Trump y una impredecible guerra comercial que parece no distinguir entre amigos y enemigos: ¿qué puede pasar?

hace 2 meses 100

Aún fresco el manotazo que dio Donald Trump sobre el tablero de la política internacional tras su polémico realineamiento con Rusia en detrimento de las alianzas históricas con Europa y Occidente, el presidente de Estados Unidos volvió a sembrar caos e incertidumbre esta semana al anunciar la imposición de aranceles a las importaciones de México, Canadá y China.

Aunque Trump luego reculó, parcialmente, al postergar la entrada en vigor de las tarifas durante un mes (para el caso de sus vecinos y solo sobre productos cubiertos por el acuerdo de libre comercio que se firmó en 2018), la movida se sintió como la primera salva en una impredecible guerra comercial que parece no distinguir entre amigos y enemigos, y que tendrá profundas consecuencias tanto para la economía estadounidense como para el resto del mundo.

 'Estamos listos para luchar cualquier guerra'

China respondió a Trump: 'Estamos listos para luchar cualquier guerra' Foto:iStock / EFE

Si bien Trump siguió insistiendo -y así lo hizo el martes durante su primer discurso ante una sesión conjunta del Congreso– que se trata de un “castigo” con el que busca mayor cooperación de estos países para detener el tráfico de fentanilo y el flujo de migrantes indocumentados, sus propias palabras y las de sus asesores también dejaron claro que el objetivo es utilizar el músculo económico para nivelar el desbalance comercial y atraer nuevamente a Estados Unidos la producción y los millones de empleos que se han evaporado en las tres décadas transcurridas desde la firma del Nafta y otros pactos de libre comercio.

“Lo que buscan los aranceles es equilibrar el terreno de juego para que el sistema de comercio internacional comience a recompensar el ingenio, la seguridad, el Estado de derecho, la estabilidad y no la supresión de los salarios, la manipulación de la moneda, el robo de propiedad intelectual y las regulaciones draconianas. El acceso a bienes baratos no es la esencia del sueño americano”, dijo el jueves el secretario del Tesoro, Scott Bessent, al explicar la estrategia y sugiriendo, al igual que Trump, que, para ganar la batalla, los estadounidenses tendrán que apretarse el cinturón.

La lógica del Gobierno detrás de ese argumento, sobre que las tarifas son una especie de impuesto que le devolverá la competitividad a Estados Unidos, es que esto permitirá financiar los prometidos recortes de impuestos en el país y, al mismo tiempo, reducir una deuda pública que ya supera los 36 billones de dólares (122 por ciento de su producto interno bruto). Sin embargo, se trata de un tema que genera un profundo debate entre economistas.

La mayoría, de hecho, no está de acuerdo. En su último editorial, titulado 'La Doctrina del Caos', el diario El País, de España, sostiene que se trata de una mirada 'simplista y errónea' que solo respalda Stephen Miran, el gurú económico de Trump, y quienes siguen su escuela de pensamiento.

Esta estrategia proteccionista, con sus consiguientes riesgos económicos y geopolíticos, lo que hace es echar por tierra el modelo de libre comercio que el propio Estados Unidos ha impulsado durante décadas

'La Doctrina del Caos'Editorial El País

AFP

Contenedores de envío se organizan en el Puerto de Houston, Texas. Foto:AFP

“Esta estrategia proteccionista, con sus consiguientes riesgos económicos y geopolíticos, lo que hace es echar por tierra el modelo de libre comercio que el propio Estados Unidos ha impulsado durante décadas”, dice el editorial.

Pero frente a lo que no genera dudas está el impacto que tendrán (y ya están teniendo) las políticas económicas de Trump, vistas por muchos como erráticas y caprichosas.

Los principales efectos que tienen las amenazas arancelarias de Donald Trump

Como se esperaba, Canadá respondió con sus propios aranceles sobre unos 20.000 millones de dólares estadounidenses en productos estadounidenses.

De acuerdo con el primer ministro Justin Trudeau, pese al alivio temporal que Trump decretó para ciertos sectores, su país debe asumir que están en guerra comercial con Estados Unidos y que no desaparecerá en el corto plazo.

China, que también respondió con tarifas, elevó aún más el tema al indicar que el país no se dejaría intimidar y estaba listo para pelear en "cualquier guerra" planteada por Estados Unidos.

