La escena de los nuevos miembros del gabinete –entre ellos el cuestionado Armando Benedetti, nuevo mininterior– aplaudidos y coreados por la crema del petrismo en el teatro Delia Zapata Olivella, el jueves en Bogotá, retrata bien lo que espera el presidente Gustavo Petro de su nuevo gabinete –el tercero en sus dos años y siete meses de gobierno–: activismo político potenciado, de cara a las elecciones del 2026.
Hasta ahora, la anunciada recomposición del sanedrín presidencial ha estado marcada por los cambios de nombres (15 al cierre de esta edición), pero no de representación política. Lo cual no implica que la tarea que tiene Benedetti de asegurarse nuevos apoyos en el liberalismo, el conservatismo y ‘la U’ haya terminado. De hecho, el ministro tiene programadas nuevas reuniones con congresistas (ahora serán con las bancadas del Senado, después de sus encuentros con más de 100 representantes a la Cámara). La mermelada de un ministerios que a estas alturas siguen sin titular definitivo –Comercio– y otros posibles cambios serán una carta marcada para pescar nuevos adeptos en las siempre cambiantes aguas del ‘lentejismo’ político colombiano.
El presidente Gustavo Petro en la presentación de parte de su nuevo gabinete. Foto:Presidencia
La agitada semana política en el país se cierra con varias certezas. Por un lado, la ruptura aparentemente definitiva entre el presidente Petro y su vicepresidenta, Francia Márquez, quien renunció esta semana con un polémico mensaje en el que pidió a los colombianos no dejarse engañar sobre su gestión y habló hasta de supuestas amenazas de muerte por denunciar la corrupción oficial. Esas supuestas denuncias de la vicepresidenta no se conocen, pero es claro que fue ella la que abrió, en el accidentado consejo de ministros televisado de hace un mes, la puerta para la rebelión contra Benedetti que precipitó la fractura interna del Gobierno.
La segunda certeza es que, ya con el sol a las espaldas y con pocos resultados que mostrar, el presidente Petro está decidido a reencauchar su vieja estrategia de agitar ‘la calle’. El jueves insistió en esa orden a sus ministros: “La calle es, otra vez, el escenario. De la manera que sabemos hacerlo, pacífica, leve, pero contundente y multitudinariamente”, afirmó. Con tres movilizaciones planeadas de acá al 1.º de mayo, está por verse la efectividad de un llamado que le ha sido a Petro mucho menos efectivo en el gobierno que cuando estaba en la oposición y en campaña, en buena medida por los escándalos y el desgaste de la administración.
A corto plazo, el objetivo de esa estrategia parece ser el de hacerle presión a la Corte Constitucional, que está a semanas de resolver la exequibilidad de la reforma pensional, la única que hasta ahora ha logrado sacar adelante el Ejecutivo y que tiene líos por la manera como fue aprobada por la plenaria de Cámara. “El Presidente necesita un enemigo visible que le permita, como sucedió en la alcaldía, apelar a la indignación popular y movilizar, para así empoderar sus listas al Congreso y darle impulso al candidato que aspira a suceder a Petro”, le dijo a EL TIEMPO sobre el ‘llamado a la calle’ el analista político Gonzalo Araújo.
El presidente Gustavo Petro en la presentación de parte de su nuevo gabinete. Foto:Presidencia
Y una tercera realidad, cada vez más incontrovertible, es el afianzamiento de Benedetti, que en cuestión de semanas pasó de asesor grado 3 del Dapre a jefe de Gabinete y, finalmente, a salir del clóset político como ministro del Interior en propiedad. La salida de la vicepresidenta Márquez por la puerta de atrás deja solo a Augusto Rodríguez, el jefe de la UNP, como representante en el entorno presidencial de la oposición al exsenador y exembajador, que cerró esta semana tratado como estrella en el Congreso y con un nuevo proceso judicial en la Corte Suprema de Justicia, una esquirla judicial del escándalo del ‘zar del contrabando’, en el que la mención de su nombre ha sido frecuente.
