Presenta, que realiza, desde el 2010, el Festival Estéreo Picnic, considerado por expertos de la industria como uno de los mejores festivales musicales de Latinoamérica. Su pasión es la música. Su mentor fue Julio Correal. La banda que los salvó de la quiebra y de la desaparición fue The Killers. Su trabajo es el soñado por muchos y el que ellos, de alguna manera, se inventaron de la nada. Esta es su historia en la revista BOCAS.

Bogotá. 2004. Primeros años del siglo XXI. Dos pares de amigos veinteañeros empiezan a descubrir la industria del entretenimiento impulsados por su gusto por la música y la fiesta. La disfrutan, pero no se la gozan tanto como espectadores, sino como realizadores de los eventos. Sergio Pabón, estudiante de Arquitectura en la Universidad de los Andes, y Santiago Vélez, estudiante de Publicidad en la Jorge Tadeo Lozano, amigos desde que estaban en el Colegio San Carlos, de Bogotá, se la juegan toda por ‘la fiesta’, y dejan sus carreras. El primero cuando estaba haciendo la tesis y el segundo, en séptimo semestre. Van paso a paso, manteniendo “la rueda andando”. “A veces ganábamos y lográbamos tapar un hueco. A veces perdíamos, pero constantemente teníamos que seguir haciendo fiestas. Como que la vida siempre nos dio un salvavidas: pensábamos que estábamos en el hoyo y la vida nos tiraba algo y nos salvaba”, recuerdan.

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“Estábamos en el hoyo y la vida nos tiraba algo y nos salvaba”. Foto:Alejandra Quintero / Revista BOCAS

En esos años, Philippe Siegenthaler trabajaba en Radiónica después de haberse graduado de Comunicación Social en la Universidad de La Sabana y de estudiar tres años de Economía en Suiza. Su amigo Gabriel García tenía un empleo en una agencia de publicidad y los dos también buscaban hacerse un lugar en la incipiente industria del entretenimiento en vivo en Bogotá. Su objetivo era ofrecer una agenda musical basada en sus gustos. ¿El obstáculo? La financiación. Sergio y Santiago, y Philippe y Gabriel eran competencia, pero con el tiempo dejaron de ser rivales, se hicieron amigos y cambiaron la historia.

Ya han pasado dos décadas y Sergio (23 de febrero de 1985), Philippe (3 de febrero de 1979) y Santiago (noviembre 17 de 1982), ya en sus 40, ahora están frente a mí, en una especie de sala de juntas del piso que comparten. Gabriel no puede participar en la charla porque está en su oficina en una reunión. En toda la quinta planta de un edificio en la carrera 13A con 98, en el norte de Bogotá, es donde está su empresa, la que fundaron nueve años atrás (2016) cuando se dieron cuenta de que les iba a ir mucho mejor estando juntos.

Los cuatro son los cofundadores de Páramo Presenta, posiblemente la promotora más importante que hay en Colombia en la actualidad. Gabriel es el director ejecutivo (CEO) de la compañía, Santiago es el director comercial, Philippe se encarga de la compra de talento, y Sergio, además de comprar talento, es el director de los festivales Cordillera y Estéreo Picnic, la joya de la corona de la empresa y del país en cuanto a eventos musicales se trata.

Otro cofundador de Páramo es Juan David Shool, quien es socio inversionista. A Julián Martínez, quien ya no está, y Juan Camilo Silva, director operativo (COO), también se les reconoce el título de fundadores. Todos pueden estar orgullosos —además de conciertos como el de Gorillaz, Paul McCartney, Feid, Shakira, Guns N' Roses, Billie Eilish, Miley Cyrus, Linkin Park—, son los amos del Festival Estéreo Picnic (FEP), el festival donde han estado, entre otros, J Balvin, Red Hot Chili Peppers, Sam Smith, Thirty Seconds to Mars, Fatboy Slim, Blink 182, Lana del Rey, Kings of Leon, Calvin Harris. Este evento ha sido reconocido por varias publicaciones especializadas como uno de los más sobresalientes de la región, y ellos también lo consideran “especial, único, uno de los mejores a nivel mundial”. Este año tienen a Justin Timberlake, Olivia Rodrigo y Alanis Morrisette y Shawn Mendes, entre otros grandes artistas.

