En la mañana de este jueves, el reconocido historiador y gestor cultural barranquillero Alfredo De la Espriella falleció a los 98 años de edad en el Hogar Geriátrico Siervas de Jesús, según confirmaron fuentes de la institución.
De la Espriella, ampliamente recordado por su pasión por las tradiciones culturales de Barranquilla, fue fundador del icónico Museo Romántico, un espacio dedicado a preservar la historia y el folclor de la ciudad.
Además, se destacó como locutor y director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad Autónoma del Caribe.
Su aporte al Carnaval de Barranquilla es imborrable. Fue el autor de los textos del Bando del Carnaval durante varios años, piezas literarias que dictaban las órdenes simbólicas de esta fiesta. En 1949 promulgó el primer bando oficial, titulado El Sueño del Rey Momo, cuyo enérgico decreto invitaba a los barranquilleros a participar activamente en las festividades:
“¡Yo, Rey Momo del Carnaval! ordeno y mando a todo aquel maretira o a cualquier turpial que se las tira de café con leche y se atreva ¡eche! a salir en plena temporada sin disfraz, máscara, capuchón o antifaz que va, sin más contemplación, a templar a la vara santa."
De la Espriella también fue el creador del 'Bando de Antaño', una iniciativa para resaltar las raíces y tradiciones del Carnaval, consolidándose como uno de los más grandes cronistas de las fiestas populares barranquilleras.
Un hombre de muchos perfiles
Periodista, cronista, historiador, teatrero, amante de la cultura, dueño de un museo, hombre cívico. Siempre fue difícil definirlo.
Pero él se consideró, simplemente, hombre de letras. Y lo dice con absoluta seguridad: “Con un criterio afortunado de leer ‘las monitas’ (tiras cómicas) de Tarzán, me alimenté y crecí en la lectura. Y también tuve la fortuna de estudiar periodismo en Buenos Aires y de realizar un curso complementario en Madrid, dos ciudades culturales y de muchas letras, que me sirvieron de motivación para ser quien soy, especialmente para servirle a mi ciudad”, le dijo a EL TIEMPO en una entrevista con el periodista Estewil Quesada hace 10 años.
Con un criterio afortunado de leer ‘las monitas’ (tiras cómicas) de Tarzán, me alimenté y crecí en la lectura. Y también tuve la fortuna de estudiar periodismo en Buenos Aires y de realizar un curso complementario en Madrid, dos ciudades culturales y de muchas letras, que me sirvieron de motivación para ser quien soy, especialmente para servirle a mi ciudad
alfredo de la espriellaGestor cultural
Barranquilla es su ciudad, aunque nació a las seis de la tarde del 6 de febrero de 1926 en la población magdalenense de San Juan de Córdoba (“llamada de manera despectiva Ciénaga, como se quedó”, dice), donde su padre, el abogado barranquillero Alejandro, trabajaba con la United Fruit Company. Aquí, a la Arenosa, llegó, a los pocos días de nacido, en brazos de su progenitor y de Clara Zabaraín, su madre cienaguera.
Tanto es su ciudad que es el fundador y director de una realidad apegada a su mismo nombre: el Museo Romántico, que nació como un homenaje a Barranquilla, para rendirle tributo a su cultura y tradiciones.
“Cuando se enteraron las hermanas Carmen y Esther Freund Strunz de mi idea, enseguida me ofrecieron la mansión. Y me la dieron con escrituras. Desde ahí comenzó todo. Yo conseguí casi todo, sin comprar nada. Con amigos que han donado objetos, tenemos lo que usted ve”, contó.
Su preocupación por la falta de cultura
De la Espriella, que escribió para media docena de periódicos, incluyendo a EL TIEMPO, y que fundó y dirigió Barranquilla Gráfica, revista mensual de furor en los años sesenta y setenta del siglo pasado, en sus últimos años se quejaba de la falta de apoyo de los gobiernos locales para el Museo.
“Falta cultura de los gobernantes. Aquí nadie sube al poder, sino trepa, porque son monos que reciben órdenes de sus dueños: los políticos. Y como esto no les representa dinero, porque saben que conmigo no hay ‘serrucho’, entonces nada apoyan. Yo creo que muchos no saben que existe el Museo Romántico”.
Aseguraba que Barranquilla no le debe nada al barranquillero actual. Que la pujanza se debió a los barranquilleros de antaño y a las colonias de extranjeros que desde finales del siglo XIX llegaron al pueblo de entonces.
“El país debe estar agradecido con Barranquilla. Primero fue el río, luego, el mar y más tarde, la aviación: tres hitos del progreso de Colombia. Y se lo dio Barranquilla. Esta es la capital económica de Colombia y se necesita una campaña agresiva de los barranquilleros. Pero los dirigentes de hoy son mediocres. Y la gente del interior, que es negociante, pregona: ‘Barranquilla solo es Carnaval’ ”.
Un hombre de Carnaval
Un buen espacio del Museo está dedicado al Carnaval. De la Espriella contó que, al regresar de estudiar de Buenos Aires y Madrid, pensó en un museo sobre la fiesta, de cuya junta organizadora después sería presidente. En ese cargo tuvo dos importantes logros: sacar el Carnaval de los clubes y rescatar la lectura del Bando, el decreto real que da a conocer el nombre de la soberana para ordenar el inicio de la fiesta cultural y masiva más importante de Colombia
De la Espriella fue quien lo redactó por casi medio siglo, hasta el 2011, con una picardía incomparable.
“Dejé de escribirlo porque sentí que sobraba, en medio de tantos plebes y mediocres, que son quienes mandan la parada”, manifestó el hombre, que hace 10 años fue proclamado, utilizando el juego de palabras del nombre de ese acto, el ‘Bando-lero Mayor’.
Su legado cultural, tanto en las letras del Carnaval como en la historia de Barranquilla, permanecerá vivo en la memoria de quienes celebran y valoran su patrimonio.
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LEONARDO HERRERA DELGANS leoher@eltiempo.com y e X:@leoher70