Magdalena: la triste despedida del agente Ronald Montañéz: 'mi amor, ¿quién cuidará de nosotras ahora?'

hace 19 horas 83

A los pies del ataúd, entre lágrimas y abrazada a la camiseta del uniforme que aún guarda el olor de quien fue su esposo, Yelenis Johana Laguna repite una y otra vez las mismas palabras, como si eso fuera suficiente para detener el tiempo o quizás devolver la vida: “Ay, mi gordo, ¿por qué te me fuiste? Así no era. Teníamos muchos sueños juntos.”

El subintendente Ronald Andrés Montañéz Quijano, fue sepultado la semana pasada en el cementerio Jardines de Paz en Santa Marta. Fue una despedida cargada de rabia, impotencia, tristeza y amor. 

Amigos, vecinos, compañeros y familiares aún no entienden cómo un hombre alegre, bueno, amoroso y comprometido con su labor policial pudo morir de una manera tan cobarde.

Así fue el ataque

La noche del ataque, Ronald quien prestaba su servicios a la policía de carretera de la Metropolitana estaba en su puesto de control en el corregimiento de Palermo, jurisdicción del municipio de Sitio Nuevo, cuando un grupo de al menos ocho hombres armados arremetió contra él y tres compañeros más.

Aunque intentaron defenderse, Ronald recibió múltiples impactos de bala y fue trasladado con urgencia a un centro asistencial en Barranquilla, donde falleció horas después. Tenía 36 años, más de 18 años de servicio en la Policía, y acumulaba 82 felicitaciones y 9 condecoraciones. Un historial intachable y una vida que había dedicado al servicio público, truncada por el llamado “plan pistola” del Clan del Golfo.

Policía

Ronald Andrés Montañéz Quijano. Foto:Policía

Su esposa, inconsolable, no ha querido despegarse del féretro. “Ahora, ¿quién me va a ayudar? ¿Quién organizará los paseos? ¿Quién nos cuidará a la niña y a mí?”, dice mientras se niega a aceptar la realidad.

A su lado, Dana Valentina, la hija de ambos, de apenas 10 años, guarda silencio. Llora a ratos, y luego se refugia en los brazos de los familiares. Aún no asimila que su papá, el mismo que la abrazaba fuerte cada mañana, ya no volverá.

Un hombre ejemplar

Ronald era más que un policía, era un padre presente, un esposo cariñoso, un hermano ejemplar. Así lo recuerda su padre, Manuel Montañéz Pinto, quien viajó desde Bucaramanga para despedir a su hijo entre el dolor y el orgullo: “Mi hijo siempre me hizo sentir orgulloso. Era un verdadero héroe de la patria.”

Para su jefe, la mayor Gloria Milena Calvo Agudelo, líder de la Seccional de Tránsito y Transporte del Magdalena, Ronald era el mejor ejemplo de compromiso y vocación.

“Tenía una sonrisa permanente, una disposición increíble. El año pasado fue becado para un curso internacional en Brasil. Lo amábamos todos.”

“No se vale que maten a una persona así”, dijo con rabia su hermano Manuel, mientras lo despedía con el corazón destrozado.

El pasado jueves, primero de mayo,  Santa Marta y el país entero despidieron a un hombre bueno. Un servidor público que lo dio todo, hasta su vida. Su nombre se suma a la larga lista de víctimas que deja el conflicto armado y el narcotráfico. 

Pero para su familia, Ronald no será una estadística más, será siempre el padre, el esposo, el hijo que vivió con honor… y murió con dignidad.

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