¿Los ‘ultrarricos’ del mundo tendrán más influencia que el gabinete de Trump en Estados Unidos?

hace 5 horas 3

El 20 de enero, mientras Donald Trump hacía su juramento para volver a la Casa Blanca, a unos pocos metros del atril donde ofreció su discurso de investidura, un grupo de los hombres más ricos del mundo estaba en las primeras filas escuchándolo atentamente. 

Los invitados al Capitolio, de Washington, esta vez no eran solo expresidentes, políticos o líderes mundiales que suelen acudir a estas pomposas ceremonias. Esta vez había también pesos pesados de Silicon Valley e inversionistas de todas partes del mundo. Entre ellos figuraban Elon Musk (dueño de Tesla, X, SpaceX), Jeff Bezos (Amazon), Mark Zuckerberg (Meta) y Bernard Arnault (LMVH, que comercializa marcas como Louis Vuitton y Christian Dior), todos ellos listados en el top cinco de personas con más dinero en todo el planeta.

La relación simbiótica entre la administración y los multimillonarios podría socavar el control y equilibrio, piedra angular del sistema de EE. UU.

Con asientos también en lugares VIP, muy cerca de Trump, se vio a Sergey Brin (cofundador de Alphabet), Tim Cook (director ejecutivo de Apple), Sam Altman (director ejecutivo de OpenAI), Sundar Pichai (director ejecutivo de Google) y Mukesh Ambani (la persona más rica de la India), Shou Chew (director ejecutivo de Tiktok), entre otros. 

El mensaje era directo: la élite de ricos estará esta vez más cerca de la Casa Blanca y tendrá más poder e influencia que durante la primera presidencia de Trump (2017- 2021). Las acostumbradas intrigas políticas de Washington siguen vivas, pero en esta temporada llegaron los ‘ultrarricos’ con roles más importantes.

Donald Trump

Trump en la ceremonia de posesión. Foto:EFE

“El mensaje no puede ser más claro. Los hombres más ricos del mundo tendrán muchísimo poder e influencia en la administración Trump, más que el propio gabinete. Después de todo, Trump es un hombre de negocios y le encanta rodearse con tales personas mientras que él sea el más poderoso”, le explicó a este diario Michael Shifter, profesor adjunto de Georgetown University.

En estos momentos se está gestando una oligarquía en EE. UU. construida sobre una concentración extrema de riqueza, poder e influencia que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicos

La fortuna de estos magnates que recibieron en EE. UU. de brazos abiertos a Trump asciende, combinada, a 1,3 billones de dólares, según Forbes y Bloomberg. Es una cifra seguida de 12 ceros, algo que probablemente sería difícil de imaginar. Es el equivalente a toda la economía de Países Bajos en 2023. O, si se prefiere ver de otra manera, corresponde 3,5 veces a todo el producto interno bruto de Colombia en ese mismo año.

Ganar esos asientos privilegiados no les salió exactamente gratis: todos ellos donaron cantidades de como mínimo un millón de dólares para financiar los actos de investidura. De hecho, Trump logró recaudar 170 millones de dólares para su ceremonia, tres veces más de lo que recaudó Joe Biden en 2021.

Incluso, ya desde antes de que Trump ganara las elecciones en noviembre del año pasado, los magnates empezaron a coquetear con el presidente. 

Musk fue el primer ultrarrico que vio una oportunidad para influir y terminó donando unos 260 millones de dólares a la campaña del Partido Republicano, lo que hoy le vale tener un puesto en el gobierno y hablarle al oído al dirigente más poderoso del mundo.

 Desde entonces, decenas de empresarios han entrado y salido de Mar-a-Lago, la mansión de Trump en Florida, en busca de una reunión directa con el presidente.

Estados Unidos

Donald Trump firmando órdenes ejecutivas. Foto:AFP

“La influencia de los intereses ricos en la formulación de políticas no es nada nuevo, pero la profundidad y el alcance de su arraigo en esta Casa Blanca no tienen precedentes, incluido el uso que Musk hace de los espacios de oficinas en el complejo de la Casa Blanca”, le explicó a este diario Max Yoeli, investigador principal del Programa de EE. UU. y las Américas del centro de pensamiento Chatham House.

