¿Qué hay detrás del fracaso de la Cumbre Iberoamericana y cómo entender el momento de desunión en América Latina?

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Las declaraciones casi desesperadas de la canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, intentando vender la idea ante los medios de comunicación que de la XXIX Cumbre Iberoamericana de Cuenca sí había salido “una declaración de apoyo mayoritario”, parecieron naufragar ante la abrumadora evidencia de que esta cita pasará a la historia como la primera en la que no asistió un solo jefe de Estado y de Gobierno latinoamericano –salvo el anfitrión– y que solo España, con el rey Felipe VI, y los presidentes de Portugal y Andorra se hicieron presentes.

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Ni siquiera el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, un frecuente animador de estos encuentros, se escapó del ausentismo al que también se sumaron México, Nicaragua y Venezuela, que no enviaron a nadie. 

Salvo las honrosas excepciones, la mayoría de los países se hicieron representar por funcionarios de segundo o tercer nivel. Tanto, que el chiste en los pasillos era que no parecía una cumbre iberoamericana sino una cumbre iberoecuatoriana.

El fracaso de la cumbre era previsible y debe hacer sonar las alarmas sobre el precario estado de las relaciones entre los países iberoamericanos, más aún ante el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca

Si bien las cumbres iberoamericanas nacieron en 1991 como un foro de integración y de cooperación entre los países peninsulares y Latinoamérica, con el paso de los años se han convertido en un tinglado en el que los mandatarios ventilan sus diferencias y hacen chocar sus ideologías en un claro reflejo de la dificultad de sus relaciones. 

Y no es que en el pasado todo hubiera sido armonía. O quién no recuerda el sonoro “por qué no te callas” del rey Juan Carlos de España al difunto presidente Hugo Chávez en la cumbre de Chile de 2007, cuando este interrumpía constantemente el discurso del presidente de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

En el último día de la Cumbre Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, las principales autoridades participaron en la foto oficial.

Esta imagen simboliza los lazos de amistad, unión y los objetivos comunes que comparten nuestros pueblos.#CumbreEc2024 pic.twitter.com/lgn2gXxX83

— Cumbre Iberoamericana (@CumbreIberoA) November 15, 2024

La reciente Cumbre Iberoamericana puso de manifiesto la profunda desunión que caracteriza actualmente a América Latina

Pero lo de Cuenca no tiene parangón. A pesar de las palabras de ánimo del secretario iberoamericano Andrés Allamand en el sentido de que el compromiso de los 22 países estaba “intacto”, e incluso la declaración del ‘solitario’ Felipe VI, que dijo “sigamos haciendo Iberoamérica, es más lo que nos une que lo que nos separa”, de la cita de Cuenca la región salió con una gran preocupación sobre el futuro de este mecanismo y un enorme sentimiento de irrelevancia o intrascendencia difícil de conjurar.

“Hay que decidir el futuro del diseño de las cumbres”, dijo a manera de resumen el ministro de Exteriores español, José Miguel Albarez, cuyo gobierno recibió la presidencia pro tempore y ahora le corresponde organizar la próxima reunión en 2026.

“La reciente Cumbre Iberoamericana puso de manifiesto la profunda desunión que caracteriza actualmente a América Latina. Con una participación limitada de jefes de Estado y la ausencia de una declaración conjunta, el encuentro terminó de manera anticipada, evidenciando las tensiones internas y los conflictos que dividen a la región”, explicó a EL TIEMPO Daniel Zovatto, global fellow del programa para América Latina del Wilson Center, en Washington.

15/11/2024.- El rey Felipe VI, el presidente de Portugal Marcelo Nuno Duarte Rebelo (d) y el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot (i), posan en la foto de familia de la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno este viernes, en el museo Pumapungo en Cuenca (Ecuador). EFE/ Mariscal

15/11/2024.- El rey Felipe VI, el presidente de Portugal Marcelo Nuno Duarte Rebelo (d) y el jefe de Gobierno de Andorra, Xavier Espot (i), posan en la foto de familia de la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno este viernes, en el museo Pumapungo en Cuenca (Ecuador).

Foto:EFE

El fracaso de la cumbre era previsible y debe hacer sonar las alarmas sobre el precario estado de las relaciones entre los países iberoamericanos, más aún ante el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, cuando justamente lo que hace falta en interés de los ciudadanos iberoamericanos es que resalten los puntos de encuentro para la integración y la conciliación”, subraya, por su parte, Mariano de Alba, especialista en relaciones internacionales.