Antes de que Páramo Presenta viera la luz, a mediados de la década del 2010, ustedes tuvieron dos promotoras distintas: T310 y Absent Papa. ¿Cómo fueron esos inicios?

Philippe Siegenthaler (P. S.): Por mi lado, con Gabriel García creamos Absent Papa en el 2004 y empezamos a hacer conciertos. Nacimos con la intención de ofrecer eventos que no estaban sucediendo en Bogotá, con mucho indie y rock que nos gustaban y que iban más allá del reguetón, que estaba gigante en ese momento. Literalmente, conseguíamos capital donde pudiéramos. Gabriel, por ejemplo, quien es el mayor de todos nosotros, ya trabajaba en una agencia de publicidad, entonces él invertía la plata de su sueldo. Yo, mientras terminaba la universidad, usé el dinero de una herencia para financiar los shows. Ya cuando empecé a trabajar en radio también usaba esos pagos en los eventos.

Santiago Vélez (S. V.): Más o menos como en octubre del 2004 hicimos una primera fiesta en el bar Monitor, en la calle 79 con carrera 12. Estábamos en la universidad y con Sergio le ayudamos a un socio de ese momento a conseguir un dinero que debía pagarles a los papás. El evento fue de funk, electrónica y drum and bass, con un DJ de cada género: recuerdo que fueron, respectivamente, Juangui, quien tocaba en InVitro y era legendario; Julián Gómez, y Nick, un inglés que era profesor de la Universidad de los Andes. Cada uno nos ganamos 500.000 pesos. Ahí sentimos que hacer fiestas era el negocio y empezamos a movernos. Después de eso, nos fuimos a La Candelaria y alquilamos una casa que se llamaba Siam, que era un antiguo bar que existió en la década de los 90. En esa locación empezamos a hacer las fiestas de T310. Luego, pasamos a hacer fiestas de salsa con la orquesta La 33 y con unos DJ de house o bandas como Diva Gash. Empezamos reuniendo 300 personas y llegamos a 700 y hasta 2.000

Sergio Pabón (S. P.): Con T310 tuvimos un proceso lento. Primero, porque no teníamos experiencia ni los recursos y el mercado no estaba listo. La música alternativa y la escena alternativa eran muy principiantes. Todo era muy ‘underground’, con artistas que en ese entonces eran emergentes, como Bomba Estéreo o ChocQuibTown. Los grandes artistas no venían al país porque veníamos saliendo de una época dura de violencia y Colombia era considerado peligroso. Había que recobrar la confianza y poco a poco fuimos trayendo artistas de ese mundo al que nosotros pertenecíamos y que nos gustaban y que fueron abriendo puertas. Uno de los primeros de renombre que trajimos fue a la banda Franz Ferdinand, en el marco del Festival de Teatro del 2010.

Precisamente, el 2010 es como un año ‘histórico’ en términos de festivales musicales…

P. S.: Absent Papa y T310 éramos competencia y el 2010 marcó un hito, porque fue el año cuando los promotores independientes apostarmos por festivales musicales privados en Bogotá. Nosotros hicimos el Catacoa, que solo duró una o dos ediciones, y el Soma, que se hizo por 5 o 6 años, y T310 realizó la primera edición del FEP, que es el que ha perdurado en el tiempo.

S. P.: Hicimos el FEP por primera vez en el 2010 y tuvimos un impacto fuerte, pues ofrecimos una experiencia que nunca se había vivido en Bogotá. Fue solo un día, el 24 de marzo, y los artistas principales fueron Matisyahu y 2ManyDJs. Fueron 2.000 personas. Sin embargo, perdimos mucho dinero y el resultado, desde lo económico, fue malo.

S. V.: Para la primera edición del FEP estuvimos con Julio Correal, con quien creamos el Festival, y también sumamos a Julián Martínez, quien venía haciendo fiestas electrónicas y alternativas en la ciudad. Decidimos juntarnos con Julián porque para ese 24 de marzo del 2010 iban a estar en Bogotá Matisyahu y 2ManyDJs: él traía a uno de esos artistas y nosotros al otro, y quienes iban a ir a verlos eran las mismas personas, entonces mejor estar juntos.

