El reciente anuncio del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, designando a Paul Atkins como director de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) impulsó el valor del bitcoin por encima de los 100.000 dólares.
En este contexto, se revivieron historias de personas que, por descuidos o malas decisiones, perdieron fortunas en bitcoins, convirtiéndose en protagonistas de un fenómeno que genera fascinación y frustración.
Un disco duro en el basurero
James Howells, ingeniero informático de Newport, Gales, es uno de los casos más conocidos. En 2013, descartó accidentalmente un disco duro que contenía 8000 bitcoins, obtenidos tras minar la criptomoneda desde su hogar poco después de su lanzamiento en 2009. Este descuido convirtió un basurero municipal en el lugar donde descansa su fortuna perdida.
Howells ha intentado en varias ocasiones conseguir autorización del Ayuntamiento de Newport para recuperar el disco duro, pero sus esfuerzos han sido infructuosos. Frustrado, decidió emprender acciones legales contra las autoridades locales. Según explicó a 'WalesOnline', esta demanda es su "último recurso". El equipo legal de Howells calcula los daños en 594 millones de euros, considerando el valor actual de bitcoin.
Crypto expert James Howells has launched the first round of his legal battle to retrieve a £500million fortune of Bitcoin (BTC) accidentally thrown into a rubbish dump.
James appeared at the High Court in Cardiff today, where he sought the legal right to be allowed to search for… pic.twitter.com/pRaS90TWKA
A pesar de los conflictos, Howells expresó su intención de donar el 10 por ciento de sus bitcoins al Consejo de la ciudad si logra recuperarlos. “Eso sería 41 millones de libras esterlinas (unos 49 millones de euros) según la tasa actual, pero en el futuro podrían ser cientos de millones”, afirmó.
Según él, Newport podría haberse transformado en una ciudad al estilo de Las Vegas o Dubai si le hubieran permitido buscar el disco en 2013. Sin embargo, las autoridades locales justificaron su negativa, argumentando que remover los desechos podría generar daños ambientales y que el proceso tomaría al menos 18 meses, sin garantizar éxito alguno.
El día de las pizzas y una oportunidad desperdiciada
Jeremy Sturdivant, un joven californiano, también se encuentra entre quienes malgastaron sus bitcoins antes de que alcanzaran su verdadero potencial. Su historia está vinculada al “Pizza Bitcoin Day”, celebrado cada 22 de mayo.
En 2010, el programador Laszlo Hanyecz ofreció 10.000 bitcoins por dos pizzas, una transacción que Sturdivant aceptó, solicitando la comida de un local de Papa John’s en Florida.
En aquel momento, los bitcoins no tenían un valor significativo, por lo que Sturdivant usó los fondos para cubrir gastos personales mientras viajaba por Estados Unidos. En una entrevista de 2018 con 'The Telegraph', reconoció que había liquidado los bitcoins, aunque se arrepentía.
“Los bitcoins entraron en una billetera que luego se liquidó para cubrir los gastos mientras viajaba por Estados Unidos con mi novia en ese momento. Si tuviera que tratarlo como una inversión, la ganancia neta superó el 1000%...”, declaró. Además, afirmó que su orgullo residía en haber sido parte de un fenómeno global que transformó la economía digital.
La trampa de la contraseña olvidada
El caso de Stefan Thomas, programador alemán radicado en San Francisco, ilustra el impacto de la pérdida de acceso a una billetera digital. Thomas cuenta con 7002 bitcoins almacenados en un IronKey, un disco de alta seguridad que solo permite diez intentos de contraseña antes de bloquearse definitivamente.
En 2011, Stefan Thomas realizó un vídeo educativo sobre Bitcoin.
¿Su pago? 7.002 BTC.
En aquel momento, eso valía 14.000 dólares.
¿Hoy? $321 MILLONES.
Pero no puede acceder a ni un solo centavo... pic.twitter.com/lECbJYXK1r
Tras ocho intentos fallidos, le quedan solo dos oportunidades para evitar que su fortuna, hoy valorada en más de 650 millones de dólares, desaparezca para siempre.
En declaraciones al 'The New York Times', Thomas confesó que la situación le genera una gran frustración y que, en ocasiones, “se despierta en la madrugada pensando en ello”.
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.