Benedetti, ahora saludado calurosamente por el petrismo –esta semana les dijo, entre chiste y chanza, que dejaran de atacarlo para que pudiera hacer el trabajo que le encomendó Petro–, se sigue moviendo para ganar terreno político, sobre todo en los partidos tradicionales, que han visto confirmada su presencia en el Ejecutivo.
En el Ministerio de las TIC se anunció ayer a su nueva cabeza. El presidente Gustavo Petro confirmó que asumirá Julián Molina, que era uno de los tres perfiles que presentó el partido de ‘la U’ para reemplazar a Mauricio Lizcano. Fue más de un mes de espera e incluyó distintas movidas al interior del Ejecutivo. Por ejemplo, Benedetti estaba haciéndole fuerza a Saíd Naví Lamk, otro de los ternados y cercano al exsenador Bernardo ‘Noño’ Elías, amigo y antiguo socio del hoy ministro del Interior y quien fue condenado por el escándalo de Fonade, el mismo por el que Benedetti está llamado a juicio en la Corte Suprema.
No obstante, el mandatario se la jugó por Molina, que sería cuota de Lizcano, lo que marca una continuidad en esa cartera y una cercanía con otros perfiles del partido de ‘la U’, pues este también ha sido de la línea de Dilian Francisca Toro y de Ángel Custodio Cabrera.
Otra de las carteras que queda en manos del tradicionalismo fue el Ministerio del Deporte, con Patricia Duque. Esta fue nominada por uno de los sectores conservadores de Cámara.
De esta manera, el único ministerio que aún tiene un futuro incierto es Comercio Exterior, actualmente en manos de Luis Carlos Reyes. Se supone que iba a ser entregado al Partido Liberal, aunque desde los toldos del expresidente César Gaviria, director de la colectividad, lo niegan. Precisamente Reyes, uno de los del corazón del Presidente, fue quien denunció supuestos pedidos de congresistas para poner cargos en la Dian, incluido Benedetti. Por esto, casi se da por descontada su salida. Oficialmente, el tema no ha sido tocado en el liberalismo, pero es claro que el sector gobiernista rojo busca ampliar su acceso a la burocracia del Ejecutivo.
Gustavo Petro en la instalación de la Vitrina Turística de la Anato. Foto:Presidencia
“Aun si llegan dos cuotas de partidos, no podemos hablar de un gabinete plural. Petro, en este remezón, apostó a que todo cambie para que siga igual”, sintetiza el analista Jairo Libreros el panorama actual del gabinete.
Lo que es un hecho, también, es que hasta ahora las fuerzas políticas y el activismo del petrismo purasangre que tenían representación en el gabinete se mantienen más o menos estables. Lo contrario a lo que anticipaba el antecesor de Benedetti, Juan Fernando Cristo, cuando se le preguntó hacia dónde debía apuntar la reestructuración del equipo de Petro: “Yo no hablaría de ampliación del espectro en torno a personas. Yo hablaría de partidos y colectividades. Es así como funcionan los gobiernos”.
“No han llegado los sectores. Si uno hace un balance general, siguen los mismos”, dijo el profesor Libreros. Incluso, el primer mandatario dio a entender que su gabinete no sería propiamente partidista en su discurso del jueves, en la presentación de parte de su nuevo equipo de trabajo. “Aquí tienen una connotación específica que quiero resaltar. Ustedes reflejan, no todos ni todas, movimientos sociales, más que partidos políticos. Reflejan diversidades de la sociedad colombiana”, dijo Petro.
Por los lados de los ‘verdes’, que es el único partido que ha aumentado su participación real en el gabinete, parece claro que hay una intención del Presidente de fortalecer a los sectores contrarios a lo que representaba Claudia López, quien ya salió de la colectividad. En Palacio, incluso, no se descarta el nombre del gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, como una eventual ficha de coalición para el 2026.
