¿Qué pasó cuando una orquesta dijo adiós a los conciertos exclusivamente masculinos?

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En el 2021, Marlene Brüggen, organizadora de conciertos en Alemania, estaba escuchando el podcast “Herrengedeck” y se enteró de un festival de música pop con paridad de género entretejida en su programación. Al día siguiente, consultó la planeación de su propio festival, con unos 200 conciertos. Las mujeres estaban seriamente subrepresentadas.

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“No habíamos prestado atención a eso en absoluto”, dijo. “Fue como si me hubieran quitado las vendas de los ojos”.

Ese año, Brüggen solicitó un puesto como directora de planeación artística en la Deutsches Symphonie-Orchester Berlin. Sugirió que la orquesta tocara más música de mujeres. Consiguió el puesto.

Más tarde, cuando ella y Robin Ticciati, el director musical de la orquesta, y Thomas Schmidt-Ott, su director general, estaban considerando la temporada 2023-24, decidieron no sólo incluir más artistas femeninas, sino también requerir que cada concierto presentara por lo menos una obra compuesta por una mujer. La orquesta cubrió las paredes de Berlín con carteles que decían, “¡Ningún concierto sin una compositora!”.

Es poco probable que muchas de las composiciones de mujeres —particularmente las escritas antes del siglo 20— logren ser parte del repertorio estándar, algo que Brüggen reconoce. Pero ese no es su objetivo.

“El proceso de selección que ocurrió con los hombres a lo largo de los siglos no ocurrió con las mujeres”, dijo. “Es nuestra responsabilidad social hacer que eso suceda ahora”.

La temporada de la orquesta aún estaba dominada por hombres que vivieron en Europa en los siglos 18 y 19. Aunque cada programa impreso tenía un retrato de una compositora en la portada, su pieza solía ser una pequeña fracción del tiempo total de ejecución.

La brevedad de muchas piezas compuestas por mujeres —tanto en la temporada de la Deutsches Symphonie-Orchester como en el acervo— refleja siglos de sexismo. Brüggen a menudo tenía poco más que un nombre y un título para guiarse cuando investigaba obras de mujeres. Era difícil o imposible obtener partituras y grabaciones bien editadas, lo que le dificultaba persuadir a directores y solistas invitados para que agregaran piezas de mujeres a su repertorio.

La temporada ha sido polarizante. Entre los músicos de la orquesta, las reacciones han variado “desde entusiasmo hasta escepticismo”, dijo Brüggen. Un artículo en un blog de derecha describió a Schmidt-Ott y Brüggen como “ingenieros sociales” que “representan una amenaza para la sociedad en general”.

La temporada tuvo excepcionalmente buenas ventas, aunque la orquesta no ha recopilado datos que muestren si la venta de boletos está relacionada con la iniciativa.

La compositora Unsuk Chin, cuyo Concierto para Clarinete fue interpretado por el ensamble en enero, dijo: “Para mí, no importa en lo absoluto si el compositor es hombre o mujer o de qué país viene. El único criterio es la calidad. Y si una pieza tiene calidad, debes tocarla”.

La orquesta planea presentar obras más largas de mujeres la próxima temporada, incluyendo la “Sinfonía Gaélica” de Amy Beach. También interpretará más obras de compositoras negras, como Tania León y Jessie Montgomery.

“Nuestro enfoque es utilizar estos dogmas o temas para llegar a nuevos públicos”, afirmó Brüggen. “Por amor de Dios, no para alienar a los viejos, sino simplemente para expandirlos”.

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