'Mataron los perros y hasta las ollas se llevaron': víctimas del Catatumbo tras mes de combates

hace 2 meses 16

A un mes del recrudecimiento del conflicto en el Catatumbo, la región sigue sumida en una crisis humanitaria y de seguridad que golpea con dureza a sus habitantes.

Los combates entre grupos armados y el control territorial impuesto por la violencia han dejado muertos, heridos, desplazados y una sensación de incertidumbre permanente.

Marli Acosta, lideresa comunitaria, describe con preocupación la situación en los municipios más afectados: Tibú, Teorama, El Tarra y las zonas rurales de El Carmen. 

"La gente sigue huyendo porque el miedo es insoportable. En Tibú, una señora murió alcanzada por una bala perdida, y en el mismo municipio, dos hermanas fueron víctimas del fuego cruzado: una murió y la otra resultó herida", relata.

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. Foto:Archivo particular

La zona rural de Teorama tampoco ha escapado a la violencia. En la parte alta, por sectores como Guamal y La Cecilia, se han registrado combates recientes que han generado nuevas oleadas de desplazamiento. "Los combates no han cesado, esa es la verdad", cuenta Acosta.

Ayer (sábado) en la madrugada, unas 60 personas desplazadas del sector de ‘La Bogotana’, en El Carmen, llegaron a Ocaña en busca de refugio. "Todos los días sigue llegando gente. En la Defensoría del Pueblo, las filas empiezan a las 3 de la mañana para obtener un turno y registrarse", dice la lideresa.

Sin embargo, la ayuda es insuficiente, lo que ha llevado a que algunos opten por regresar a sus hogares, enfrentando riesgos aún mayores. 

"Algunas personas que retornaron han encontrado sus fincas saqueadas o, peor aún, minadas. Otros han sido despojados de su propia tierra", agrega.

Ambulancias dispuestas a atender desplazados

Ambulancias dispuestas a atender desplazados en Catatumbo Foto:Andrés Carvajal

El regreso a un hogar marcado por la guerra

Fernando* es uno de los campesinos que, tras dos semanas en Ocaña, decidió retornar al Catatumbo. Se hospedó con su hermana, pero la angustia y la depresión de sentirse lejos de su casa y sus animales lo hicieron tomar la difícil decisión de volver.

Lo hizo el 2 de febrero, un domingo, sin muchas esperanzas de encontrar su hogar intacto, pero sin imaginar el nivel de destrucción que lo aguardaba.

“Partieron los candados y dañaron las puertas. Sacaron cosas del mercado, se llevaron lo poco de valor que había. Mataron dos perritos que teníamos cuidando la finca, se robaron casi todo y hasta las ollas se llevaron”, cuenta con voz entrecortada.

Para Fernando, quien ha crecido en medio de la guerra, la violencia de los grupos armados contra la población civil es un sinsentido. "Se siente uno humillado, prisionero en su propia tierra", dice con resignación. 

"El miedo es que haya minas en los caminos o dentro de las huertas. Eso empeora todo, porque no es seguro ni para ir a bajar un racimo de plátano".

Desplazados tras combates en Catatumbo

Desplazados tras combates en Catatumbo Foto:Andrés Carvajal

Este hombre, que crió a sus hijos alimentándolos con lo que labraba en su tierra, ahora no quiere verlos. No por falta de amor, sino por miedo a que sufran la misma incertidumbre que él.

“Los hijos ya están grandes, les dije que al menos por este año no se asomen por acá. Todos sabemos que esto no se mejora pronto, esta guerra es eterna”, afirma.

Para muchas de las familias desplazadas, la ayuda humanitaria ha sido una promesa incumplida. "En Cúcuta y Ocaña, muchas madres han tenido que esperar varios días para recibir ayuda. Van tres, cuatro días seguidos a los centros de registro y no obtienen respuesta inmediata", denuncia Acosta.

Además, señala que la falta de coordinación entre alcaldías y organizaciones locales ha generado un desorden en la entrega de asistencia. "Hay personas que realmente necesitan la ayuda, pero no la reciben. Mientras tanto, hay oportunistas locales que se aprovechan del caos y terminan quedándose con recursos que no les corresponden".

En busca de buenas noticias

A pesar del panorama desolador, algunos hechos han representado avances para la comunidad. "La caravana humanitaria en El Tarra fue un logro importante, permitió que algunas personas retornaran con cierta seguridad y darles esperanza a los que permanecen allá", explica Marli Acosta.

Además, destaca la presencia del Ministerio de Educación en la región, con presuntos avances en la construcción de la Universidad del Catatumbo. "El gobierno ha destinado 39 mil millones de pesos, pero el consorcio a cargo lleva 15 meses sin avanzar". También mencionó la activación de proyectos del ICBF para apoyar a los menores de edad.

Catatumbo

Parte de la tropa desplegada en Catatumbo. Foto:Ejército

El pacto por el Catatumbo es otra de las iniciativas que buscan transformar la región en medio de la crisis. "Se han realizado reuniones para agilizar los recursos, pero todavía queda un largo camino por recorrer. El compromiso del gobierno es clave, pero necesitamos que los grupos armados desescalen la violencia", insiste Acosta.

Sin embargo, la violencia no ha cesado. "Los homicidios selectivos han aumentado y seguimos con el temor de que todo se agrave aún más", dice.

Ante esta situación, las organizaciones sociales planean una comisión humanitaria para el 4 de marzo, recorriendo Cúcuta, Tibú, La Gabarra y El Tarra, en un intento de documentar y visibilizar la crisis. "Necesitamos que esta situación no quede en el olvido y que las autoridades actúen", enfatiza la lideresa.

La crisis en el Catatumbo no da tregua y el clamor de la población es claro: seguridad, ayuda humanitaria efectiva y soluciones de fondo que permitan poner fin al conflicto que ha sumido a la región en el dolor y la incertidumbre.

 Balance de la primera semana del conflicto | El Tiempo

Crisis humanitaria en el Catatumbo: Foto:

ANDRÉS CARVAJAL SUÁREZ

Para EL TIEMPO - CÚCUTA

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