En un procedimiento de la Policía contra el tráfico de narcóticos y otras sustancias adictivas se dio un logro contra el mercado de materiales destinados al uso de armas de fuego.
Ese material había llegado, en la modalidad de encomienda, hasta Cali, proveniente del centro del país.
Pero quienes lo enviaron desde Bogotá serían los que le dejaron el olor a estupefacientes que despertó el olfato del canino Toro.
El comando de la Policía Metropolitana dice que "lo que empezó como una actividad para la detección de sustancias estupefacientes, terminó con la incautación de 11 proveedores para armas de fuego".
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Al parecer, la caja que contenía este arsenal se encontraba impregnada de sustancias alucinógenas, lo que por asociación localizó el canino Toro con su experimentado olfato y la pericia de su guía
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Este binomio de la Unidad Nacional de Intervención Policial (Unipol) mantiene su tarea contra las redes de la delincuencia, "frustrando sus intenciones de invadir las calles del país con drogas y violencia".
La semana pasada, el mismo Toro y otro canino adiestrado bautizado como Tino, llevaron a la incautación de 7.400 gramos de ziploc y marihuana.
Estaban camufladas en tres ‘narcoencomiendas’ que tenían como destino las ciudades de Bogotá, Ipiales y Armenia.
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