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Sergio Pabón, cofundador del Paramo Presenta. Foto:Alejandra Quintero / Revista BOCAS

¿Qué tienen que ver Julio Correal y la banda The XX con la llegada de Absent Papa al FEP?

P. S.: Sergio y yo estábamos compitiendo para traer a The XX a Colombia y ya estábamos sobrepagando de manera extrema al artista y caímos en cuenta de que estaba siendo ridículo. O sea, debíamos parar con la competencia porque lo único que íbamos a hacer era acabarnos entre nosotros y perder plata. Entonces, decidimos hacer el concierto juntos y salió bien. Además, para el segundo año del FEP, en el 2011, Julio quiso vender su parte porque quedó muy endeudado con las pérdidas que generó la primera edición del Festival y les comentó a Santiago y a Sergio que Absent Papa podría estar interesado en comprar su parte. Nosotros no teníamos el dinero, pero ahí entró al baile Juan David Shool como socio inversionista. Ese año nació el proyecto en conjunto, pero nos demoramos unos 3-4 años en contemplar convertirnos en una sola marca.

S. V.: Julio nos dijo que ya se había quebrado muchas veces en este negocio y que no quería más. Surgió la alianza con Absent Papa y ellos entraron a asumir unas pérdidas de lo que tenía Julio en su momento y nosotros, T310, pues nos quedamos con otro porcentaje y asumimos otras pérdidas.

Pero el panorama no mejora y las ediciones del FEP 2011 y 2012 generan muchas más pérdidas. Llegaron incluso a considerar acabar el Festival después de su tercera edición…

S. V.: El segundo año (2011) dejó muchas más pérdidas que el primero y para el tercero ya teníamos deudas rondando los 1.000 millones de pesos. El tema se nos salió de piñas, ya no era una maricada y tuvimos conversiones muy profundas.

S. P.: Tomamos la decisión de no volver a hacer el Festival después de la edición del 2012. Nos deprimimos, ya estábamos muy hundidos y debíamos mucha plata. Los proveedores ya no nos soportaban.

¿Cuál es la importancia que tiene para ustedes la banda de The Killers? ¿Es cierto que fue su ‘salvación’?

S. P.: Para 2013, el FEP ya se había hecho un nombre y la agencia William Morris, con la que habíamos hecho una relación importante, nos llamó y nos ofreció a The Killers, sin nosotros buscarlo y sin ellos saber que estábamos en crisis y que habíamos tomado la decisión de no volver a hacer el Festival. Las fechas coincidían, discutimos entre nosotros y sentimos que debíamos darnos una última oportunidad, el todo o nada. ¡The Killers era la banda más caliente del momento! Así que tomamos el riesgo y apostamos.

S. V.: ¡Eso reventó de una vez! Pasamos de 2.000, 4.000 y 6.000 asistentes en los tres primeros años a 25.000. Fue la primera vez que el Festival dio números verdes. Vimos un norte, que vivir de esto sí era viable. The Killers fue un salvavidas que el destino nos botó. Fue como si nos dijera: ‘sigan en este camino, sigan en este camino que van a llegar a algún lado’.

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Sergio Pabón, cofundador de Páramo. Foto:Alejandra Quintero / Revista BOCAS

¿Qué significa Julio Correal en sus vidas?

P. S.: Él es algo así como una guía, como una inspiración espiritual de nuestro negocio. Es una persona muy cercana a nosotros, nos la llevamos muy bien con él.

S. P.: Es como un gran mentor para todo el grupo. Fue muy generoso con nosotros en cuanto a abrirnos puertas, ayudarnos a desarrollar. Nos dio cuerda creativamente hablando y nos llevó de la mano a esa primera liga de artistas importantes. Con él hicimos conciertos, siendo muy jóvenes, de Gustavo Cerati, de Manu Chao, de Robi Draco Rosa, de Enrique Bunbury, la primera gira de Calle 13 en Colombia. Ellos eran amigos de Julio. Él tiene algo muy hermoso y es que siempre fue amigo personal de los artistas con los que trabajaba.