El Fondo Monetario Internacional, por su parte, advirtió que si bien México y Canadá enfrentaban un panorama económico muy adverso dada su alta exposición a los mercados estadounidenses, lo que podría traducirse en recesión, las amenazas ya estaban provocando una “mayor volatilidad financiera e incertidumbre global”, según dijo su portavoz, Julie Kozack.

Una menor creación de empleo y un aumento del paro han aumentado los temores de una potencial recesión en EE.UU.

Imagen de referencia.  Foto:Getty Images

Algo que quedó muy claro este martes, miércoles y jueves con el desplome consecutivo del índice bursátil S&P 500, con caídas del 1,8, 1,2 y 1 por ciento respectivamente.

Las amenazas arancelarias ya están provocando una mayor volatilidad financiera e incertidumbre global

Julie KozackPortavoz Fondo Monetario Internacional

“¿Están vigentes los aranceles? ¿Ya no? ¿Qué viene en un mes? El mercado está tratando de digerir el flujo constante de noticias. Pero no hace falta ser un experto en bonos o en mercados para entender que la incertidumbre se traduce en mayor riesgo. Y eso cuesta”, afirma Mike Schumacher, director de estrategias macro en Wells Fargo.

Según Schumacher, lo mismo pasa con las inversiones. “Nadie quiere invertir -dice este experto- en un ambiente donde no se sabe lo que pasará el mes entrante”.

Incluso, entre economistas de corte conservador, como Stephen Moore del Heritage Foundation, las decisiones que viene tomando Trump no parecen tener lógica financiera o política.

“Realmente no sé qué pensar porque cambia con cada hora que pasa. Pero mi opinión es que este no parece ser un buen momento para blandir la espada arancelaria, dado el inestable mercado de valores y el hecho de que vamos a tener un informe primer informe sobre generación de empleos que probablemente no será demasiado bueno”, opina Moore.

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Collage Donald Trump. Foto:Archivo El Tiempo/ Agencias

Más aún cuando la inflación ha comenzado a subir nuevamente tras meses en declive: de un altísimo 9 por ciento que se registró en 2022 al 2,5 por ciento que había en diciembre y ahora al 3 por ciento en febrero.

¿Por qué los aranceles también pueden afectar a los propios estadounidenses?

La mayoría de los economistas creen que la amenaza de los aranceles y su entrada en vigor disparará aún más los precios, precisamente lo contrario a lo que prometió Trump durante una campaña electoral que ganó, en buena parte, por el malestar frente a la economía.

De acuerdo con proyecciones del Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale, solo la imposición de aranceles podría costarle a cada familia estadounidense unos 1.245 dólares en promedio.

Y, si a eso se suman represalias simétricas de México, Canadá y China, las pérdidas se duplicarían.

Solo la imposición de aranceles podría costarle a cada familia estadounidense unos 1.245 dólares en promedio

aboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale

Los economistas, además, vienen detectando otras grietas que preocupan y que asocian a la situación actual.

De acuerdo con una métrica ampliamente utilizada por el sector y que proviene de la Universidad de Míchigan, el índice sobre la confianza del consumidor ha venido cayendo y se ubica en su cifra más baja en siete meses.

Según este índice, los temores frente a un crecimiento de la inflación y la imposición de aranceles estarían provocando el sentimiento, que se podría traducir en menos gasto y, como consecuencia, un desaceleramiento de la economía.

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Operadores trabajan en el piso de la Bolsa de Valores de Nueva York. Foto:AFP

Por otra parte, el modelo de crecimiento del PIB real de la Reserva Federal de Atlanta, que hace un mes estimaba un crecimiento del 2,3 por ciento en el primer trimestre, ahora prevé una contracción del 2,8 por ciento.

"Por ahora, la inflación inducida por los aranceles en medio de un crecimiento más lento podría llevar a la economía peligrosamente cerca de la estanflación", sostiene el economista jefe de LPL Financial, Jeffrey Roach, refiriéndose a una combinación temida desde hace tiempo de inflación y crecimiento económico tibio.

Lo más irónico, al menos para Trump, es que sus propias medidas borraron con el codo -al menos de momento- el gran impulso que registró la bolsa de valores tras su triunfo en noviembre y que alcanzó a superar el 10 por ciento.

