Ni hambrientos de cerebros o muertos vivientes: exposición en París recuerda raíces haitianas de los zombis

hace 1 mes 25

El fenómeno del zombi, aún presente en Haití como parte de su cultura social y religiosa, es el eje central de una nueva exposición en París. La muestra busca alejarse de la representación popular occidental y de Hollywood, conduciendo a los visitantes hacia las verdaderas raíces del fenómeno haitiano.

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La “zombificación” en Haití es un fenómeno real, que se manifiesta como castigo o venganza decidido por una asamblea secreta vudú, principalmente de la sociedad conocida como Bizango. Según Philippe Charlier, comisario de la exposición en el Museo Quai Branly, este tipo de justicia paralela sigue existiendo en el país caribeño.

La exposición, que abrirá el próximo martes y estará disponible hasta el 16 de febrero, permite a los visitantes adentrarse en la cultura haitiana al reconstruir un peristilo, o sala ceremonial utilizada para los rituales del vudú.

La exposición también incluye cerca de 200 obras, entre las que se encuentran muñecos de vudú, pinturas, fotografías y testimonios filmados de personas que experimentaron el proceso de zombificación. Este fenómeno involucra el uso de venenos que paralizan a la víctima, generando una experiencia cercana a la muerte.

Uno de los testimonios más impactantes data de 2007. Según el cartel que acompaña la fotografía de una víctima llamada Adeline D., de 40 años, la constatación de su muerte fue firmada el 26 de julio de 2007 en Limonade, cerca de Cap Haitien. 

Un año después, su hermana, una religiosa católica, la encontró de manera casual en un mercado a 30 kilómetros de distancia.

Las siete oportunidades

En el mundo oculto de la zombificación, influenciado por el sincretismo entre creencias indígenas, ritos africanos y el catolicismo, una persona acusada de un crimen o falta, desde la apropiación indebida de terrenos hasta el asesinato, es convocada ante una asamblea secreta. Durante este proceso, el acusado tiene hasta siete oportunidades para defender su inocencia, ya sea de manera voluntaria o forzada.

Este proceso es intimidante para las víctimas, quienes suelen encontrar muñecas con alfileres u objetos amenazantes cerca de sus hogares, recordándoles el posible destino de convertirse en un zombi. Si la persona no logra convencer a los miembros de la sociedad secreta vudú, puede ser administrada una poción venenosa, basada en tetrodotoxina.

En la exposición “Zombis” se exhibe un pez globo disecado, del cual se extrae esta toxina mortal. Según los expertos, cada "boko", o sacerdote vudú, tiene su propia receta para preparar el veneno. 

Cuando una víctima es envenenada, cae en coma. Según Charlier, en Haití la muerte se confirma por dos testigos, no por un médico. Horas después del funeral, la persona es desenterrada y entregada al "boko", quien le asigna una nueva identidad y la traslada a otra región del país.

La persona ha sido zombificada, un castigo que se considera peor que la muerte. Este estado se mantiene mediante la ingestión forzada de nuevas pociones y puede prolongarse por años, hasta la muerte del "bokor" o la voluntad del hechizado de escapar.

En el caso de Adeline D., la mujer rescatada por su hermana, volvió a desaparecer antes de que la justicia pudiera investigar su situación.

Très impressionnante exposition #Zombis au @quaibranly qui va aux sources du mythe en Haïti et lève le voile sur le processus de zombification par des sociétés secrètes de criminels plongés dans un état d'hébétude pour devenir des esclaves au service d'un maître. Captivant. pic.twitter.com/KTjksgiFnL

— Stéphanie Belpêche (@StephBelpeche) October 7, 2024

El zombi del Gran Perú

La exposición también incluye la primera obra escrita que menciona la palabra "zombi". Se trata de la novela 'Le Zombi du Grand Perou o la Comtesse de la Cocagne', publicada en 1697 en Francia por Pierre-Corneille Blessebois. 

En referencia a la cultura popular, Charlier explica que el zombi se asocia comúnmente al miedo a la muerte, donde una mordida convierte a una persona en zombi. Sin embargo, esto no tiene relación con el fenómeno en Haití.

En la entrada de la exposición, dentro del peristilo reconstruido, Erol Josué, director de la Oficina de Etnología de Puerto Príncipe y sacerdote vudú, realiza unos signos con ceniza en el suelo. Estos símbolos, conocidos como vevés, fueron transmitidos por los taínos a los africanos que llegaron al Nuevo Mundo, según Josué.

Charlier aclara que el vudú es una religión por derecho propio y representa el verdadero vínculo de toda la sociedad haitiana.

AFP.

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*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basada en información de AFP. Contó con la revisión de un periodista y un editor.

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