‘No me quedaba fácil defender un cambio cultural, teniendo como jefe a un maltratador de mujeres’: Juan David Correa

hace 3 horas 30

“Me siento oficialmente desempleado”. Hasta el miércoles, Juan David Correa era el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, pero este jueves amaneció sin trabajo, después de presentar su renuncia irrevocable, al siguiente día del turbulento y controvertido consejo de ministros, que el presidente Gustavo Petro decidió televisar durante varias horas en la noche del martes.

Correa conversa con EL TIEMPO desde su casa, donde ya reorganiza los libros que tuvo en el despacho y mientras va a recoger a su hijo menor al colegio. Su intempestiva salida del Ministerio de Cultura, después de 18 meses, tiene nombre propio: Armando Benedetti, nombrado jefe de gabinete, una decisión que desató una oleada de críticas a la que se sumaron otras dimisiones y amenazas de renuncias desde otras carteras.

“No me quedaba fácil defender un cambio cultural, teniendo como jefe a un maltratador de mujeres, denunciado, además, porque no es una invención. No soy un juez moral de nadie, pero comprenderás que no me quedaba nada fácil abrazar las causas progresistas feministas, en contra de la racialización, de la aporofobia, del patriarcado”, contó el exministro a este diario.

Consejo de ministros

El controvertido consejo de ministros del martes 4 de febrero de 2025. Foto:Consejo de ministros

En esta breve conversación, Correa se mostró nostálgico al dejar su cargo, pero satisfecho por su labor, así como esperanzado en que los proyectos sigan andando, independientemente de quien llegue a la cartera.

¿Cómo le pareció el sector público desde el Ministerio?

Fue fantástico. Yo no había estado en un ministerio en este cargo, pero fue maravilloso porque es así cuando uno se plantea entender cuál es su lugar, y mi lugar era el de liderar y acompañar una serie de liderazgos que ya existían, y así es más fácil, porque entiendes que ese es tu papel. Tu papel no es ir a hacer, sino tratar que otros hagan, que realicen sus proyectos, que se responsabilicen de ellos, que asuman, que tienen que dar la cara por lo que hacen y creo que eso fue lo que logramos, y creo que eso no me costó, la verdad, ya lo había hecho en otros lugares, pero eso funciona siempre que haya un grupo y una gente dispuesta a hacerlo. Y lo que yo encontré fue un grupo de gente con muchas ganas, mujeres increíbles, hombres increíbles, que ojalá sigan con lo que trazamos y lo que ellos van a seguir construyendo, porque esto no es para mí ni para el próximo ministro o ministra, esto es para el país, el sector cultural, los saberes, las artes y los pueblos de Colombia.

Las despedidas de muchos funcionarios del ministerio y del sector cultural del país fueron muy elogiosas...

Siempre pensé que, si alguna vez tuviera la oportunidad de hablar con un ministro o ministra de manera honesta, le diría lo mismo que me dije a mí mismo al llegar al ministerio: hay que ocupar espacios políticos para la cultura. No basta con la herencia, porque el Estado no es una empresa, sino un espacio donde se construye sociedad.

Por eso trabajamos en barrios excluidos de las ciudades, a través de programas de barrismo social, con la comunidad de Aguablanca en Puerto Resistencia (en Cali); la gente de Moravia en Medellín; de El Pozón, en Cartagena, y de los barrios populares de Manizales, Pereira y Armenia. Allí, con grupos de formación artística y cultural, tejimos una relación que se profundizó con el tiempo. Además, entendimos la importancia de reconocer y dar continuidad a lo que ya se había hecho antes. Aprovechamos esos avances para seguir construyendo sobre ellos.

¿Qué proyectos le quedaron pendientes?

La acción política suele olvidar que, si no se estructuran, planifican y financian las cosas, estas no suceden. Por eso, todo lo que nos propusimos en este año y medio cuenta con financiación asegurada y se llevará a cabo. Quizás no lo veré culminado, pero el proceso ya está en marcha. Por ejemplo, están en desarrollo proyectos como la recuperación del Hospital San Juan de Dios y del galeón San José, la transformación de las convocatorias y becas, la presentación de la Reforma a la Ley General de Cultura —que se llevará al Congreso en un mes— y el Plan Quinquenal de Cultura, en consulta con comunidades afro, negras, campesinas e indígenas, que se realizará este año.

