Seguramente alguna vez se ha topado o ha conocido a alguien que siempre tiene la razón, y que no le gusta que le lleven la contraria y, discute incansablemente con argumentos débiles y no acepta reconocer que el otro está en lo cierto.
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La psicóloga Lucía Gómez explica que esta conducta está arraigada a varios factores psicológicos y emocionales y que mantener esta actitud de manera constante puede generar conflictos, distanciamientos y problemas de aprendizaje.
Según la doctora la inflexibilidad cognitiva es uno de los factores que provocan que algunas personas suelan ser más intransigentes que otras, ya que esto puede dificultar que se adapten a nuevas ideas, creencias o puntos de vista cuando enfrentan una situación nueva o contradictoria.
Este hecho puede hacer que los individuos se aferren a su opinión porque creen que si la cambian es sinónimo de debilidad o incoherencia. Ellos pueden tener una mentalidad rígida que no los deja percibir el mundo en términos absolutos.
Cuando estas personas no se detienen a pensar que están equivocados y cuando se ven envueltos en una discusión para ellos lo primordial es ‘ganar’ y su falta de adaptabilidad no solo limita el aprendizaje, sino que dificulta la comunicación efectiva y la resolución de problemas.
Otro factor clave que comenta la doctora es el miedo a equivocarse, el deseo de siempre tener la razón, puede estar relacionado con alguna experiencia traumática que haya tenido en el pasado, como haber sido juzgado o castigado por cometer algún error.
Para algunos no es fácil aceptar que se equivocaron, porque para ellos es mostrar su vulnerabilidad o insuficiencia y esto puede amenazar su autoestima y el miedo puede estar asociado con la necesidad de mantener una imagen de perfección.
Para ellos es imposible ver el error como una oportunidad para aprender y crecer, ya que su miedo a equivocarse lo ven como un fracaso personal y ellos lo tratan de evitar a toda costa.
La obsesión por tener siempre la razón puede estar impulsada por la necesidad de controlar las situaciones y a las personas, al sentir la sensación de poder y seguridad que tienen en su mundo no los deja ver más allá ni buscar soluciones.
La psicóloga también observa que en algunos casos la defensa de la autoestima y el deseo de tener siempre la razón, ya que si llegan a reconocer que lo que dice el otro es cierto, pueden verse amenazados, por eso tratan siempre de no salirse de su papel.
Aunque pensaran que este tipo de personas no puede tener solución, la especialista comenta que el primer paso para cambiar esa actitud es que deben aprender a reconocer cuando están equivocados y que es normal que cometan errores, dado que estos no son signo de fracasos, sino una oportunidad de crecer.
La empatía es otra herramienta poderosa para superar la necesidad de imponer su punto de vista y escuchar activamente es un buen ejercicio para ir dejando esta mala práctica.
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WENDYS PITRE ARIZA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
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