S. V.: Julio tiene una personalidad muy arrolladora y pues él va abriendo puertas y todo el mundo lo quiere. Lo admiramos, lo queremos mucho y lo respetamos. Nos dio el empujón y nos abrió esas primeras puertas para que nos pararan bolas los primeros artistas.

Julio Correal les salvó un concierto del grupo mexicano Plastilina Mosh, ¿cómo fue eso?

S. P.: Eso nos pasó a nosotros con T310. Éramos bien inexpertos y cometimos todos los errores amateurs que se puedan imaginar: compramos mal los tiquetes de avión desde México a Colombia, la embarramos con la documentación de migración, con el hospedaje nos demoramos en pagarlo y no había hotel. Generamos mucha desconfianza y nos iban a cancelar el show. Buscamos a Julio e intercedió por nosotros porque el mánager de Plastilina Mosh en ese momento era el mismo de Los Fabulosos Cadillacs. Le pidió que nos diera una oportunidad, que haríamos un buen trabajo y que él nos organizaría.

Durante su carrera, otro momento difícil que vivieron fue con un show de Julieta Venegas: vendieron menos de 1.000 entradas en Medellín…

S. V.: Para mí, lo de Julieta Venegas fue como un antes y un después en la historia de nosotros. Eso también nos pasó con T310. Fue en el 2007, 2008. Julieta nos puso a trabajar aún más duro. En esa época sonaba en todos lados, tenía su disco de Limón y sal y emisora que uno ponía, ahí estaba. En Bogotá, el concierto lo hizo otro promotor y nos dijeron que Medellín estaba disponible y nos fuimos para allá convencidos de que íbamos a llenar la plaza de toros. Vendimos 100 boletas y nos sentíamos seguros que la última semana se vendería todo. Al final, de 12.000 entradas que teníamos, vendimos 700. El lugar estaba vacío y Julieta lo que hizo fue agrupar a todos en platea y darles el concierto. Ese evento nos metió una templada brava.

S. P.: Nosotros no estábamos haciendo esto como con un plan de negocios, ni con una visión muy financiera o estructurada del tema, y no nos importaba. Éramos jóvenes y lo que queríamos era hacer conciertos, era lo que nos apasionaba, y como que nunca hubo ese afán de ganar dinero y tampoco mucha estructura, porque ninguna estructura habría soportado esto. Cualquier persona con un poquito de experiencia y análisis y financiero nos habría dicho: ‘cierren esto, vuelvan a la universidad y olvídense de los conciertos para siempre’.

Tanto en su trayectoria separados, en sus primeras promotoras, como en Páramo, han pasado momentos económicos difíciles. ¿Qué los motivó a seguir adelante a pesar de los problemas financieros? ¿Por qué nunca botaron la toalla?

P. S.: Yo creo que tiene que ver con la terquedad del ser humano. Cuando a uno le gusta algo, va hasta las últimas consecuencias, y siempre como que existió algo de oxígeno por alguna razón, un empujón de más. Afortunadamente no hemos desfallecido y hemos logrado mantenernos de algo que nos gusta mucho.

S. P.: La pasión por la música nos hizo persistentes, creer en el sueño y querer hacer conciertos.

S. V.: A pesar de las quebradas, siempre hemos puesto la cara y hemos pagado, así nos toque de a un peso mensual. La motivación para seguir es que es emocionante ver respirar cada evento que hacemos. Vivimos lo que estamos creando y disfrutamos ver existir los festivales, ver al público feliz, a los artistas dándola toda.

Por varios años compartieron oficina, sacaron adelante el FEP, se ‘coquetearon’, pero formalizaron la relación hasta el 2016 con el nacimiento de Páramo Presenta…

P. S.: Éramos muy parecidos entre T310 y Absent Papa, teníamos principios muy parecidos, pensábamos similar, teníamos gustos similares, visiones similares, o sea, éramos muy compatibles. Nos sumamos bastante en cuanto a personalidades y talentos. Caímos en cuenta de que nos entendíamos perfectamente y era el momento de buscar un nombre para seguir juntos. Porque lo que sí teníamos claro es que nuestros nombres eran complicados y pues juntarlos iba a ser aún más complicado.