En efecto, no hubo una declaración oficial sino un documento extraoficial denominado ‘Declaratoria de Cuenca’, que habla de cooperación iberoamericana en la lucha contra el crimen trasnacional, promoción del empleo juvenil, erradicación de la desnutrición y la lucha contra el cambio climático, entre otros. Quizás una colección de buenas intenciones y lugares comunes, pero con poca sustancia a la hora de enfrentar con medidas los problemas de los 22 miembros de la comunidad.

El roce entre Argentina y Cuba

La dramática crisis de violencia haitiana y las pruebas del fraude en las elecciones presidenciales venezolanas fueron trasversales en los discursos, pero lo que dinamitó la cita fue la posición de los representantes cubano y argentino que se trenzaron en una amarga discusión que evidenció que así como sucede en las relaciones entre los países, en estos foros las ideologías tienden a estar por encima de los consensos. 

Como el reglamento indica que las decisiones se toman por unanimidad, el bloqueo se hizo inevitable.

EVE5944. CUENCA (ECUADOR), 15/11/2024.- El presidente de Ecuador, Daniel Noboa (i), habla con el presidente de Portugal Marcelo Nuno Duarte Rebelo, antes de la foto de familia de la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno este viernes, en el museo Pumapungo en Cuenca (Ecuador). La XXIX Cumbre Iberoamericana, celebrada en la ciudad ecuatoriana de Cuenca, se cerró este viernes sin una declaración oficial debido a la falta de consenso entre los diecinueve países participantes, de los veintidós que conforman el grupo de habla española y portuguesa, en la que además no ha habido representación de México, Venezuela y Nicaragua. EFE/ Mariscal

 El presidente de Ecuador, Daniel Noboa (i), habla con el presidente de Portugal Marcelo Nuno Duarte Rebelo, antes de la foto de familia de la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

Foto:EFE

Con una participación limitada de jefes de Estado y la ausencia de una declaración conjunta, el encuentro terminó de manera anticipada, evidenciando las tensiones internas y los conflictos que dividen a la región

Muchos fueron los factores que conspiraron para las notorias ausencias y el desdén con el que algunos países asumieron la reunión. 

La reunión de Cuenca coincidió con la Cumbre Asia-Pacífico (Apec), en la cual la desprestigiada y criticada presidenta peruana, Dina Boluarte, reunió al saliente presidente estadounidense, Joe Biden, y a su homólogo chino, Xi Jinping, entre otros muchos líderes mundiales; y también con la del G20, en donde las principales economías del mundo y un buen número de invitados se dieron cita en Río de Janeiro para –entre otras– lanzar una alianza global contra el hambre y la pobreza liderados por Luiz Inácio Lula da Silva. Las dos, cumbres de un más amplio espectro e influencia geopolítica.

El otro elemento que sin duda marcó la suerte de Cuenca fue la clara violación de la ley internacional, de la convención de Viena y de la soberanía mexicana cuando el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, autorizó en abril a las fuerzas especiales de la policía irrumpir en la embajada de este país, donde se encontraba refugiado el exvicepresidente Jorge Glas, para arrestarlo.

Sobre Glas pesa una condena por corrupción de ocho años de cárcel, y ya al momento de la operación policial el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le habido concedido el asilo político. En consecuencia, México rompió relaciones, y luego se sumaron Venezuela y Nicaragua, justo los países que no enviaron ninguna representación.

GRAF5059. CUENCA (ECUADOR), 15/11/2024.- El rey Felipe VI (i) saluda al presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, durante el encuentro que han mantenido en el marco de la XXIX Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Cuenca (Ecuador). EFE/ Francisco Gómez/Casa de SM El Rey/ SÓLO USO EDITORIAL/SÓLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

15/11/2024.- El rey Felipe VI (i) saluda al presidente ecuatoriano, Daniel Noboa.

Foto:EFE/Casa de Su Majestad El Rey

A esto se sumó la tormenta política interna desatada en la víspera por Noboa, cuyo gobierno suspendió a su vicepresidenta, Verónica Abad, como una medida extrema para evitar que ella lo remplace en el poder durante la licencia que –indica la Constitución ecuatoriana– debe tomar como jefe de Estado para hacer campaña y buscar su reelección. 

