‘Para mí, la música es una medicina’: Michael Kiwanuka

hace 22 horas 15

Aunque se describía excesivamente humilde e inseguro, Michael Kiwanuka aseguró hace unos años a The Guardian que no renunciaba a su sueño de ser músico porque no tenía nada que perder.

La historia de su familia es un ejemplo de esa resistencia. Sus padres, Deborah y Michael, no tenían nada que perder al huir del régimen de Idi Amin, conocido como ‘el carnicero de Uganda’. Llegaron a Londres, una ciudad que se abría como una posibilidad para ellos y para el músico, que nació allí en 1988.

Kiwanuka fue criado en Muswell Hill, al norte de Londres, y creció en una casa donde la cultura africana se podía sentir en cada gesto cotidiano. A la par, fuera de casa se desenvolvía en la tradición británica. Esa dualidad —ese cruce constante entre sus raíces ugandesas y su crianza en el Reino Unido— fue la semilla de su arte. Estudió en Fortismere School y más tarde en la University of Westminster, donde se formó en medios, artes y diseño, pero su lenguaje más auténtico siempre fue la música. 

Kiwanuka canta desde un lugar profundo, que desde hace años lo tiene entre los favoritos de los favoritos.

Empezó como guitarrista de sesión hasta que su voz (poética y literal) lo llevó a dar sus propios pasos. En 2011 publicó su primer EP, Tell Me A Tale, y en 2012 lanzó Home Again, su álbum debut, que logró ser disco de oro en el Reino Unido. En 2016, llegó Love & Hate, un trabajo producido por Danger Mouse, con el que debutó en el número 1 de las listas británicas. Ese disco incluye Cold Little Heart, tema que lo catapultó globalmente como banda sonora de Big Little Lies, una de las series más importantes de HBO Max.

En 2019, lanzó Kiwanuka, quizás su álbum más íntimo y político, en el que decidió firmar con su propio apellido. Quizás sea la más clara declaración de identidad. Ese disco fue certificado de oro, nominado al Grammy y galardonado con el Mercury Prize 2020, imponiéndose por encima de artistas como Dua Lipa y Charli XCX. A partir de ahí, su voz se consolidó como una de las más trascendentes de la música contemporánea. En noviembre de 2024, tras una pausa de tres años, volvió con Small Changes, un álbum más maduro y emocionante.

Influenciado por leyendas como Jimi Hendrix, Marvin Gaye, Bill Withers y Pink Floyd, y comparado con grandes como Curtis Mayfield y Terry Callier, su música es una mezcla de espíritu y reflexión, de raíces africanas, soul antiguo y rebeldía moderna. Pero, más allá de su particular estilo, lo que define a Kiwanuka es la verdad que vive en sus canciones.

Michael Kiwanuka no solo es uno de los músicos más honestos y conmovedores de su generación, sino también la prueba viva de que las historias de migración, lejos de debilitar las culturas, las hacen florecer.

El artista, que estuvo presentándose en el Estéreo Picnic, habla abiertamente con EL TIEMPO de sus luchas con la ansiedad, de su fe y de lo difícil que es ser diferente.

La inmigración ha sido una parte muy importante de la música. Pero en este momento, el tema es muy resistido a nivel político y social. ¿Cómo explica usted que la inmigración es lo que cambia y mejora a las culturas?

La inmigración es mi historia, y es una historia de la que estoy orgulloso. Es la historia de mi madre y de mi padre. La migración es algo que enriquece al mundo. Y cuando viajas, cuando te mudas y conoces gente de diferentes lugares —incluso cuando eres un músico de gira—, recuerdas que eres un ser humano. Y en realidad, lo que importa no es tanto ser alguien que trabaja, que trata de ganar dinero, que lucha por sobrevivir. Al migrar, te conectas más con la tierra y con las personas. A veces es difícil, claro. Puedes extrañar las culturas con las que creciste o las que tienes en casa. En mi caso, en casa había una cultura muy africana, pero afuera era muy inglesa. Eso te puede confundir, pero también crea algo nuevo. Yo no sería el artista que soy si no tuviera esa mezcla.

La migración es algo que enriquece al mundo

Michael KiwanukaCantautor británico.

Justamente le iba a preguntar, ¿cómo cree que ser inmigrante ha influido en su música?