¿Cómo llegaron entonces a decidirse por Páramo?

S. P.: Queríamos un nombre que de alguna manera representara lo que éramos y en ese momento pues como que hubo dos motivos que nos llamaron mucho la atención alrededor del nombre Páramo: uno, que representaba un ecosistema musical en el que pasan muchas cosas; y dos, que era muy bogotano y muy colombiano. Creo que es un nombre que, además, nos refleja. Es corto, sonoro.

S. V.: Páramo se volvió como nuestro ecosistema musical y fue un nombre que nos conectó a todos desde que lo oímos.

En el 2023 concretaron otra gran jugada empresarial, con la compra que les hizo Live Nation, ¿por qué decidieron vender? ¿Qué de positivo les ha traído?

P. S.: Páramo fue adquirido en julio del 2023 por Live Nation a través de Ocesa Colombia. Fueron negociaciones largas, de varios años. Cuando la empresa más grande de entretenimiento del mundo tocó la puerta vimos muchos puntos positivos para trabajar: en cuanto a conocimiento, contactos, profundidad. Ahora hacemos parte de una familia global de entretenimiento y tenemos ideas más fuertes y poderosas para proponerles a los artistas. También visibilizamos nuestro trabajo a otros actores y otros países, y hemos fortalecido cada uno de los proyectos que hacemos localmente.

Ustedes hacen el FEP, el Baum, el Cordillera y Hermoso Ruido, que es más chiquito y de música emergente. ¿Cuál es el proceso para llevar a cabo estos festivales?

S. P.: Empieza con más de un año de anticipación, con la contratación de los artistas y la búsqueda de patrocinadores. Empezamos a diseñar ese ‘line-up’ soñado y a tratar de traer a los artistas más grandes del planeta. Rápidamente, todos nos van diciendo que no y vamos aterrizando a una realidad que tiene que ver con giras, quién está disponible, quién tiene disco nuevo, quién está activo, los precios. También vamos mirando qué nuevos pasos damos o qué propuestas vamos a presentar, como la zona para menores o las discotecas dentro de los festivales. Creo que el principal motor de desarrollo es la misma gente: el público, cómo va cambiando, creciendo, ampliándose. Musicalmente le queremos llegar a más gente y tenemos que irnos adaptando a ese espíritu de nuestros tiempos y de la ciudad, y de la gente que hoy por hoy tiene 18, 20 años, que de pronto está escuchando música que nosotros no escuchamos. Queremos que la comunidad LGBTI se sienta muy incluida. Que todo el mundo encuentre su lugar en el mundo y pueda ser feliz.

S. V.: Con el FEP, por ejemplo, somos de los pocos festivales que año tras año cambian de imagen. Hay que trabajar mucho en marketing, en activaciones de marcas que realmente compaginen con los festivales, que les aporten a los usuarios. Hay una curaduría 360 tanto de la imagen que escogemos para hacer los festivales como de las marcas. Es como toda una maquinaria que hoy en día tenemos mucho mejor aceitada y siempre sabemos que podemos mejorar.

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Philippe Siegenthaler Foto:Alejandra Quintero / Revista BOCAS

¿Cómo es liderar los proyectos que hace Páramo?

P. S.: Cada proyecto tiene sus características muy particulares. Para el FEP hay todo un rollo curatorial con más países y se trata de tener en cuenta los gustos, las audiencias, los pensamientos de lo que puede pegar a futuro en Brasil, Argentina, Chile y Colombia. Lo que hacemos entre todos es reunirnos con la gente de Lollapalooza Chicago (Chicago), que es un poco como el facilitador para que la mesa funcione y decide casi que el 60-70 por ciento de lo que pasa en el Festival. El otro 30-40 por ciento lo hacemos Sergio y yo muy localmente, dependiendo de lo que tengamos y de lo que sentimos que puede funcionar. En el caso del Baum, tenemos unos socios externos y ahí pues básicamente es una mesa de tres para ponernos de acuerdo. Para Cordillera, charlamos con Sergio y vamos definiendo los artistas, con un trabajo muy personalizado.