Para los constitucionalistas es una medida que va claramente en contra de la carta magna y la Ley porque el ministerio del Trabajo, a través de un sumario administrativo, no puede sancionar a la vicepresidenta, dado que la naturaleza de su poder emana de una votación popular. A lo sumo, muchos países no enviaron sus máximos representantes como señal de desaprobación a Noboa.

“Luego, muchos parecen haber olvidado el artículo del New Yorker, en donde el presidente Noboa barre con amigos y enemigos ideológicos. Eso terminó con la posibilidad siquiera de que cualquier presidente mencionado asista”, escribió Grace Jaramillo en el diario El Universo, de Guayaquil, en una columna titulada ‘La cumbre del desastre’.

La influencia de España

Otra de las tesis esgrimidas para los magros resultados del cónclave de Cuenca tiene que ver con el hecho de que, en opinión de algunos analistas, la región no tiende a mirarse a sí misma como referente de cooperación o de solución y que algunos gobernantes prefieren ver hacia China o Estados Unidos, y ya no tanto hacia España o Portugal como socios naturales en Europa. Lo que otros niegan.

15/11/2024.- Fotografía de la sesión plenaria de la XXIX Cumbre Iberoamericana este viernes, en el museo Pumapungo en Cuenca (Ecuador). EFE/ Mariscal

15/11/2024.- Fotografía de la sesión plenaria de la XXIX Cumbre Iberoamericana.

Foto:EFE

Al respecto, Carlos Malamud escribió en su reporte del Real Instituto Elcano: “Sin intentar quitarle hierro al tema de la menor presencia española, habría que preguntarse: ¿por qué, si EE. UU. ha perdido influencia en América Latina, no iba a pasar lo mismo con España? Junto con la relación de conjunto hay que prestar mayor atención a las relaciones bilaterales, que cambian de un país a otro”.

De Alba, por su parte, dice: “No creo que esto marque un punto de quiebre en las relaciones con España dada la presencia china en la región. La región debe evaluar y mostrar más interés en fortalecer sus relaciones y adelantar sus intereses tanto con España (y Europa) como con China. Latinoamérica y el Caribe no pueden darse el lujo de asociarse solo con una potencia”, dice De Alba.

Pero todo esto, aunque ayuda a entender lo sucedido en Cuenca, no explica integralmente lo que viene sucediendo. Desde hace años, varios líderes regionales, particularmente los de izquierda, han señalado lo que llaman inutilidad de estas cumbres. Y no solo la Iberoamericana, sino el papel de las reuniones de la Organización de Estados Americanos (OEA), por ejemplo, por la dificultad de que se concreten en la práctica las decisiones que allí se toman. “No tenemos dientes”, dicen.

Hoy, en la emblemática ciudad de Cuenca, finalizó la #CumbreIbero2024 con importantes objetivos cumplidos, marcando una hoja de ruta sólida para la agenda de integración y cooperación regional entre los países iberoamericanos. pic.twitter.com/a0MXIb6wlZ

— Cumbre Iberoamericana (@CumbreIberoA) November 15, 2024

La región debe evaluar y mostrar más interés en fortalecer sus relaciones y adelantar sus intereses tanto con España (y Europa) como con China. 

“En esta época cualquier cumbre tiene que poder mostrar resultados claros y tangibles para los ciudadanos de los países involucrados; de lo contrario, sigue aumentando la percepción de que tienen escaso valor”, apunta De Alba, y agrega: “El mecanismo (de las cumbres iberoamericanas) sigue siendo relevante, pero algunos de sus aspectos tienen que ser repensados. Por ejemplo, las reuniones presenciales podrían ser más esporádicas. No hay razón para no sacar provecho máximo de las herramientas de conectividad digital”.

“Pese a sus desafíos y limitaciones, considero necesario y valioso seguir contando con un espacio de diálogo y cooperación iberoamericano. Sin embargo, este foro debe ser reformulado a fondo para adaptarse a los desafíos y oportunidades del siglo XXI, fortaleciendo su relevancia y capacidad para generar consensos y acciones en un mundo en constante transformación. Con España asumiendo la presidencia pro tempore, se abren expectativas para revitalizar este foro, aunque los retos serán significativos. Vale la pena intentarlo. Hay mucho en juego”, apunta Zovato. “Se necesita repensar el mecanismo de toma de decisión. La unanimidad debe ser revisada”, concluyó.

La pelota está ahora en el campo de España, que tendrá dos años para relanzar la comunidad iberoamericana, a pesar de que sus países forman parte activa de un desconcertante y poco gratificante ‘club de la pelea’.

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