Ha influido muchísimo. Y creo que es lo mismo que pasa con cómo las personas enriquecen un país o una ciudad. La gente diversa que se reúne es la que crea cosas nuevas, la que crea vida, la que crea color, la que impulsa el progreso. Y eso es creatividad, realmente. Así es como intento hacer música. Tomas cosas de diferentes lugares que parecieran que no combinan, y las juntas, y de repente tienes algo fresco, algo que conecta con la gente. Para mí, es la misma magia.

¿Qué le gustaría que la gente dijera sobre su música?

Bueno, para mí, la música es como una medicina. Así que me gustaría que la gente pensara que mi música las sana de alguna forma.

¿Alguna vez se ha detenido a pensar qué hubiera pasado con usted y con sus padres si no hubieran podido huir de Uganda?

Sí, pienso en eso muchas veces. Pienso dos cosas: una, seguro no estaría haciendo música en Uganda. Allí no hay tantas oportunidades para tocar guitarra, por ejemplo. Tal vez ahora un poco más, pero cuando yo era joven, no. Además, por la historia de África Oriental —y del mundo en general, pero específicamente de Uganda—, decir “quiero hacer música” era como: “entonces vas a ser pobre”. Mientras que en Occidente se ve el arte como algo cultivado. Así que, si mis padres no se hubieran mudado al Reino Unido, probablemente no estaría haciendo música. Pero, al mismo tiempo, a veces extraño cosas. Hay una confianza que se gana cuando creces rodeado de personas que comparten tu visión desde pequeño. Eso te da la primera dosis de confianza para salir al mundo. Yo no tuve eso, y fue difícil porque siempre tenía que estar explicándome todos los días.

Estamos en un momento en el que parece que la música es más superficial y nadie quiere profundizar. Y usted se arriesga y se expone todo el tiempo diciendo: “soy un hombre negro en un mundo de blancos”, y habla de todo lo que pasa por su cabeza, por su corazón y por su alma. ¿Da miedo arriesgarse así?

Sí, puede dar miedo. Pero cada vez que lo he hecho, nunca me he arrepentido. Al principio cuesta, especialmente con canciones como Black Man in a White World. En su momento pensé: “A nadie le va a gustar esto”. En ese tiempo, ni siquiera viajaba tanto, y en el Reino Unido y Europa no era gente negra la que venía a mis conciertos. Pensaba que, si cantaba esa canción, la gente podía pensar que los odiaba o algo así. Pero no fue así. De hecho, la gente la amó y la entendió enseguida. Y lo lindo de la música es que puedes decir cosas que normalmente no puedes decir en una conversación. Si yo dijera eso en una cena con amigos, dirían: “¿de qué estás hablando?” o “eso suena mal”. Pero en la música, la gente lo acepta. Creo que por eso soy tan abierto y honesto en mis canciones, porque no siempre puedo ser así en la vida real.

Lo lindo de la música es que puedes decir cosas que normalmente no puedes decir en una conversación

Michael KiwanukaCantautor británico.

Sé que usted es una persona muy espiritual. Es hijo de refugiados y ahora pisa escenarios por todo el mundo con miles de personas mirándolo. ¿Alguna vez se detiene a pensar en eso y dice “soy un bendecido”?

Sí, todo el tiempo. Especialmente en estas últimas semanas, que he estado en esta parte de Sudamérica. Nunca había visto nada de estos países, fuera de las películas. Nunca había venido. Y la gente conocía mis canciones, gritaba, aplaudía. Soy una de las personas más afortunadas del mundo. Me encanta. Es muy especial. Un sueño hecho realidad.

¿Qué diría que le ha dado África a su música? ¿Y qué le ha dado el Reino Unido?

Creo que África me ha dado el ritmo, el pulso, el centro, la tierra de la música y el corazón. Y el Reino Unido me ha dado el lado curioso, artístico, cuestionador, casi como de un doctor, y también la narrativa, el contar historias. En la música ugandesa también se cuentan historias, pero de una forma diferente. En otras palabras, creo que el Reino Unido me ha dado ese lado rebelde, de cuestionar, de hacer cosas, de tener la audacia y de no tener miedo de hablar… y África ha dado los elementos naturales de la música con los que se nace.

ÚRSULA LEVY

Para EL TIEMPO

En X: @Uschilevy

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