Están en su ‘prime’. Mirando en retrospectiva los momentos en los que tenían dificultades económicas, ¿cómo ven esa evolución que han tenido y toda la comunidad que han creado?

P. S.: Más allá de un festival o un show, lo que siempre hemos querido recalcar en los eventos de Páramo es la libertad. Es desarraigarnos un poco del día a día de cada uno, que muchas veces es muy cuadriculado y conlleva ciertas frustraciones, tristezas, amarguras. Acá buscamos desconectarnos y sentirnos profundos en las sensibilidades, que no sea solo un tema de la música, sino de experiencias completas.

S. V.: Empezamos desde cero y hemos pasado por todo. Hemos evolucionado y es realmente emocionante ver todo el proceso y a dónde hemos llegado. Estando tan metidos en el ‘huracán’ no lo dimensionábamos, pero estamos entendiendo que hemos trascendido para la cultura del país y hemos aportado un grano de arena para cambiar la imagen de Colombia. Las marcas nos buscan. Tenemos las latas de Coca-Cola y de Budweiser con la marca Festival Estéreo Picnic. Esto va a seguir creciendo.

S. P.: El reto más importante es mantenernos vigentes y es algo que me motiva mucho. Debemos evolucionar para responder a la sociedad actual en la que vivimos, a los tiempos en los que vivimos, a la gente que quiere ir a lo que hacemos, y eso es lo que me parece más divertido: tenemos esa misión de estar a la vanguardia en muchos frentes y eso es un reto muy bacano que, a mí personalmente, es lo que me hace venir a trabajar todos los días.

Sin duda, el FEP es el festival más importante de Páramo, ¿qué significa el FEP para ustedes?

P. S.: Me gustaría que fuera más libre, pero para mí es libertad.

S. P.: Es el ahora. Es como una especie de paréntesis en la rutina de la gente y en la vida diaria para conectarse y vivir 100 por ciento.

S. V.: Es mi hijo. Lo gestamos, lo vimos nacer, lo hemos visto gatear, caminar. Ahora lo estoy viendo trotar y espero verlo correr.

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Páramo Presenta ha marcado un antes y un después en los festivales de música en Colombia. Foto:Alejandra Quintero / Revista BOCAS

¿Qué les produce la música?

P. S.: Sensaciones.

S. P.: Es como el reflejo de la esencia humana. Es puro arte.

S. V.: Liberación.

¿Cuál es el ritmo musical favorito de ustedes?

P. S.: Ha variado durante todos los más de 20 años que llevo trabajando en esto. Soy bastante multifacético y me gusta toda la música. Peleé muchos años contra el reguetón, pero Bad Bunny me cambió la perspectiva y aprendí a apreciarlo. Eso sí, si me tengo que quedar con un género, el indie.

S. P. y S. V.: El rock.

¿Quién es su o sus artistas preferidos?

P. S.: Le voy a dar mi ‘top’ 5. Serían: Radiohead, The Strokes, Kendrick Lamar, Bad Bunny y Feid.

S. P.: Creo que uno tiene grupos favoritos en diferentes momentos de la vida. Eso me parece una putería y yo estoy muy ligado a esos grupos que fueron mis grupos favoritos alguna vez. Por ejemplo, The Strokes es mi época de colegio, mi parche de amigos. Rocío Dúrcal o Juan Gabriel son muy importantes porque me recuerdan a mi mamá, a mis abuelos. Esos vínculos es lo que me hace amar la música.

S. V.: Uno de mis artistas favoritos es Gorillaz, y mi padre me inculcó a Frank Sinatra. Actualmente me fascina Kapo.

¿Qué canción siempre escuchan?

P. S.: En este momento, algo de New Order.

S. V.: On Melancholy Hills, de Gorillaz. Y me gusta poner mucho Shakira.

S. P.: Una canción que me acompaña mucho es Paloma, de Andrés Calamaro. La escucho muy seguido. También está All my friends, de LCD Soundsystem. Esa es la banda de la compañía, y ya un poco mayores, de fiesta, nos activa a todos. Nos conecta.

