SAN FRANCISCO — Nvidia se disparó a la cima de la industria tecnológica al proporcionar los chips computacionales esenciales para construir la inteligencia artificial.
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Para finales del año pasado, tenía una participación superior al 90 por ciento de esos chips vendidos en todo el mundo.
Ese éxito ha despertado escrutinio del Gobierno. Las autoridades de la Unión Europea, Gran Bretaña y China solicitaron a la compañía información sobre sus ventas de esos chips, asignación de suministros e inversiones en otras compañías, de acuerdo con documentos financieros de Nvidia.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos también comenzó a investigar las prácticas de ventas de Nvidia y revisará una de las adquisiciones más recientes de la compañía, dijeron tres personas familiarizadas con las averiguaciones y que solicitaron el anonimato.
Nvidia no estaba preparada para la atención y ahora se está apresurando a armar las oficinas y el personal necesarios para responder. Nvidia comenzó el año pasado a buscar una oficina en Washington y contrató a cuatro empleados de políticas públicas.
Este año, incorporó a su primer abogado de competencia interno para trabajar junto a un equipo legal que ha estado abordando cuestiones antimonopolio durante la última década. Y ha comenzado a desarrollar una estrategia para responder al interés del Gobierno.
Lo que está en juego es enorme. En los últimos dos años, las ganancias trimestrales de Nvidia se han multiplicado por nueve a 14.8 mil millones de dólares. Los inversionistas la han convertido en la tercera empresa de tecnología más valiosa del mundo después de Apple y Microsoft, con un valor de alrededor de 2.5 millones de millones de dólares.
Nvidia domina las ventas de chips conocidos como unidades de procesamiento de gráficos o GPUs, que permiten crear sistemas de inteligencia artificial en centros de datos.
Los clientes quieren más chips de los que Nvidia puede producir. Como resultado, las autoridades antimonopolio están preocupadas por el poder de Nvidia para determinar cómo se asigna una tecnología escasa, pero esencial.
“No hay pruebas de que estén haciendo nada monopólico o anticompetitivo, pero las condiciones son adecuadas gracias a su liderazgo en el mercado”, dijo Daniel Newman, director ejecutivo de Futurum Group, una firma de investigación tecnológica.
Para muchos clientes, Nvidia, una empresa de Silicon Valley de 31 años de antigüedad, se ha ganado su éxito. La compañía apostó su futuro al uso de GPUs para entrenar las redes neuronales que impulsan los grandes modelos de lenguaje detrás de chatbots populares como ChatGPT, de OpenAI. Ahora está ampliando su negocio para incluir la venta de supercomputadoras conectadas y un servicio de computación en la nube.
Nvidia sostiene que realiza negocios de manera justa y de conformidad con la legislación sobre competencia.
“Los reguladores no tienen por qué preocuparse”, dijo Ken Brown, portavoz de la empresa. “Pero estaremos encantados de proporcionar cualquier información que los reguladores necesiten”.
Nvidia ha ido construyendo lentamente su presencia en Washington. Tiene siete cabilderos trabajando a nombre suyo, reporta Open Secrets, un grupo de transparencia gubernamental. Gran parte de su atención se ha centrado en responder a la represión de la Administración Biden contra las ventas de chips a China, que el año pasado representaron el 17 por ciento de los 60.9 mil millones de dólares en ventas de la compañía.
Este año, las preocupaciones de Washington han pasado de China a la competencia. Las quejas sobre la influencia de la empresa se han disparado a medida que Nvidia ha aumentado su propiedad de piezas críticas de la cadena de suministro de inteligencia artificial.
“El escrutinio será sustancial, frecuente e interminable”, dijo Newman.