Los cinco hábitos que podrían evitarle un paro cardíaco súbito, según científicos: uno de ellos le sorprenderá

hace 12 horas 31

El paro cardíaco súbito continúa siendo una de las principales causas de mortalidad a nivel global, destacándose por su aparición repentina y su alta letalidad. 

A pesar de los avances médicos en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, esta condición representa un obstáculo significativo para los sistemas de salud debido a su imprevisibilidad.

Diversos estudios han identificado factores de riesgo como la hipertensión, afecciones cardíacas preexistentes y estilos de vida inadecuados. No obstante, aún se desconoce con claridad cómo ciertos factores menos evidentes podrían estar influyendo en su aparición. 

Entender estos elementos modificables es fundamental para generar nuevas estrategias que permitan reducir la carga de esta enfermedad.

Un estudio que arroja nuevas luces

Investigadores de la Universidad de Fudan, en Shanghái (China), llevaron a cabo un análisis que identificó 56 factores de riesgo no clínicos asociados al paro cardíaco súbito. 

Estas variables abarcan aspectos como el estilo de vida, indicadores físicos, elementos psicosociales, nivel socioeconómico y condiciones del entorno. La investigación, publicada en el 'Canadian Journal of Cardiology' por Elsevier, resalta que hasta un 63 % de los casos podrían prevenirse si se intervinieran estos factores desfavorables.

El artículo propone un enfoque más integral en la prevención de esta afección. Según los autores, la atención a variables ambientales y conductuales podría resultar clave para reducir la incidencia. 

“Realizamos un estudio de asociación de todo el exposoma, que examina la relación entre una amplia gama de exposiciones ambientales y los resultados de salud utilizando datos del Biobanco del Reino Unido, seguido de una aleatorización mendeliana para evaluar las relaciones causales. 

El estudio encontró asociaciones significativas entre varios factores modificables y el paro cardíaco súbito, siendo los cambios en el estilo de vida los más impactantes en la prevención de casos”, señala Huihuan Luo, investigador principal y primer autor del estudio.

Salud cardiaca.

Salud cardiaca. Foto:iStock

Modificaciones que marcan la diferencia

Los resultados revelan que eliminar un tercio de los factores de riesgo más relevantes podría evitar el 40 % de los casos. Si se abordaran los dos tercios más determinantes, ese porcentaje aumentaría hasta el 63 %. 

De manera específica, los hábitos relacionados con el estilo de vida influyen significativamente, contribuyendo entre el 13 % y el 18 % a la prevención, dependiendo del nivel de intervención.

Una de las revelaciones más inesperadas del estudio es que el consumo moderado de champán o vino blanco figura entre los elementos protectores, equiparándose con una mayor ingesta de frutas, mantener un buen estado de ánimo, controlar el peso y mejorar el nivel educativo. 

Estas conclusiones, sin embargo, deben interpretarse con precaución, dado que los datos provienen de un análisis observacional.

Cinco hábitos clave para reducir el riesgo

  • Consumo moderado de alcohol: se detectó que el vino tinto y blanco podrían tener un efecto protector contra el paro cardíaco súbito.
  • Actividad física regular: realizar ejercicios moderados o vigorosos de forma constante se asocia con una disminución en el riesgo, aunque se aclara que “el ejercicio vigoroso puede desencadenar un evento cardíaco agudo”.

ejercicio

Haga ejercicio.  Foto:iStock

  • Patrones de sueño saludables: dormir demasiado o muy poco incrementa el riesgo, lo que sugiere que tanto la calidad como la cantidad de sueño desempeñan un rol importante en la prevención.
  • Nivel educativo y situación económica: un mayor nivel de instrucción y una mejor posición socioeconómica se vinculan con una menor probabilidad de experimentar un paro cardíaco súbito.
  • Uso del ordenador y gestión del estrés: factores como el tiempo frente al computador y el manejo del estrés psicosocial también fueron señalados como elementos a considerar dentro de una estrategia preventiva.

Recomendaciones para actuar desde distintos frentes

El estudio sugiere que, más allá de los cambios individuales, existen acciones a nivel comunitario que podrían ser eficaces. Mejorar el entorno urbano y reducir la contaminación atmosférica son medidas que pueden contribuir a disminuir los riesgos.

Además, se subraya la necesidad de campañas de concienciación para promover cambios en los hábitos cotidianos. “Se recomienda que los gobiernos y autoridades de salud pública impulsen campañas para promover la modificación de los estilos de vida y la reducción del estrés psicosocial”, concluye el estudio.

Europa Press. 

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Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de Europa Press, y contó con la revisión de la periodista y un editor. 

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