¿Con qué artista sueñan trabajar y todavía no se ha dado?

P. S.: Radiohead. Antes me dolía, antes era mi meta suprema, después vinieron a Colombia y pues ya me importa un poco un jopo, pero quisiera tenerlos. Sería increíble que pasara.

S. P.: Cordillera es un festival que de alguna manera nos reconectó y nos reenamoró con este negocio, porque nos hizo reencontrarnos con unas raíces familiares, sociales, culturales muy fuertes y latinas. He soñado con traer a Silvio Rodríguez al festival. No viene a Bogotá desde 1992, creo, y ese regreso sería épico y muy importante para nosotros a nivel emocional.

S. V.: Es un imposible, pero me hubiera gustado Daft Punk.

¿Quiénes han sido algunos de los artistas que los han sorprendido?

S. P.: Es muy difícil hablar de los artistas porque los conocemos cuando están sujetos a un montón de presión. Pero hemos conocido personas muy cariñosas, bonitas, leales. Con Arcade Fire, por ejemplo, fuimos hasta el Parque Tayrona. Otro artista que a mí me sorprendió absolutamente como giraba y todo su ritual antes de tocar, fue Jack White. Él giraba con un equipo de gente que estaban todos uniformados, parecían como personajes de la serie Peaky Blinders, y eran unos caballeros, unos señores. Trataban a la gente hermoso. Él, puntualmente, viajaba con muchos vinilos y un equipo de sonido, y ponía música en el camerino como para ambientarse. Faltando media hora para el show sacaba un bate y empezaba a pegar batazos al aire, como descargando energía. Después, soltaba el bate y salía a escenario.

S. V.: A mí, alguien que me sorprendió fue C. Tangana, sobre todo por su impresionante puesta en escena.

P. S.: Yo diría que ver a The White Stripes, con Jack White. Verlo en vivo sobredimensionó cualquier tipo de expectativa.

¿Cuál es el sueño cumplido en este negocio o esa banda o artista que también generó en el equipo otro punto de inflexión?

P. S.: Arctic Monkeys, entre otras cosas, porque fue sencillo cerrarlos, y diría que el regreso de Guns N' Roses.

S. P.: Nos soñábamos con Shakira y yo diría que es nuestro último gran hito. También toda la movida indie, con Arcade Fire, Arctic Monkeys, The Strokes, Gorillaz. Y, sin duda, Guns N' Roses, el primer artista con el que hicimos un show de estadio. Luchamos durante años, casi una década intentando hacer un concierto de estadio y ese fue el primero que convencimos. Meto en este grupo a Zoé, porque es una banda con la que hemos estado durante 15 años, en shows pequeños, con llenos totales. Y otros artistas del rock en español, como Calamaro, Bunbury, Draco Rosa, Los Fabulosos Cadillacs.

S. V.: Resalto el haber entrado al circuito de estadios con Guns N' Roses, entre otras cosas porque es una banda que nos recuerda nuestra adolescencia. En mi caso también resalto al Grupo Niche y al Binomio de Oro en el FEP. Estas dos agrupaciones nos permitieron abrir el espectro para meter más cosas del país al Festival. Antes estaba como muy cerrado al rock, a música alternativa, y abrimos el umbral con talento histórico colombiano.

Hablando de Shakira, ¿cómo fue trabajar con ella y qué pasó con la cancelación del concierto en Medellín?

S. P., S. V., P. S.: Ha sido un reto importante, pero hemos visto el impacto de una artista transgeneracional como Shakira y hemos sentido esa conexión única entre el público colombiano y su artista más querida. En cuanto a Medellín, se reprogramó la fecha para el 13 de abril del 2025 y se sumó una nueva fecha, para el 12 el mismo mes. Las personas que deseen podrán solicitar la devolución de su dinero.

¿Les han hecho peticiones excéntricas?

P. S.: Nos han salido con querer conocer la hacienda Nápoles, pensando que era muy fácil llegar en un avión privado hasta allá. Pero muchas de las excentricidades no tienen que ver ni siquiera con el artista, sino con su equipo a manera de probarnos. Entonces, por ejemplo, a veces ponen cosas tipo 5.000 M&M's de un color específico. Eso es imposible, pero si les damos un recipiente pequeño de eso que piden, lo ven como un detalle.

