Promigas presentó los resultados de la segunda edición del Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE) en donde se reveló que 8,4 millones de personas, equivalentes al 16,1 por ciento de la población, aún enfrentaron la situación durante el 2023.
Conforme a los criterios de
El análisis destaca que en el último año, 314.510 personas superaron esta condición, al pasar la pobreza energética del 16,9 por ciento en 2022 al 16,1 por ciento en 2023. Pero habrían sido más si el país hubiera mejorado la de la calidad de la energía.
De acuerdo con el informe, en el último año, la trayectoria de la calidad de la energía eléctrica fue contraria a la de la mayoría de los indicadores del IMPE.
Entre 2022 y 2023, el porcentaje de personas que vivía en municipios con baja calidad en el suministro de energía eléctrica pasó de 13,7 al 15,9 por ciento.
"Este hecho implicó que el número de personas sin calidad de la energía aumentara de 7 a 8,3 millones de personas", detalla.
La calidad del suministro de energía eléctrica por municipio, cambio entre 2022 y 2023. En total, 723 municipios permanecieron con calidad de la energía tanto en 2022 como en 2023 y 282 municipios se mantuvieron sin calidad de la energía en ambos años.
El año pasado, 76 municipios que tenían calidad de la energía pasaron a estar privados en calidad, es decir, desmejoraron. Y sólo 40 municipios mejoraron, entre un año y el otro.
"Si no se hubieran registrado estos cambios en el indicador municipal de calidad de la energía entre 2022 y 2023, la incidencia de la pobreza en el 2023 hubiera sido 15,7% lo que significaría una reducción de la población en pobreza energética de 533.207personas", dice.
El índice que evalúa cuatro dimensiones, en la que el mayor peso, 40 por ciento del índice, lo tiene el acceso a fuentes de energía adecuadas y de calidad, allí se incluyen
variables como el acceso a energía eléctrica, el energético adecuado para cocinar y la calidad de la energía eléctrica. Además se toma en cuenta los territorios equipados para el bienestar con un peso del 10 por ciento y se evalúan los colegios con electricidad, la primera infancia atendida en centros con gas o electricidad y oficinas bancarias.
También en la dimensión de tener una vivienda funcional y liberadora de tiempo se toman en cuenta y allí se incluyen variables como el confort térmico, la lavadora, nevera, estufa de gas o eléctrica y el tener un espacio exclusivo para cocinar. Además de la dimensión de aprender y comunicarse se incluyen el acceso a Internet, computadora o tablet, Smartphone y televisor que tienen un peso relativo de 25 por ciento cada una.
Según el índice, los pobres energéticos son los miembros de un hogar que acumulan al menos el 30 por ciento de las privaciones de esas variables y por eso destacan que en 2023, "la reducción de la pobreza energética no avanzó con significativa celeridad en el último año por dos vientos contrarios que configuran este panorama. Por un lado, hubo avances importantes en los indicadores de la dimensión de aprender y comunicarse. Y al tiempo, se registraron muy leves variaciones, e incluso retrocesos, en algunos de los indicadores de la dimensión de acceso y calidad. En suma, avanzamos más en los retos de tercera generación que en los de primera generación", detalla el informe.
Además el índice a nivel municipal revela que el 68 por ciento de los municipios de Colombia, en total 759, tiene más del 20 por ciento de su población en situación de pobreza energética.
El logro más destacado del último año fue la mejora global en el acceso a internet de los hogares, pues la privación de este servicio se redujo del 38,3 a 33,8 por ciento de la población.
Otros de los resultados que destaca el índice es que la pobreza disminuyó para las zonas rurales cercanas a las zonas urbanas y para las ciudades intermedias, pero no para los grandes centros urbanos ni para las zonas rurales remotas.
En 2023 cerca de 700 mil personas continuaban privadas en energía eléctrica, el 1,3 por ciento de la población y alrededor de 4,8 millones seguían cocinando con leña, carbón o desechos, que equivalen al 9,3 por ciento de la población.
Los puntos a mejorar
En el caso de la agenda que se debe implementar para erradicar la pobreza energética en Colombia se debe trabajar para que el 8 por ciento de los pobres energéticos tenga energía eléctrica; para que el 59 por ciento de los que viven en municipios con mala calidad en el suministro de este servicio y para reducir el 41 por ciento que cocina con leña, carbón y desechos.
En la dimensión de Vivienda funcional y liberadora de tiempo se observa que el mayor desafío para los pobres energéticos es la falta de lavadora, que afecta al 81 por ciento.
En relación con la dimensión de Aprender y comunicarse se evidencia que el acceso a internet es bajo aunque la tenencia de dispositivos para aprender y comunicarse, como smartphone o televisor es alta.
En cuanto al territorio equipado para el bienestar, la mayor carencia está en los equipamientos sociales asociados a las unidades de servicio para la atención de la primera infancia y a los establecimientos educativos, con privaciones de 28 y 24 por ciento, respectivamente.