El presidente Gustavo Petro en la presentación de parte de su nuevo gabinete. Foto:Presidencia
Así está el reparto de fuerzas
Primero llegó María Fernanda Rojas al Ministerio de Transporte, aunque el primer mandatario recalcó que, más allá de su origen partidista, ella fue directora del IDU durante su alcaldía y que estuvo en la fundación de Progresistas, que se unió con los verdes en 2013.
Antonio Sanguino reemplazó a Gloria Inés Ramírez en el Ministerio de Trabajo. Contrario a Rojas, desde el comienzo, cercanos al nuevo ministro hicieron saber que llegaba como cuota de los verdes, que en el Gobierno han tenido representación con Carlos Ramón González y Sandra Ortiz, ambos enredados con el escándalo de la UNGRD. También tuvieron el Icetex, con Mauricio Toro, y la dirección del Sena, con Jorge Londoño.
A Defensa llegó un general retirado y, por lo tanto, sin pasado partidista: Pedro Sánchez. Como Iván Velásquez, puede considerarse una ficha del Presidente. En el Ministerio de Ambiente también pasó algo similar: sale Susana Muhamad y asume Lena Yanina Estrada, quien ha tenido un trabajo ambiental importante y ha sido destacada por el mandatario por su origen indígena. Así, el activismo se mantiene como bandera en esa cartera. La historia se repite en el Ministerio de las Culturas. Ahí estaba Juan David Correa, sin representación partidista, y llega Yannai Kadamani, en igual condición.
Los sindicatos también mantuvieron su representación. Aunque Gloria Inés Ramírez salió del Ministerio de Trabajo, llegó Edwin Palma al Ministerio de Minas y Energía. Por último, en el Ministerio de la Igualdad se queda una aparente ficha de Francia Márquez, Carlos Rosero (ver página siguiente).
Gabriel Cifuentes, analista y columnista, anticipa que el nuevo gabinete llega con la doble misión de “salvar una agonizante agenda legislativa para tratar de salvar un proyecto y allanar el camino para una campaña presidencial”. En esa estrategia, figuras como Antonio Sanguino y Armando Benedetti jugarán un papel más preponderante en el Congreso, donde estuvieron por años. Para la estrategia de las calles parecen más perfilados ministros como el mismo Rosero y, sobre todo, Palma, curtido en marchas y protestas de la USO.
Presentación del nuevo gabinete de Petro. Foto:Captura de video
La reforma de la salud, que sigue estancada en Cámara y que esta semana le valió un duro regaño de Petro a sus fuerzas en Cámara, empezando por el presidente Jaime Raúl Salamanca, dará un indicador de qué tanto han funcionado las movidas de Benedetti. En este sentido, es significativo que la actual titular del famoso ‘computador de Palacio’, la jefe del Dapre, Angy Rodríguez, se ha convertido en la mano derecha del nuevo ministro del Interior y lo ha acompañado a sus reuniones con las fuerzas políticas.
Más allá de la puja por los ministerios, miles de cargos en el Ejecutivo y en entidades que están en manos de sus cercanos políticos representan un jugoso capital de negociación frente a congresistas que ya están pensando en costos y apoyos para las campañas del 2026.
La pregunta que todos se hacen es si el nuevo ministro de la Política será capaz de cambiar la suerte del Gobierno en el Senado, donde ya se hundió una vez la reforma a la salud.
En la agenda de Benedetti está, de hecho, otra tarea: moverse para tratar de impedir que la presidencia de la Cámara quede en manos de Cambio Radical (rompiendo así los acuerdos de hace tres años) y para que al Senado llegue un liberal que se aleje del camino marcado en 2023 y 2024 por Iván Name y Efraín Cepeda.
Presidente Gustavo Petro presenta a su nuevo gabinete Foto:
JUAN SEBASTIÁN LOMBO DELGADO
Redacción política