Uno de los sellos del cine del dominicano Nelson Carlos de los Santos Arias es contar sus historias en primera persona. 'Cocote' (2017) y 'Santa Teresa y otras historias' (2015), sus películas más famosas, siguen ese estilo; pero, para muchos era impensable que en 'Pepe', su nueva producción, lo repitiera, porque está protagonizada por un hipopótamo. Sin embargo, Nelson transformó en una fábula, poética y fantástica, en la que el animal siente, sufre y habla, lo que en manos de otro cineasta hubiera sido un documental con voz en off e imágenes de archivo.
“Desde hacía mucho tiempo que quería trabajar con algo de la fábula –le cuenta Nelson a EL TIEMPO–. La fábula es algo muy chévere para nosotros los artistas, porque justamente va al corazón, es la creación de un mundo que no existe, por eso darle la voz a ese animal, era personificarlo y entrar en el mundo de lo fantástico, que no tiene nada que ver con el realismo mágico, donde a veces se quiere poner a 'Pepe'”.
El cineasta dominicano Nelson Carlos de los Santos Arias. Foto:MUBI
La trama sigue a un hipopótamo que llegó a Colombia con una manada de su especie, traídos desde África por capricho del extinto narcotraficante Pablo Escobar para su finca en Antioquia, y que se hizo tristemente célebre al convertirse en el primer y último hipopótamo asesinado en América. Y va más allá con una voz, que es la suya y dice no entender lo que sucede. Lo único que sabe es que está muerto. Ganador del Oso de Plata en dirección en la Berlinale 2024, 'Pepe' explora subtramas como el colonialismo, la identidad, la memoria y la migración. La película ya se encuentra disponible en MUBI.
¿Cómo se encontró con la historia de Pepe?
Me la contó un amigo, el pintor y escultor paisa Camilo Restrepo. Yo me quedé muy impactado, porque no sabía que en Colombia estaba la primera manada salvaje de hipopótamos por fuera de África y me dije: ‘voy a hacer esa película’, no de la historia de Pablo Escobar, sino la del hipopótamo que es desterrado luego de que pierde una pelea con el alfa. Pensé que quería hacerla y la contaría como el fantasma de ese hipopótamo.
¿Cómo la concibió?
Mis trabajos se plantean en primera persona, desde el cine ensayo, que es de donde vengo. Siempre son unos desarrollos largos, yo comienzo no solamente a hacer un proceso meramente de escritura, sino también incluyo ciencias sociales, antropología, etnografía. Yo veo las imágenes desde la propia historia de las imágenes, por eso se habla de un cine híbrido(...). La imagen hay que complejizarla, porque a mí me interesa el pensamiento y la imagen, el mundo se construye a partir de su imagen, y hay bastantes poderes importantes detrás de ella y de su construcción. Está la imagen que dan los medios de comunicación, la televisión como aparato estético, la de Instagram y las redes sociales. Siempre que hago una película, busco la historia de ese tema en imagen, por eso mis trabajos son planteamientos estéticos mestizos; para mí son compendios, articulaciones de imágenes y sonidos que ante todo respetan la pluralidad de la existencia estética.
En su narración, Pepe habla varios idiomas...
Quería que Pepe hablara los distintos idiomas que atraviesan ese hecho histórico, desde que es trasladado de algún territorio del continente africano para llegar a territorio americano. Al principio estaba pensando en algo que era una cosa teórica y que no tenía que ver con la película, pero era la circularidad de la colonialidad, que es algo de lo que muchos no pueden escapar (...) entonces planteo que Pepe va a ser secuestrado del río Okavango, en África, así que hay un Pepe en africano, hay un Pepe en Alemania (porque su cazador fue un alemán), y un Pepe en español (que es el actor colombiano John Narváez).
¿Fue difícil encontrar el dinero para hacer una película así?
Bastante. Pero hay algo que me ha ayudado mucho y es haber tenido una formación integral: nosotros mismos editábamos, componíamos, montábamos, fotografiábamos, escribíamos. Eso me ha dado una ventaja tan grande, porque si bien, obvio que necesitamos dinero y sobre todo necesitamos pagar sueldos a las personas, también le baja un costo a las películas, porque yo vengo a suplir unos puestos que serían carísimos para una producción. Fácilmente Pepe sería una película de 4 o 5 millones de dólares, mientras que yo la hice con 700.000 dólares.
Pepe se convirtió en el primer y último hipopótamo asesinado en América. Foto:MUBI
Los colombianos tenemos una conexión emocional con Pepe.
Esta es una película de un compañero dominicano, que tiene una historia diferente, pero a la misma vez familiar para ustedes, y uno aprende mucho cuando el compañero cercano, habla de sus tierras, porque yo no iba a hacer una película colombiana, pero la van a sentir así, y esa cercanía es la que dispara las grandes reflexiones sobre nuestros territorios.
Sofía Gómez G.
Cultura EL TIEMPO
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