La comunidad migrante en Estados Unidos se mantiene en vilo frente al caso de Ricardo Prada Vásquez, un hombre venezolano que trabajaba como repartidor en Detroit y, mientras cumplía su labor, fue detenido por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Meses después, su nombre no figura en la lista de deportados y las agencias evitaron dar más información al respecto.
A finales de enero, Prada se dirigía a repartir un pedido que había recogido en McDonald's cuando por error dobló en una calle hacia el puente Ambassador, que lleva a Canadá. La equivocación le costó caro al migrante, que fue detenido y puesto bajo custodia por los funcionarios de migración.
El 15 de marzo, Prada le comunicó a un amigo en Chicago que era parte del grupo de detenidos que sería repatriado a Venezuela, informó el medio The New York Times. Esa misma noche partieron tres aviones con detenidos venezolanos que tenían destino a El Salvador, en donde permanecen desde entonces sin contacto con el mundo exterior.
El migrante detenido en el puente Ambassador nunca fue repatriado a Venezuela tras los problemas diplomáticos entre ambos países, pero tampoco figura en la lista de deportados a El Salvador. Desde su detención, nadie lo ha visto ni escuchado, no figura en ninguna imagen difundida por las autoridades y su presencia parece haberse esfumado, dejando una estela de dudas e incertidumbre a su paso.
El migrante fue detenido cuando cumplía su trabajo en Michigan. Foto:ICE
Las dudas sobre el migrante detenido por ICE mientras trabajaba
Las autoridades estadounidenses confirmaron que el hombre fue deportado del país norteamericano, sin embargo, no compartieron más registros de su destino. La desaparición de Prada provoca una angustiante incertidumbre en su familia y en el resto de la comunidad migrante, considerando la posibilidad de que hayan más personas deportadas a El Salvador que las que se informaron.
Luego de meses de dudas y preocupaciones, Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), declaró el martes pasado, tras la publicación del artículo en el medio anteriormente mencionado, que Prada había sido enviado a El Salvador el 15 de marzo.
Quizá la falta de información se debió a un simple descuido, o puede ser parte de un error perpetrado por funcionarios de migración. Sin explicaciones al respecto, el caso de Prada solo plantea más dudas en el modo de proceder de las agencias estadounidenses, que en reiteradas ocasiones omiten que la situación irregular de los migrantes en el país no les quita su humanidad.