Juan David Correa, exministro de Cultura

Juan David Correa. Foto:Lina Rozo

¿Cuál es su mensaje para la gente de la cultura en el país?

Les diría algo que dije como ministro y que ahora repito como ciudadano. Me corresponde preguntarme qué voy a hacer yo también, porque es fácil hablar, pero difícil actuar. El sector cultural debe organizarse. Mi papel fue de liderazgo en un momento determinado, pero no se puede depositar todo en una sola persona. Es un sector precarizado, al que muchas veces le han fallado y no le han dado la dignidad que merece. Nuestras culturas han sido golpeadas por la violencia, con campesinos desplazados, tejidos culturales rotos, lenguas indígenas fragmentadas, evangelización forzada y exterminio de pueblos enteros. Todo esto exige organización: asociaciones, cooperativas y espacios de unión. Siempre pongo el ejemplo del cine: supo movilizar una causa, encontrar recursos y crear una ley. Eso no lo hace solo un ministro, sino el sector mismo. Lo mismo deben hacer las artes y las culturas del país. Yo no voy a dejar de opinar, de decir, de trabajar y de ponerme al servicio de quienes quieran organizarse. No voy a eludir lo que dije, porque es fácil ocupar un cargo y luego olvidarse de todo. Pero yo asumí un compromiso y debo ser consecuente. Mi búsqueda es seguir abriendo caminos, aunque no sea fácil.

¿Qué va a hacer ahora?

No he pensado, porque me cambió la vida, o más bien yo cambié mi propia vida.  Tengo que buscar trabajo, tengo hijos, tengo que pagar colegios con mi esposa. Nunca he parado de trabajar y no tengo tiempo para descansar en este momento, voy a buscar trabajo, no se me ocurre en qué, pero empezaré a mandarles a los amigos mi hoja de vida desde el lunes.

La lección es vivir cada día como si fuera el último, con la certeza de que un cargo no define a nadie.

¿Volvería al sector editorial, si hay chance de hacerlo?

No creo que ningún grupo editorial tenga interés en contratarme después de lo que pasó con Planeta. Tampoco sé si podría trabajar en un gran medio con las cosas que digo. Es difícil ocupar un lugar de incomodidad y franqueza. Entiendo que las empresas y los medios tienen ideología, y que personas como yo, que hemos participado en un proceso progresista, difícilmente encontramos espacio en esos lugares.

Por ahora, no imagino cuál será mi futuro. Estoy haciendo un backup de lo que escribí, ordenando mis libros y dedicando tiempo a mi familia. La lección es vivir cada día como si fuera el último, con la certeza de que un cargo no define a nadie. Al final, uno es un trabajador, y eso es lo que reivindico de este gobierno: ha dado espacio a los trabajadores, a la gente humilde, a los campesinos, a la clase media.

Yo soy parte de esa clase media que tiene que buscar trabajo, que no tiene un futuro asegurado ni el privilegio de una herencia. Así que, quizá, lo más interesante ahora sea estar abierto a lo que venga.

¿Descansará después de este trajín?

Sí, fue un trajín fuerte, pero hermoso, en el que no dejé de hacer nada de lo que he hecho porque fue un compromiso que me hice al llegar al Ministerio y era no abandonar lo que yo era. Era también una manera de responder a un cambio cultural, a comprometerme con mi familia, con mis hijos, con la lectura, con la escritura, a no perder eso. Y no lo perdí, así que, pues gano seguramente otra vida, vamos a ver cómo la vivo ahora. Yo no siento que mi trabajo sea un castigo, sino todo lo contrario.

SOFÍA GÓMEZ G.

CULTURA EL TIEMPO

@CulturaET

El movimiento en el gabinete de ministros tras fallido consejo de ministros televisado

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