Actualmente, seis semanas después de llegar al poder, el balance en el S&P 500 es cero cuando se supone que debería estar en expansión, pues los inversionistas suelen recompensar a los nuevos presidentes con su confianza durante los primeros meses de administración.

A este preocupante cuadro económico, cuyo impacto, por supuesto, no se limita a Estados Unidos -si cae la economía estadounidense se debilitan muchas otras en el mundo-, también habría que añadirle los daños colaterales.

Donald Trump también está reordenando el ‘tablero’ económico mundial

Para Douglas Irwin, economista de la Universidad de Dartmouth y miembro del Instituto Peterson para la Economía Internacional, quizá lo más grave de todo sea la destrucción del orden comercial que había reinado por casi 100 años.

“Al imponer aranceles del 25 por ciento a Canadá y México, Trump está violando el espíritu, si no la letra, del acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá que negoció durante su primer mandato. Entonces, de ahora en adelante, ¿qué país firmaría un acuerdo comercial con Estados Unidos sabiendo que podemos encontrar algún tipo de excusa fuera del acuerdo para aumentar los aranceles?”, pregunta Irwin.

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El 12 de marzo inician los aranceles al acero y aluminio.  Foto:AFP

En su lugar, dice este experto, probablemente retorne el proceso corrupto que imperaba en los años 30 del siglo pasado, en el que solo las empresas que rendían cortesía o se acomodaban a los designios de un mandatario obtenían exenciones.

A lo que habría que añadir algo más difícil de medir, pero igualmente importante. Al castigar a México y Canadá—sus dos vecinos y principales aliados comerciales—con la imposición de aranceles unilaterales, o a los europeos en otros frentes, se generan profundas antipatías. Especialmente si van acompañadas del trato despectivo que ha usado Trump en el caso de Canadá, llamando a Trudeau un gobernador y jugando con la idea de que se les quiere anexar para convertirlos en el estado número 51.

Por estos días, de hecho, abundan las historias sobre negocios en este país removiendo los productos estadounidenses de sus estanterías, rebautizando el café de un “americano” a un “canadiano” o el abucheo del himno nacional durante eventos deportivos.

En México, donde se ven casos similares, hay también un rebrote de nacionalismo y sentimiento antiyanqui”.

Y si bien suena trivial, su impacto es profundo. No solo porque afecta a las empresas de Estados Unidos -que venden en estos países- si no otras esferas. Esta semana, por ejemplo, Canadá anunció su voto a favor de un candidato distinto al que apoyaba Estados Unidos como nuevo secretario general de la OEA (el surinamés Alberto Ramdin).

Un gesto impensable hasta hace algunas semanas.

Los aranceles no detendrán el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos, ni detendrán la marcha de los migrantes hacia las fronteras estadounidenses. Ni siquiera harán mella en el déficit comercial. ¿Lo que quiere Trump es simplemente causar caos por causarlo?

De acuerdo con un editorial del Washington Post, lo más complejo de todo es que los bandazos de Trump no parecen ni siquiera ser estratégicos.

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El sector automovilístico será uno de los más afectados por los aranceles a países de Norteamérica. Foto:AFP

“Es particularmente desconcertante que en las políticas comerciales del presidente no se ven ventajas ni beneficios por el daño causado. Los aranceles no detendrán el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos, ni detendrán la marcha de los migrantes hacia las fronteras estadounidenses. Ni siquiera harán mella en el déficit comercial. ¿Lo que quiere Trump es simplemente causar caos por causarlo?”, opinaba este diario capitalino.

Según el Post, una “perspectiva triste” para los estadounidenses que votaron por él y veían con optimismo su segunda presidencia, pero terminarán pagando los platos rotos del empobrecimiento colectivo.

Hasta dónde piensa llevar esto Trump, nadie lo sabe.

Esta semana, al recular transitoriamente de las sanciones, demostró que, pese a todo el poder que tiene, tiene instinto de supervivencia y responde a la realidad económica cuando impacta en el electorado.

En un mes, cuando se venza este nuevo plazo, sabremos si aprendió la lección o, por el contrario, quiere redoblar su explosiva apuesta.

SERGIO GÓMEZ MASERI

Corresponsal de EL TIEMPO

Washington

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