Posesión Donald Trump

Los invitados a investidura de Trump (de izq. a der.): Zuckerberg,  Bezos, Sundar Pichai y Musk. Foto:AFP

¿Está en juego la democracia de Estados Unidos con la influencia de estos magnates durante la presidencia de Donald Trump?

Unos días antes de abandonar la Casa Blanca, Joe Biden dio un discurso que parecía más una premonición que una despedida. “En estos momentos se está gestando una oligarquía en EE. UU. construida sobre una concentración extrema de riqueza, poder e influencia que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicos”, afirmó el demócrata.

Aunque no mencionó nombres, sus palabras parecían tener un objetivo claro y haciendo eco de la advertencia de despedida del propio presidente Dwight Eisenhower en 1961 sobre los peligros de un complejo industrial militar fuera de control, Biden alertó sobre el “posible ascenso de un complejo industrial tecnológico”, refiriéndose a los titanes de Silicon Valley que están detrás de los avances transformadores en inteligencia artificial y robótica.

La preocupación no solo la comparten los demócratas en el país. Una organización llamada ‘Millonarios Patrióticos’, que reúne a millonarios que promueven el alza de los impuestos al patrimonio en el mundo para conseguir sociedades más equitativas, hicieron hace pocos días un llamado de alerta en el Foro Económico de Davos.

En ese evento, que tuvo lugar entre el 20 y 24 de enero, ‘Millonarios Patrióticos’ publicó una encuesta que respondieron 2.000 millonarios de los países del G20. El sondeo arrojó que el 63 por ciento de los encuestados cree que el papel que desempeñarán los superricos en la presidencia de Trump es una amenaza para la estabilidad global.

Donald Trump

Elon Musk y Donald Trump Foto:AFP

Según Orlando Pérez, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Norte de Dallas, en Texas, esta preocupación se debe a que “la relación simbiótica entre la administración (de Trump) y estos multimillonarios podría socavar los mecanismos de control y equilibrio que se supone son la piedra angular del sistema estadounidense”.

En especial, los expertos alertan sobre el creciente papel que está teniendo Musk en la actual administración. El propio presidente Trump le encomendó al hombre más rico del planeta crear un Departamento de Eficiencia Gubernamental para recortar gastos innecesarios y ahorrarles dinero a las arcas federales estadounidenses.

Musk en Alemania y en el Reino Unido está apoyando a partidos antisistema para ayudarles a llegar al poder.

Sin embargo, un reciente artículo del diario The New York Times reveló que Musk y su equipo están teniendo acceso privilegiado a sistemas de información que podrían representar potencialmente conflictos de intereses, ya que el empresario tiene millonarios contratos con el gobierno que le han ayudado a labrar su fortuna.

“No hay precedentes de que un funcionario del gobierno tenga la escala de conflictos de intereses de Musk, que incluyen participaciones en el país y conexiones extranjeras como relaciones comerciales en China. Y no hay precedentes de que alguien que no sea un empleado a tiempo completo tenga tal capacidad para reestructurar la fuerza laboral federal”, escribió el Times en un artículo titulado ‘La agresiva incursión de Musk en el gobierno federal’. 

Pero además de sus conflictos de intereses económicos, Musk también ha usado su influencia para desatar una “guerra cultural” apalancada por los conservadores estadounidenses contra las ideas woke y de diversidad, igualdad e inclusión (DEI, por su sigla en inglés), y contra una corrección política que tilda de censura. 

Esa cruzada de Musk, que comparte con Trump, se está reflejando en un viraje a la derecha entre las grandes tecnológicas, ofreciéndole la mano y aplicando cambios en sus políticas corporativas para dar cabida a opiniones hasta ahora consideradas inadmisibles en nombre de la libertad. 

Por ejemplo, Meta –que incluye a Facebook e Instagram– desmanteló sus políticas DEI y eliminó la verificación independiente de contenidos para aplicar un sistema de notas comunitarias similar al de X, algo que se vio como guiño de Zuckerberg hacia Trump luego de que la plataforma lo vetó en 2020 por su intento de desconocer los resultados electorales de ese año, que provocaron el asalto al Capitolio en enero de 2021.