S. V.: Nos piden un montón de medias y calzoncillos.

¿Y la fiesta? Desde este lado creo que muchos pensamos que estar en esta industria hace que sean muy fiesteros…

P. S.: Estoy casado desde hace casi 7 años y tengo un hijo de 3, y me considero un papá presente. Nuestro trabajo tiene mucho de destiempos y es muy demandante, hasta los domingos y festivos. Intento involucrar a mi familia en lo que hago para cerrar esas brechas que pueden generarse por la responsabilidad. Me gusta la fiesta, pero con familia hay otras prioridades.

S. V.: Hace más o menos 15 años yo era mucho más rumbero de lo que soy hoy en día. Me tocó ponerme la camiseta y hacer ciertos sacrificios. Caí en cuenta de que por estar en este negocio no debía estar de rumba todos los días y llegué a puntos medios conmigo mismo. Ahora también tengo novia, con quien quiero trascender mucho.

S. P.: La industria tiene un componente nocturno alto, pero hemos crecido y madurado. Nos empezamos a exigir mucho cuando el negocio comenzó y tenemos que tener mucha responsabilidad. También con familia las cosas cambian. Yo tengo esposa, con una relación de varios años, y dos hijos.

¿Cómo ven la escena del entretenimiento y los conciertos y shows en vivo en Colombia?

P. S.: Año tras año nos sorprendemos porque no hemos llegado al límite de lo que esta industria puede significar económicamente para el país. Siempre aparecen nuevas oportunidades, nuevos formatos, nuevos lugares donde hacer conciertos, nuevos géneros. Creo que la industria cogió un ritmo y ya no hay vuelta atrás. Estamos viviendo un mercado muy estable.

S. P.: Cada vez me impresiona más como Bogotá y Colombia se parecen más a mercados principales del mundo. Cuando nosotros teníamos 18, 20 años, ir a un concierto era un milagro. Hoy en día, cada fin de semana hay un artista diferente. Estamos teniendo una oferta cultural y musical muy de avanzada, del primer mundo, y en ese sentido estamos muy orgullosos. A medida que crece más el mercado, pues también crece más el público, crece más la audiencia, crece la infraestructura, crecen las bandas locales y hay más colombianos pegados alrededor del mundo. Toda la industria, en conjunto, está explotando.

S. V.: Colombia se está volviendo una parada obligatoria de las de los grandes artistas del mundo. Antes nos saltaban, no veían necesario venir al país y hoy en día, el 90 por ciento de los artistas que están de gira nos tienen en cuenta.

¿Les hubiera gustado ser artistas?

P. S.: No, la verdad no. Creo que me siento muy cómodo estando frente al escenario y poder exaltar a muchos artistas.

S. V.: Hubiera sido interesante entender el sentimiento que viven los artistas. Hay veces en las que he pensado que sería rico estar en un escenario cantando, sintiendo a los fanáticos.

S. P.: Tiene que ser la mejor sensación del mundo, pero la vida que tienen es una vida muy dura y solitaria. Se la pasan viajando y todo lo que conlleva la fama y la exposición mediática no me parece chévere. Me gusta más la vida tranquila.

¿Qué esperar del FEP 2025?

Gabriel García (G. G.): El Festival, en su esencia, es un cúmulo de emociones muy intensas en las que la música es el eje, pero que van mucho más allá. Nosotros trabajamos muy duro para darle un ambiente mágico en el que la gente comparta con sus amigos, conozcan otras personas. La idea es que todo el mundo esté en una actitud muy chévere de disfrutar y pasarla bien, que vean a sus artistas favoritos y descubran otros nuevos. Es un fin de semana en el que se viven demasiadas emociones y en el que trabajamos porque la gente realmente se sienta, como dice el eslogan, en un mundo distinto y se aleja un poco de sus preocupaciones y sus afanes del día a día.

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Han Kang

Han Kang, premio nobel de literatura. Revista BOCAS. Foto:Getty

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