CHOCZEWO, Polonia — Parecía ser un típico festival de la cosecha en la pintoresca costa báltica de Polonia, con mujeres con trajes tradicionales cantando canciones populares y agricultores exhibiendo sus productos.
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Pero entre los puestos que vendían salchichas había hombres con batas blancas de laboratorio que hablaban de radiación nuclear (no es problema, dijeron en tono tranquilizador) y manifestantes con camisetas estampadas con el mensaje: “¡Nada de átomos en el Báltico!”.
Las disputas sobre tecnología atómica pueden parecer extrañas en una feria de pueblo que celebra los cultivos. Pero en Choczewo —un distrito del norte de Polonia salpicado de granjas, bosques y playas de arena blanca— el debate es muy real.
Todo comenzó hace 40 años con un plan de la era comunista para construir reactores rusos en un lago cercano. Ese esfuerzo enterró una aldea bajo concreto, pero, abortado en 1990 por el Gobierno poscomunista de Polonia, nunca produjo electricidad.
Polonia, que desde entonces se unió a la OTAN, está intentando de nuevo. Hay planes para colocar tres reactores Westinghouse de fabricación estadounidense en la costa báltica del distrito de Choczewo, a sólo 16 kilómetros de las ruinas de la planta soviética. Sería la primera planta nuclear en funcionamiento de Polonia, costando más de 35 mil millones de dólares. La empresa es un emblema no sólo de las estrechas relaciones de Polonia con Estados Unidos sino también de cálculos geopolíticos más amplios en una región gravemente sacudida por la guerra en Ucrania.
Andrew Light, subsecretario de energía para asuntos internacionales de la Administración Biden, dijo que los reactores promoverían el objetivo de EU de ayudar a los países de Europa oriental y central a “desligarse de la energía rusa”.
Ha habido un apoyo abrumador en Polonia a la planta nuclear promocionada por Varsovia y Washington como una garantía de seguridad energética a largo plazo y como cura a la fuerte dependencia del carbón que emite carbono.
Polonia se ha desconectado del gas y el petróleo rusos desde que Moscú lanzó su invasión a gran escala de Ucrania en el 2022, pero aún genera casi tres cuartas partes de su electricidad a partir de combustibles fósiles. Muchos ambientalistas polacos han abandonado su oposición a lo que la Agencia Internacional de Energía dice que podría ser “un nuevo amanecer para la energía nuclear”.
Pero los habitantes de Choczewo están divididos respecto al plan: algunos aplauden la perspectiva de energía más limpia y más barata y otros están horrorizados de tener reactores a su puerta.
“Definitivamente sucederá”, dijo Maciej Bando, un funcionario en Warsaw que supervisa el proyecto para la Administración de centro izquierda. Los planes también fueron acogidos por el anterior Gobierno de derecha.
La planta, que no empezaría a producir electricidad hasta dentro de 10 años, traería alrededor de 20 mil trabajadores de la construcción e ingenieros a Choczewo, hoy de menos de 6 mil residentes.
Jaroslaw Bach, jefe de distrito electo de Choczewo y originario de la aldea costera de Slajszewo, donde se construirían los reactores, dijo que entendía que Polonia necesitaba energía nuclear para impulsar el desarrollo y romper con su dependencia del carbón. Pero, añadió, “como residente de Slajszewo, estoy en contra”.