Movilidad verde, caos gris: motos eléctricas se toman a Cartagena sin reglas claras

hace 4 horas 16

En las angostas y adoquinadas calles del Centro Histórico de Cartagena, entre vendedores ambulantes, turistas desprevenidos y coches tirados por caballos, se ha abierto paso silenciosamente una nueva modalidad de transporte: las motos eléctricas tipo scooter. Su zumbido casi imperceptible contrasta con la creciente preocupación de autoridades, gremios turísticos y residentes, quienes alertan sobre el impacto de estos vehículos en una ciudad que ya carga con severos problemas de movilidad, informalidad y desorden urbano.

Lo que empezó como una alternativa “verde” para desplazarse por la ciudad amurallada y sectores como Bocagrande, Getsemaní o El Laguito, se ha convertido en un fenómeno sin regulación clara, operado principalmente por empresas privadas que alquilan estos vehículos a turistas, sin mayores controles y, en algunos casos, sin casco de protección.

El auge de un negocio sin freno

Motos eléctricas en Cartagena.

Motos eléctricas en Cartagena. Foto:Ecoway Tours

De acuerdo con un informe preliminar del Departamento de Tránsito y Transporte de Cartagena (DATT), en los últimos dos años el número de motos eléctricas de alquiler ha crecido en más del 300 %, con una alta concentración en las zonas de mayor flujo turístico. Empresas ofrecen estos vehículos por horas o días, a precios que oscilan entre 30.000 y 50.000 pesos por hora, y hasta 150.000 pesos por día completo, dependiendo del modelo y la duración del alquiler.

El negocio ha prosperado debido a la alta demanda de turistas que buscan movilizarse de forma rápida y económica, evitando el tráfico o los cobros elevados del transporte convencional. Algunos locales incluso los arriendan como herramienta de trabajo, especialmente en plataformas de domicilios.

Sin embargo, esta expansión ha ocurrido al margen de un marco regulatorio específico, lo que ha generado una “tierra de nadie” en términos de seguridad vial, responsabilidad civil en accidentes, uso del espacio público y normas de tránsito. Varios de estos vehículos circulan por vías principales, andenes e incluso zonas peatonales sin mayor vigilancia.

El limbo legal y los vacíos normativos

Operativos en el Centro Histórico de Cartagena.

Operativos en el Centro Histórico de Cartagena. Foto:Cortesía Alcaldía de Cartagena

Residentes del Centro Histórico en dialogo con EL TIEMPO manifestaron, las motos eléctricas no superan los 50 km/h y no requieren licencia de conducción, matrícula ni SOAT si su potencia es inferior a 350W, según la normatividad nacional (Resolución 160 de 2017): "Sin embargo, muchas de las que circulan en Cartagena exceden esa capacidad, sin estar registradas ante el RUNT ni contar con las pólizas obligatorias".

Mientras que un experto en movilidad urbana y exasesor del DATT, quien pidió reservar su identidad indicó a este medio: “La mayoría de estas motos están en un limbo legal. No sabemos cuántas hay, quién las opera, si están aseguradas, ni qué tipo de mantenimiento reciben. Además, muchas de ellas terminan siendo conducidas por menores de edad o turistas sin experiencia, lo que representa un riesgo latente”

La Alcaldía de Cartagena, a través del DATT  aseguró que trabaja en una resolución para regular el uso de estos vehículos, pero hasta el momento no hay un censo oficial ni restricciones claras. El borrador del decreto, según fuentes consultadas por EL TIEMPO, contempla zonas de circulación autorizadas, obligatoriedad de casco, seguros de responsabilidad civil y restricción en zonas peatonales, pero aún no ha sido aprobado.

Ventajas: movilidad sostenible, pero…

Motos eléctricas en Cartagena.

Motos eléctricas en Cartagena. Foto:Ecoway Tours

A pesar del caos, los defensores del modelo argumentan que las motos eléctricas contribuyen a reducir la huella de carbono, disminuyen la congestión vehicular y son una alternativa sostenible en una ciudad que depende fuertemente del turismo.

Es una opción económica, práctica y no contamina. Los turistas las aman porque pueden recorrer más lugares en menos tiempo y sin contaminar. Lo que falta es pedagogía y regulación, no prohibición

Andrea SotoEmpresaria del sector del turismo

También representan una oportunidad de negocio para pequeños emprendedores que compran los scooters al por mayor (precios entre 3 y 6 millones de pesos) y los arriendan por aplicación o contacto directo.

Desventajas: desorden, peligro y saturación

Motos eléctricas en Cartagena.

Motos eléctricas en Cartagena. Foto:Ecoway Tours

No obstante, la ausencia de control ha derivado en numerosos incidentes y quejas. Residentes del Centro Histórico denuncian que los scooters invaden las calles peatonales, circulan sin respeto por las normas, se estacionan en aceras, plazas y rampas para discapacitados, y generan ruido e incomodidad en zonas que buscan preservar un ambiente histórico y patrimonial.

Es inconcebible que uno tenga que esquivar motos eléctricas en una calle diseñada para peatones o turistas caminando. ¿Dónde están las autoridades?

Margarita LinaresHabitante de Getsemaní.

Los hoteles y operadores turísticos también han manifestado su preocupación por la imagen negativa que esto genera en los visitantes. “Una cosa es promover la movilidad sostenible y otra muy distinta es dejar que cualquier persona circule sin reglas. Eso espanta turistas, no los atrae”, expresa Juan Carlos Romero, miembro del sector hotelero.

Además, en el 2024,autoridades reportan que al menos 18 accidentes menores con motos eléctricas involucradas, algunos por caídas y otros por choques con peatones, en su mayoría turistas extranjeros sin conocimientos previos sobre las vías locales.

¿Hacia dónde va Cartagena?

Centro Histórico de Cartagena, escenario del atraco a la joyería.

Centro Histórico de Cartagena. Foto:John Montaño/ EL TIEMPO

Para el experto en movilidad, el fenómeno de las motos eléctricas evidencia una oportunidad mal gestionada. Con una regulación clara, acompañada de vigilancia, campañas de educación vial y una estrategia urbana que defina zonas permitidas, estos vehículos podrían ser una solución real para la movilidad.

Sin embargo, destaca que mientras persista la falta de control y el limbo normativo, Cartagena corre el riesgo de perder el equilibrio entre modernidad, sostenibilidad y preservación patrimonial.

La ciudad, que lucha por mantener su esencia frente al turismo masivo y la informalidad, enfrenta ahora el reto de no dejar que la movilidad eléctrica se convierta en un nuevo problema más, en lugar de ser parte de la solución: "¿Será este el próximo frente de batalla para las autoridades locales?"

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