Muchos buscan mejorar su desempeño diario con alimentos o suplementos específicos, pero la investigación ha demostrado que otras estrategias pueden ser igual de efectivas.
La manera en que se estructuran las primeras horas del día influye en el resto de la jornada, lo que resalta la importancia de desarrollar hábitos que optimicen la energía y la concentración desde el inicio.
El organismo sigue un ritmo natural que favorece un mayor rendimiento en la mañana, lo que facilita la ejecución de actividades que requieren atención y claridad mental. Para aprovechar este momento, es recomendable adoptar ciertas prácticas de manera progresiva, permitiendo una mejor adaptación sin generar una sobrecarga.
A continuación presentamos cinco estrategias respaldadas por la ciencia para un mejor inicio del día.
1. Despertar temprano
Levantarse a una hora temprana permite disponer de más tiempo para organizar el día y, además, está relacionado con una mejor calidad del sueño y un mayor estado de alerta. La exposición a la luz del sol en la mañana contribuye a regular el ciclo sueño-vigilia y favorece un descanso más reparador.
Según el portal Better Up, “la luz del sol reduce la producción de melatonina y promueve un estado de mayor energía y concentración”. También impulsa la producción de serotonina, un neurotransmisor que influye en el estado de ánimo y el bienestar.
Para alcanzar estos beneficios, la Academia Americana de Medicina del Sueño recomienda que los adultos duerman al menos siete horas por noche. Esto permite despertar con más vitalidad y aprovechar las primeras horas del día de manera eficiente.
Despertar temprano favorece el rendimiento y regula el ciclo sueño-vigilia con la luz del sol.
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2. Hidratarse al iniciar la jornada
Durante la noche, el cuerpo pasa varias horas sin recibir líquidos, lo que puede afectar el nivel de alerta y la capacidad de concentración. La hidratación al despertar contribuye a reactivar las funciones cerebrales y mejorar la memoria a corto plazo.
De acuerdo con Healthline, beber agua en la mañana no solo favorece la digestión, sino que también impulsa el metabolismo y la función cognitiva.
Incluso una reducción del 1-2 % del peso corporal en líquidos puede impactar negativamente la concentración y la memoria. Sin embargo, estos efectos pueden revertirse al mantener una hidratación adecuada desde el inicio del día, lo que permite un mejor desempeño en actividades diarias.
La hidratación al despertar mejora la concentración, la memoria y el metabolismo.
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3. Realizar actividad física en la mañana
El ejercicio es una herramienta clave para mejorar la atención y la toma de decisiones. Aumentar el flujo sanguíneo en el cerebro permite suministrar más oxígeno y nutrientes a las neuronas, optimizando la capacidad de enfoque.
Una investigación del British Journal of Sports Medicine señala que la actividad física realizada en la mañana favorece la atención y el aprendizaje visual, facilitando el procesamiento de información.
Además, incorporar movimiento en las primeras horas ayuda a reducir los efectos del sedentarismo. Una caminata de 30 minutos es suficiente para mejorar la función cognitiva a lo largo del día. Complementar este hábito con pausas activas de tres minutos cada media hora también refuerza la concentración y el rendimiento mental.
El ejercicio matutino potencia la atención, la toma de decisiones y la función cognitiva.
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4. Organizar el día con anticipación
Planificar las actividades desde la mañana ayuda a distribuir mejor el tiempo y evita la sensación de desorden. Según Very Well Mind, “establecer una rutina matutina permite priorizar tareas de manera efectiva, disminuir el estrés y aumentar la sensación de control”.
Definir objetivos al inicio del día no solo ayuda a cumplir con las responsabilidades de manera organizada, sino que también refuerza la motivación. Cuando las tareas tienen un propósito claro, la productividad se mide no solo por la cantidad de actividades realizadas, sino también por el impacto que generan.
Planificar el día reduce el estrés y ayuda a organizar el tiempo de manera efectiva.
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5. Desayunar con opciones equilibradas
El desayuno aporta la energía necesaria para el funcionamiento físico y mental a lo largo del día. De acuerdo con Better Health, el cerebro necesita glucosa para desempeñar sus funciones de manera óptima, y omitir esta comida puede afectar la concentración, la memoria y la capacidad de atención.
Para un desayuno balanceado, se recomienda incluir proteínas (como huevos o yogur), carbohidratos complejos (como pan integral o avena), grasas saludables (como frutos secos o aguacate) y frutas frescas que proporcionen fibra y vitaminas. Una alimentación adecuada en la mañana favorece la claridad mental y el enfoque en las actividades diarias.
Un desayuno equilibrado impulsa la concentración, la memoria y el rendimiento físico.
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6. Reducir el uso de dispositivos electrónicos en la mañana
El acceso constante a notificaciones y redes sociales puede impactar la concentración y la productividad. La exposición prolongada a las pantallas durante las primeras horas del día fragmenta la atención y dificulta el enfoque en tareas prioritarias.
En este contexto, un estudio de CloudCoverMusic en EE.UU. encontró que “el 56 % de los encuestados usa auriculares regularmente en el trabajo para alejarse de la pantalla y, así, mejorar su productividad”. Limitar la interacción con dispositivos electrónicos en la mañana permite iniciar la jornada con mayor control y concentración.
Evitar distracciones digitales mejora la productividad y la capacidad de enfoque.
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La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.