¿Qué hay detrás de la confesión del canciller Murillo sobre asistencia de Colombia a la posesión de Maduro?

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Mi preferencia como canciller es que no asista”. De esta manera se refirió el ministro Luis Gilberto Murillo sobre enviar al embajador Milton Rengifo a la posesión de Nicolás Maduro, el próximo 10 de enero, en Caracas. Incluso, advirtió que la decisión aún no es definitiva.

“Esta decisión no se ha tomado. Es una de las recomendaciones que ha recibido el Presidente”, agregó el canciller en una entrevista concedida a Cambio. Igualmente, fue enfático en que en caso de que el diplomático finalmente haga presencia en la ceremonia, eso no implicaría, “en ninguna circunstancia”, un reconocimiento de los resultados electorales del 28 de julio y se enmarca en el respeto entre Estados y la necesidad de mantener canales de comunicación abiertos con el régimen.

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Luis Gilberto Murillo en Quibdó, Chocó. Foto:Cancillería.

Si bien es cierto que el gobierno del presidente Gustavo Petro se encuentra en medio de una encrucijada por la lógica de preservar las dinámicas y los intereses bilaterales que se desprenden de la relación con el vecino país, la confesión personal de Murillo a menos de dos semanas de la ceremonia estaría ligada a un intento por evitar al máximo el costo político de quedar como “cómplice” de una cuestionada investidura presidencial del chavismo, según expertos.

“El costo político de reconocer a Nicolás Maduro es muy alto. Después del 28 de julio la violación sistemática de derechos humanos sobre niñas, niños y adolescentes y nacionales de otros países que incluyen colombianos, hacen que sea muy difícil para el Gobierno justificar el reconocimiento, y particularmente para el canciller que siempre ha tenido una posición adversa”, comenta Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

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Nicolás Maduro recibiendo a Gustavo Petro en Caracas. Foto:Presidencia

El investigador recuerda que Murillo tiene sus propias aspiraciones políticas y es posible que termine saliendo de la Cancillería a comienzos del próximo año en búsqueda de una candidatura presidencial, aunque ha dicho que cualquier movimiento dependerá del presidente Petro. Por eso, preferiría dejar clara su postura y tomar distancia de cualquier repercusión pensando en corto y largo plazo, a pesar de que ahora mismo es el jefe de la diplomacia.

“La posición del canciller Murillo combina la posición institucional de "no actas, no reconocimiento" con cierto ánimo electoral debido a que es posiblemente uno de los presidenciables desde la centro izquierda. Esto lo empujaría a no comprometerse con la posición pragmática del gobierno con tal de mostrar una imagen de candidato que está en sintonía con la opinión pública de no reconocer a Maduro”, sostiene el internacionalista Manuel Camilo González.

Asimismo, señalan que el chocoano sostiene una relación fuerte con los Estados Unidos, con un reconocimiento tanto por demócratas como republicanos, particularmente con la bancada afro, que buscaría mantener fluida.

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Comité de Coordinación Estratégica y de Gestión de 2024 de Cancillería. Foto:Cancillería.

Y es que por este posicionamiento la figura de Murillo es resistida en el chavismo. Aunque ha logrado sostener varios encuentros con su homólogo Yvan Gil, ha sido cuestionado fuertemente por Diosdado Cabello, hoy ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz.

“Es canciller de Colombia, pero trabaja para el Gobierno de los Estados Unidos”, comentó Cabello agregando que prefiere “mil veces ser un necio que ser un cachorrito arrastrado al imperialismo”.

Para Rodríguez, hacer pública la postura personal sobre la posesión del 10 de enero “afecta los cálculos del Gobierno. Al Gobierno le está costando mucho manejar la relación con Venezuela sobretodo por el cálculo de la política interna”.

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Alocución del presidente Gustavo Petro. Foto:Presidencia

En ese sentido, Carlos Arias, experto en comunicación política y docente en la Universidad Externado, dice que igualmente “si uno no está de acuerdo con las posiciones de su jefe (el Presidente) se las dice y este determina si se queda o se va, y si el jefe insiste en esa posición, renuncia”.

Entiendo las críticas, pero lo realmente importante aquí es avanzar con paciencia, responsabilidad y diplomacia inteligente. El proceso que lidera el gobierno colombiano, bajo la iniciativa del presidente Petro, para promover el diálogo entre el gobierno venezolano y las oposiciones es una tarea que no se resuelve de un día para otro”, explicó Murillo.

JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ

Redacción Política

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