¿Por qué fracasó la campaña de Kamala Harris? Las fallas que explican su derrota frente a Donald Trump en Estados Unidos

Cuando Kamala Harris entró a la contienda por la Casa Blanca, faltaban 100 días para la elección presidencial. En pocas semanas, logró sacar al Partido Demócrata de las ruinas por las que transitaba la campaña de Joe Biden, recaudó una cifra récord de donaciones y hasta alcanzó a superar a Donald Trump en algunas encuestas –aunque no por una diferencia significativa–.

Pero el optimismo que abrazó a la campaña de Harris se desmoronó este miércoles 6 de noviembre, cuando los medios estadounidenses proyectaron la victoria de Trump en las presidenciales. El exmandatario no solo logró el triunfo en el Colegio Electoral (295 votos contra 224 de la vicepresidenta), sino que se convirtió en el primer republicano en ganar el voto popular en 20 años (72,7 millones de votos vs. 68 millones para Harris). 

Y es que, la paliza fue crítica para los demócratas: perdieron los siete estados bisagra llamados a definir la elección presidencial –incluidos aquellos que antes fueron considerados bastiones azules–, perdieron el control del Senado (52 puestos republicanos y 43 demócratas, según las proyecciones), están cerca de quedarse atrás en la Cámara de Representantes y tampoco les fue bien en las votaciones para elegir gobernador (los republicanos ganaron 27 gobernaciones frente a 23 de los demócratas).

En medio de semejante golpe, la pregunta que retumba en las filas demócratas es la misma: ¿en qué falló la campaña y cómo fue posible que Trump arrasara? Y las respuestas son variadas: van desde un deteriorado Joe Biden al que se le acusa de no haber dado un paso al costado a tiempo, hasta una vicepresidenta que no fue capaz de separarse de un gobierno que producía rechazo en buena parte del electorado. 

"Un país que clamaba por un cambio obtuvo una candidata que, en un momento crucial, decidió suavizar el cambio que sabía que representaba", resume Edward-Isaac Dovere, periodista de la CNN especializado en la campaña demócrata.

Biden y las dudas de Harris para separarse de su actual gobierno

El dedo acusador ha apuntado directamente contra Biden. "El presidente, con 81 años y con menos del 40 por ciento de aprobación en la mayoría de las encuestas, nunca debió presentarse a la reelección", señala Ezra Klein, periodista del New York Times.

Biden debería haberse hecho a un lado antes y dejar que el partido elaborara un plan de juego más largo

Coincide Mark Longabaugh, estratega demócrata y exasesor del senador Bernie Sanders, al afirmar que "la verdad del asunto es que Biden debería haberse hecho a un lado antes y dejar que el partido elaborara un plan de juego más largo".

Para cuando Biden se retiró hacia finales de julio –tras un debate desastroso contra Trump–, ya había ganado las primarias del partido y era tarde para que otros compitieran en una batalla real por la candidatura. 

Haber tenido una contienda verídica, señala Dovere, hubiese permitido que el nominado "llegara a las últimas semanas (de la elección) sin que tantos estadounidenses se quejaran de que no sabían lo suficiente" del candidato, como ocurrió en el caso de Harris, y que decenas más sintieran que habían elegido realmente a la vicepresidenta para dar la pelea.

Pero Klein va más allá: "(Cuando Biden se retiró) era tarde. El partido estaba asustado. Había perdido mucho tiempo. Y al perder ese tiempo, se había negado a enfrentar un problema central: Biden no era solo demasiado viejo. Los votantes estaban descontentos con su administración".

Dejó a los votantes con la persistente impresión de que una presidencia de Kamala Harris significaría cuatro años más de una administración Biden

Ese es, de hecho, el problema que más parece haberle costado la presidencia a Harris: en palabras de Courtney Subramanian, periodista de la BBC News en Washington, Harris no pudo sacudirse del sentimiento anti-Biden que permeaba a mucho del electorado" y nunca pudo concretar cuál era el cambio que ofrecía frente al actual presidente.

En una entrevista en "The View”, de ABC, Harris afirmó que Biden y ella eran "dos personas distintas" y que aportaría "sensibilidades a su forma de gobernar", pero cuando se le preguntó qué habría hecho diferente frente a lo que hizo Biden en los últimos cuatro años, su respuesta terminó por condenarla: "No hay nada que se me venga a la mente", dijo.

"Esta falta de respuesta dejó a los votantes con la persistente impresión de que una presidencia de Kamala Harris significaría cuatro años más de una administración Biden-Harris", le dijo Matt Klink, propietario y presidente de Klink Campaigns, a la revista Newsweek. 

Su campaña intentó rescatarla. Algunos de sus asistentes afirmaron que no respondió a la pregunta de forma concreta porque podría parecer desleal con el político que la llevó a la Casa Blanca como su mano derecha y que luego le cedió el testigo para enfrentar a Trump. Dijeron que sí difería, entre otras cosas, en el tema de los impuestos o la frontera. Pero ya era tarde.

"Harris no tuvo tiempo de preparar su propia campaña. No tuvo tiempo de elaborar sus temas, políticas o personal. Y se presentó, inevitablemente, como la defensora de una administración con la que la gente estaba enojada. No podía separarse de Biden sin que la acusaran de deslealtad. Pero no estoy seguro de que hubiera podido dar una respuesta que hubiera funcionado. No es creíble presentarse como vicepresidente y renegar de la trayectoria de la administración en la que uno sirvió", señala Klein.

Se presentó, inevitablemente, como la defensora de una administración con la que la gente estaba enojada. No podía separarse de Biden sin que la acusaran de deslealtad

Harris, entonces, no convenció a un electorado que veía la situación económica y la inflación, además de la llegada masiva de migrantes, como sus principales problemas y que la veían, al ser la vicepresidenta, como una de las mayores responsables. Esto pese a que la administración logró importantes mejoras en la economía y redujo de forma importante la llegada de migrantes en 2024.

Pero los expertos le añaden otro problema: que los temas que definió la campaña no lograron el impacto esperado. La candidata le apostó a la lucha por los derechos reproductivos y a resaltar la defensa de la democracia y los peligros de un regreso de Trump al poder, cuando muchos querían más de otros temas (de nuevo, economía, migración, y hasta la guerra en Oriente) o querían saber más de ella.

“Kamala Harris perdió estas elecciones cuando hizo un giro para enfocarse casi exclusivamente en atacar a Donald Trump. Los votantes ya saben todo con respecto a Trump, pero todavía querían saber más sobre los planes de Harris en las primeras horas, el primer día, el primer mes y el primer año de su gobierno”, dijo el analista Frank Luntz en una entrevista con ABC News.

La lista de razones parece ser variada –destacan además la misoginia y el machismo de una parte del electorado en un país que nunca ha tenido a una mujer en el Despacho Oval o una corriente mundial que favorece a los movimientos de derecha– y promete seguir aumentando, pero lo que queda claro es que hoy los demócratas hacen un corte cuentas con urgencia y estudian cuál es el camino a seguir tras la derrota.

ANGIE NATALY RUIZ HURTADO - REDACCIÓN INTERNACIONAL - EL TIEMPO