AFP

Misa de investidura de Donald Trump. Foto:CHARLY TRIBALLEAU / AFP

También hay quienes aseguran que esta influencia se está utilizando para cambiar el rumbo electoral en otros países. “Musk en Alemania y en el Reino Unido está apoyando a partidos antisistema para ayudarles a llegar al poder. Es un salto peligroso porque no solo utilizan su influencia para proteger sus negocios, sino para influir en la política de su país y de terceros, lo que nos lleva a un choque importante”, le explicó a este diario José Ignacio Torreblanca, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR).

La presencia de los superricos y su influencia en la política mundial no es nueva ni se limita a EE. UU. En Rusia, los oligarcas de los años 90 dominaron primero la economía y luego el gobierno, antes de verse obligados a una asociación más regulada con el Kremlin bajo la presidencia de Vladimir Putin. Figuras empresariales también han entrado en la política en India o la China comunista.

Un vuelo a Washington y un baile inaugural no te van a librar de un caso

Sin embargo, para Lorenzo Castellania, profesor de historia en la Universidad Luiss de Roma, en diálogo con AFP, “es injusto comparar a Musk con oligarcas de los regímenes autoritarios”. 

No obstante, Castellania afirma que la aparentemente férrea alianza entre Trump y Musk puede tener puntos débiles fatales. “Ambos tienen un ego enorme y las probabilidades de que se generen fricciones a largo plazo son altas”. 

De hecho, hace unos días, cuando Trump anunció una multimillonaria inversión con OpenAI para desarrollar aún más inteligencia artificial en EE. UU., el propio Musk cuestionó la alianza. La crítica se debió a que OpenAI es el principal competidor de Musk en esa materia.

¿Qué quieren “ganar” los otros multimillonarios?

Aunque a figuras como Zuckerberg, Tim Cook y a Jeff Bezos se les atribuye un pasado más bien de ideales “progresistas”, bajo el ideario estadounidense, con el tiempo han venido evolucionando para acercarse al gobierno en momentos que hay pendientes muchas decisiones de regulación federal y hasta asuntos con la justicia por demandas antimonopolio.

“La aquiescencia y la aceptación de Trump (por parte de estos empresarios) demuestran una flexibilidad ideológica compartida, en la que cada uno está convencido de que hay algo que ganar, ya sea un trato favorable”, explicó Yoeli

Y es que compañías como Meta y Alphabet, por ejemplo, han sido investigadas por las autoridades antimonopolio durante la Administración de Biden, una etapa no muy fructífera, pero las causas siguen ahí. 

Además, tanto Google como Meta, X o Apple se enfrentan en otras partes del mundo –principalmente países de la Unión Europea, pero también en otros lugares como Brasil– a denuncias por prácticas monopolísticas. 

Sin embargo, en palabras de Paula Blizzard, la principal responsable de la aplicación de las leyes antimonopolio en California, “un vuelo a Washington y un baile inaugural no te van a librar de un caso”.

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Archivo El Tiempo/ Agencias Foto:Archivo El Tiempo/ Agencias

Pero un Trump que tiene como lema el ‘America First’ (América Primero) y que propugna por principio las bajadas de impuestos, podría, si lo convence, ponerse del lado de los empresarios, tanto en políticas impositivas como en frenar todo intento de regulación que limite de algún modo el enorme poder que hay acumulado estas compañías en todo el mundo.

“Abrazar a Trump marca un cambio de rumbo para algunos líderes empresariales, que habían retrocedido ante él hace cuatro años tras el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitoliopor parte de cientos de sus partidarios. Para muchas de sus empresas está en juego la promesa de un alivio de las regulaciones estadounidenses y la esperanza de un impulso a sus resultados corporativos gracias a la promesa de Trump de estimular la inversión. Otros esperan evitar las peores consecuencias de los aranceles que el presidente ha prometido utilizar como instrumento de política económica”, puntualizó Bloomberg en un editorial.

¿Perdurará la ‘luna de miel’ entre la nueva Casa Blanca y los hombres más ricos del planeta, o sus egos terminarán lastrando la nueva relación que intentan forjar con un repotenciado Trump que llegó a ‘patear’ el tablero?

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