Entre el 1.º de mayo y el 9 de junio del 2023 Colombia y el mundo estuvieron en vilo siguiendo la noticia del extravío, la búsqueda y rescate de cuatro niños indígenas y hermanos perdidos en la Amazonia. Fueron 40 días en los que el país se paralizó esperando alguna novedad sobre estos menores que lograron sobrevivir a la intemperie, los animales salvajes, el hambre y el miedo.
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Libros, crónicas, documentales y películas se han hecho sobre esta historia, aportando entendimiento sobre cómo unos niños de 14, 9, 4 y un año salieron con vida de la selva. Y uno de esos productos, Los niños perdidos, recién se estrenó en Netflix bajo la mirada del premiado cineasta Orlando von Einsiedel, ganador del Óscar por Virunga (2014).
A través de testimonios de primera mano y material de archivo, el documental rinde homenaje a quienes arriesgaron sus vidas para encontrar a los niños. Hablamos con Von Einsiedel sobre este nuevo documental, que está en la segunda posición del top 10 global de películas de no habla inglesa.
Cuéntenos sobre la primera vez que escuchó la historia de los hermanos Mucutuy.
A través de los medios de comunicación y las noticias y, de inmediato, me atrapó. A primera vista, es una historia con una tragedia en su núcleo, pero también es una narración poderosa sobre la fuerza del espíritu humano y la capacidad de resistencia ante las adversidades. Al adentrarme en los detalles de la operación de rescate se despertó en mí un profundo interés como cineasta. Lo de los niños y sus rescatistas era una historia sobre grupos de personas con un historial de desconfianza mutua que se unieron en pos de un objetivo compartido. Era una historia de unidad, de colaboración y de esperanza. Para mí, eso era poderoso, una narrativa que sentí el impulso profundo de compartir y de contar.
Usted conoció la historia, y luego dice: “Me encantaría contar esta historia”. ¿Cómo funciona? ¿A quién tuvo que contactar?
En situaciones como esta, el primer paso que doy como cineasta es construir asociaciones locales que me permitan comprender y representar fielmente el contexto, y, en este caso, obviamente, era esencial hacerlo en Colombia. Conocía a Larry Houghton, uno de mis codirectores, desde hacía más de 20 años. Habíamos trabajado juntos en una película. Así que juntos empezamos a colaborar y a establecer vínculos con los rescatistas voluntarios indígenas. Posteriormente, nos acercamos a Netflix para conversar. Para entonces, Netflix ya había iniciado una colaboración con Jorge Durán y Caracol (tercer codirector y productora). Me plantearon la posibilidad de trabajar todos juntos. Y para mí, esa idea era la realización de un sueño: colaborar con creativos talentosos y tener la oportunidad de trabajar con una organización como Caracol, que no solo posee un vasto conocimiento de Colombia y su contexto político, sino también contactos fundamentales en el país.
Es una historia sobre grupos de personas, en este caso, los voluntarios indígenas y las fuerzas especiales, que han vivido décadas de desconfianza y malentendidos entre ellos, y que se unieron, pese a las diferencias históricas, en torno a un objetivo común.
Una vez profundizó en el tema, ¿qué fue lo que más le sorprendió de la historia?
En un primer nivel, es una narrativa relativamente simple de búsqueda y rescate, de resistencia humana en medio de circunstancias extremadamente difíciles. Sin embargo, en un nivel más profundo, es una historia con múltiples capas. Es una historia sobre grupos de personas, en este caso, los voluntarios indígenas y las fuerzas especiales, que han vivido décadas de desconfianza y malentendidos entre ellos, y que se unieron, pese a las diferencias históricas, en torno a un objetivo común. Además, es una historia que rinde homenaje al conocimiento ancestral de los witotos. Al principio, cuando fui a la selva amazónica, la observé desde una perspectiva física, viendo árboles, plantas e insectos. Pero para los witotos, la selva es mucho más que eso; la perciben como un mundo espiritual, un bosque vivo y ‘respirante’. A través de esta experiencia, he llegado a entender lo especial y único que es ese lugar, con plantas que, en este caso, fueron clave para ayudar a encontrar a los niños.
¿Cuál diría que ha sido la mayor lección que le ha enseñado contar esta historia?
La lección más profunda que deja esta experiencia es que, sin importar cuán divididos estemos, todos tenemos la capacidad de unirnos para alcanzar cosas extraordinarias. En este caso, vimos cómo comunidades indígenas, que han enfrentado desafíos inimaginables durante décadas de conflicto civil, y las fuerzas especiales, con su propio bagaje de experiencias frente a grupos disidentes y situaciones de violencia, lograron superar sus diferencias y colaboraron con un solo propósito: salvar a esos niños. Es una enseñanza de enorme valor, un recordatorio de que la cooperación y el entendimiento mutuo son posibles incluso en los contextos más complejos. Este mensaje de unidad es algo que todos deberíamos aprender y atesorar.
¿Qué era eso que usted sabía que no podía quedar por fuera de la historia que estaba contando?
Uno de los aspectos más sorprendentes de esta historia es la de Meio Rubio, un chamán witoto. En el día 39 de la búsqueda, cuando la esperanza comenzaba a desvanecerse y ya muchos planeaban abandonar la misión, Rubio sugirió tomar yagé –una planta sagrada en la cultura witoto–. Al consumirlo, él tuvo una visión en la que aseguró haber visto a los niños, que seguían con vida y que los encontrarían al día siguiente. Y, sorprendentemente, eso fue exactamente lo que sucedió al día siguiente. Esta experiencia es una muestra fascinante de la conexión espiritual y la fuerza de las tradiciones ancestrales, y para quienes escuchan esta historia, deja abierta la puerta a cuestionarse los límites de lo que creemos posible.
¿Qué le gustaría que la gente pensara una vez que haya visto la película?
Me gustaría que la película dejara varias reflexiones, pero, en su nivel más simple, quiero que las personas recuerden que existen motivos para creer en lo mejor de nosotros como seres humanos. Esta es una película que explora nuestras mejores cualidades: la capacidad de comprendernos mutuamente, de sentir empatía y de sacrificarnos por los demás. Me gustaría que la gente terminara de ver el documental con la certeza de que, cuando trabajamos juntos y dejamos de lado nuestras diferencias, podemos lograr cosas realmente extraordinarias.
ÚRSULA LEVY
Para EL TIEMPO
X: @Uschilevy